❛❛A sus 19 años, Wonbin debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos -o largos- 19 inviernos, P...
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Han pasado toda la mañana en casa, viendo películas. Todas han sido elección del omega, y para el alfa son aburridas. Tratan sobre amor y esas cosas. Anton sólo las aguanta porque a Wonbin le gustan y cuando las ve, no se está quejando de los dolores que el embarazado le ha dejado. Hoy cumplía los 8 meses y su estómago parecía querer reventar. Por la noche irían a casa de sus padres al Baby shower, gracias al cielo Wonbin era buen actor e hizo como que no sabía nada. Incluso lloró un poco para hacerlo más real.
Anton mete una mano dentro de la camisa de Wonbin, él está sobre su pecho, disfrutando el calor y la película. Acaricia su panza, sintiendo los movimientos que el bebé da. Bajo su mano, siente a Wonbin removerse incómodo. Va subiendo, con tal de sentir más a su bebé, pero el azabache le para.
—No lo hagas.
—¿Tocarte?
—Muy arriba.
—¿Por qué? —frunce su ceño—. Siempre lo hago.
—Si pero, ya no quiero.
—Tú tienes algo, dime.
Wonbin niega, pegándose más a Anton y cruzando sus brazos sobre el pecho.
—Vamos, Binnie. Puedes decirme.
—Es vergonzoso, déjame.
—¿Es por el embarazo? —Wonbin asiente—. Entonces no lo es.
—Anton... me dá pena.
—Amor, está bien. Dime —acaricia su cabello, suave para darle confianza.
—Yo... yo tengo de esos protectores para el pecho por.... tú sabes.
—No sé.
—¡Anton! —chilla y le pega.
—Okay, okay —se ríe—. ¿Era eso?
—Si, es horrible.
—Es tierno. Y hasta sexy.
—No lo es y estoy harto. Tengo 8 meses y casi no puedo ni respirar.
—Tenemos la cesárea programada en dos semanas, Binnie.
—Estoy nervioso, no quiero que nada salga mal.
—No estás marcado.
Anton lo suelta, tomando asiento en la cama y tirando de sus cabellos.
—Tranquilo, Tonnie.
—Si no estás marcado puedes hasta morir, Wonbin. ¿Cómo voy a estar tranquilo?
—No va a pasar nada, ¿okay?, perdón por decir eso.
Sin contestar, Anton vuelve a recostarse, abrazando y besando la cabeza del omega.
