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La sala de espera está llena, al parecer su hijo no era el único en llegar hoy

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La sala de espera está llena, al parecer su hijo no era el único en llegar hoy. Tiene la mochila del bebé, aplastada contra su pecho, sus padres y los de Wonbin estaban en camino. Antes de que metieran al azabache para la operación, el doctor prometió hacer todo lo posible para no complicar las cosas en cuestión con la marca que Wonbin no tenía.

—Anton, ¿está todo bien? —su madre entra, tomada de la mano de Jong-suk. Ella se acerca y acaricia su cabello.

—Anton, mira como traes tus brazos —su padre los acaricia—. Están rojos y llenos de marcas.

—Perdón.

—Está bien —besa su cabeza y se sienta a su lado—. ¿Cómo está?

—No me han dicho nada.

—¿Lleva mucho ahí?

—Como una hora.

—No te preocupes, Anton —el omega le acaricia la espalda con cariño—. Yo tampoco estaba marcado cuando te tuve y aquí estamos.

Si eso debería tranquilizar al alfa, entonces no lo hace. Los papás de Wonbin llegan unos pocos minutos después, luciendo felices y preocupados a la vez.

—Buenas tardes —dicen, sentándose en las bancas de enfrente.

—Buenas tardes —dicen, sentándose en las bancas de enfrente

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—Está bien y tranquilo. Al principio su ritmo cardíaco se aceleró pero logramos mantenerlo. El bebé está en revisión, en poco lo llevarán a la habitación —el doctor beta le informa—. El omega está descansando, espere un rato el horario de visitas para poder pasar.

—Okay, muchas gracias. ¿A qué era es?

El doctor revisa su reloj.

—Oh, ahora. El tiempo se me pasó volando, sólo llene unas cosas con la enfermera de ahí —apunta —y podrá pasar.

Anton va hasta ahí y le preguntan cosas sencillas como su nombre y que relación tenía con el paciente. Poco tiempo después ya lo están llevando con su omega.

—¿Binnie? —entra, con cuidado.

Las luces están apagadas, sólo la lámpara a un lado de la camilla está prendida.

—Está dormido aún —la enfermera habla susurrando—. No debe tardar en despertar.

Anton asiente y ella se va, cerrando la puerta con cuidado. Acerca sus pasos hasta llegar a Wonbin, acaricia su cabello suavemente, sonriendo. A pesar de estar dormido, luce cansado. El azabache comienza a reaccionar a las caricias del alfa, ronroneando y buscando más contacto.

—¿Tonnie? —su voz parece ronca y gastada.

—Hola, amor.

—¿Y nuestro bebé?

—Están revisándolo, pronto vendrá.

—¿Está mal? —se ve preocupado.

—No, está bien. No te preocupes.

—Quiero verlo.

—Yo también, Binnie. Pero, ¿cómo te sientes?

—Cansado, adolorido y con ganas de ver a mi bebé.

—¿Se puede? —la puerta se abre y la misma enfermera aparece, con un bulto amarillo entre sus brazos.

Ambos asienten. Anton ayuda a Wonbin a sentarse, con mucho cuidado. La mujer prende la luz, haciendo que todos cierren sus ojos por la claridad.

—También odio esos focos.

—Es muy chiquito —Wonbin recibe a su hijo, siendo acomodado entre sus brazos.

—Está totalmente saludable. 57 centímetros, 7 libras. Su ritmo cardíaco está bien y... No parece tener problemas respiratorios. Como dije, saludable.

El alfa de Anton se hincha en su pecho, orgulloso de su cachorrito recién nacido.

—Esperen un momento, iré a ver unas cosas y volveré con ustedes para que el bebé coma.

Ella sale algo apurada, pero siempre sonriente.

—No quiero que me veas hacerlo —Wonbin acaricia la piel de su hijo, mientras se sonroja y baja la cabeza.

—Pero yo quiero estar.

—No, Anton. Es vergonzoso.

—Para ti todo es vergonzoso —gruñe—. Estarás alimentando a nuestro hijo, no le veo nada de vergüenza.

—Pero-

—No saldré, Wonbin.

—No te vayas a burlar.

—¿Por qué lo haría? —se acerca a ellos, abrazándolos juntos—. ¿Estás feliz?

—Si, mucho —recarga su cabeza sobre el pecho de su alfa—. ¿Y tú?

—Más que nunca.

La mujer, al parecer beta también, vuelve, lista para instruir a Wonbin sobre cómo alimentar a su hijo.

En todo momento, Wonbin estuvo sonrojado, viendo de reojo que el alfa nunca le quito la mirada de encima y también estuvo sonriendo. La beta le dijo al omega como debía acomodar al bebé para que los dos estuviesen cómodos, él estuvo muy agradecido con eso, porque sólo no hubiese podido. Cuando está listo, el mismo bebé comienza a olfatear y lloriquear, buscando algo para succionar.

—Ay —Wonbin se queja, cuando el recién nacido comienza a comer.

—¿Cómo le vamos a poner? —Anton pregunta horas después, cuando su hijo se encuentra durmiendo en una cuna del hospital, a un lado de la cama de Wonbin.

—Ugh. Es la parte difícil.

—Veamos... papá me dijo algunos.

—A ver...

—Dijo que a mí me iban a poner Jay.

—No tienes cara de Jay.

—Lo sé.

—Tristán. ¿Es un ángel?

—Mamá dijo Yujin

—Es lindo, me gusta.

—Okay, queda bien.

Wonbin sonríe, complacido con el bonito nombre de su bebé. Su sonrisa se ve arruinada cuando los labios de su alfa se unen a los suyos.

—Cuando salgamos de aquí y estés recuperado —el ojinegro habla cerca de su oído—. Te haré la marca más bonita.

 Te haré la marca más bonita

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❛❛Ven aquí, y Ámame❞ WONTON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora