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Después de una noche llena de emociones y confesiones, Boss y Noeul se encontraron en la cama, cubiertos con la colcha que una vez había sido testigo de sus momentos más íntimos. El cuarto estaba a oscuras, salvo por la tenue luz que se filtraba a través de las cortinas, proyectando sombras suaves en las paredes.

Boss y Noeul yacían abrazados, el cuerpo de Boss rodeando a Noeul con una ternura que había estado ausente durante años. La tranquilidad que ahora envolvía la habitación contrastaba con la tensión de las horas previas. Noeul descansaba su cabeza en el pecho de Boss, escuchando el latido tranquilo de su corazón, un sonido que de alguna manera lo reconfortaba.

—Nunca pensé que volvería a sentir esto.

acariciando suavemente el cabello de Noeul — Yo tampoco. Pero ahora que estamos aquí, no quiero dejarlo ir.

Noeul se movió un poco, buscando una mayor cercanía. La calidez del cuerpo de Boss y el ritmo regular de su respiración creaban una sensación de seguridad que había anhelado durante mucho tiempo. A pesar del dolor del pasado, en ese momento, todo parecía más llevadero.

Con un suspiro —Siento que, aunque todo ha sido difícil, quizás hay una oportunidad para nosotros… si estamos dispuestos a trabajar por ello.

besando la frente de Noeul — Lo estoy, Noeul. Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que esto funcione. No quiero perderte otra vez.

Una silenciosa promesa quedó en el aire. Aunque sabían que el camino no sería fácil y que aún había heridas por sanar, la noche había marcado un nuevo comienzo. Boss y Noeul se dejaron envolver por la calma, aferrándose al consuelo que habían encontrado el uno en el otro.

La conversación se fue desvaneciendo en susurros y caricias, mientras ambos se sumían en un sueño tranquilo. El pasado estaba aún presente, pero por primera vez en mucho tiempo, el futuro parecía lleno de posibilidades. Noeul y Boss se aferraban a la esperanza de que, juntos, podrían enfrentar lo que viniera.

A medida que la madrugada avanzaba, la habitación se llenó de un silencio profundo y pacífico. Boss y Noeul, abrazados y en paz, dormían profundamente, soñando con un futuro que, aunque incierto, ahora estaba lleno de nuevas promesas.

...

La luz del amanecer comenzó a filtrarse a través de las cortinas, llenando la habitación con un suave resplandor dorado. Boss y Noeul seguían abrazados en la cama, ajenos a las primeras horas del día. La tranquilidad de la noche anterior había creado un entorno de paz que ambos estaban disfrutando después de tanto tiempo de tensión.

Boss despertó primero, sintiendo el calor del cuerpo de Noeul junto al suyo. Se incorporó lentamente, no queriendo interrumpir el sueño de Noeul, y se quedó observando cómo la luz comenzaba a bañar el cuarto. La expresión serena en el rostro de Noeul le recordó por qué había decidido luchar por esta oportunidad. A pesar de las dificultades y el dolor del pasado, ver a Noeul tan vulnerable y confiado en sus brazos llenaba a Boss de una determinación renovada.

en un susurro —Buenos días…

Noeul se despertó lentamente, estirando sus brazos antes de abrir los ojos. Cuando vio a Boss mirándolo, una sonrisa natural se dibujó en su rostro.

sonriendo suavemente —Buenos días… ¿Dormiste bien?

asintiendo — Sí, mucho mejor ahora que estamos juntos.

Noeul se incorporó, sentándose en la cama y estirándose. Miró alrededor, sintiendo una mezcla de nostalgia y esperanza en el ambiente familiar del departamento. Aunque el lugar no había cambiado mucho, ahora parecía diferente, más acogedor y lleno de posibilidades.

— Creo que es hora de empezar a hacer algunos cambios. No podemos seguir viviendo en el pasado.

Boss se levantó también, acercándose a Noeul y abrazándolo nuevamente desde atrás, apoyando su mentón en el hombro de Noeul.

—Estoy dispuesto a hacerlo. Quiero construir algo nuevo contigo. Podemos empezar desde cero, juntos.

Noeul se volvió hacia Boss, tomando sus manos entre las suyas. Aunque había dudas y temores, sentía que, con Boss a su lado, podrían enfrentar cualquier desafío.

— ¿Sabes? A veces me pregunto si realmente podemos hacerlo. Si hay una manera de superar todo lo que ha pasado.

mirándolo con sinceridad —Lo sé, Noeul. No será fácil, pero estoy dispuesto a luchar por nosotros. Lo que más deseo es que podamos encontrar una manera de sanar y seguir adelante. Quiero que nuestra historia tenga un final feliz, no como la última vez.

La conversación quedó en pausa cuando Boss preparó el desayuno. La cocina, aunque pequeña, estaba llena de actividad mientras Boss intentaba hacer algo simple pero reconfortante. Noeul observaba desde la mesa, sintiendo una mezcla de agradecimiento y alivio. La vida cotidiana parecía haber recuperado una sensación de normalidad y esperanza.

De repente, la puerta de la habitación se abrió y Seojun entró corriendo, con una sonrisa radiante en el rostro.

— ¡Papá! ¡Mamá!

El pequeño, ahora con 9 años, se lanzó a los brazos de Noeul, quien lo abrazó con ternura. Boss se volvió para ver a su hijo, y la escena ante él era un recordatorio conmovedor de lo que estaba en juego.

—Buenos días, Seojun. ¿Dormiste bien?

Entusiasmado — ¡Sí! ¡Quería despertar temprano para ayudarles!

Boss, con una sonrisa al ver la alegría de su hijo, se acercó y se agachó a su altura.

—Buenos días, campeón. ¿Listo para un día nuevo?

Seojun asintió con entusiasmo y luego miró a Boss, con un brillo en los ojos.

—¿Podemos jugar después de desayunar?

Boss y Noeul intercambiaron miradas llenas de complicidad y esperanza. Aunque sabían que había mucho por resolver, ver a su hijo feliz y saludable les daba fuerzas para seguir adelante.

—Claro, Seojun. Primero vamos a comer algo y después podemos hacer lo que más te guste.

Boss preparó el desayuno, mientras Seojun se sentaba en la mesa, hablando animadamente sobre sus planes para el día. La atmósfera en la cocina estaba llena de calidez y una sensación renovada de familia.

Mientras compartían una comida simple pero significativa, Boss y Noeul se sintieron un paso más cerca de recuperar lo que habían perdido. La presencia de Seojun era un recordatorio constante de lo que estaban construyendo y del futuro que querían crear juntos.

A medida que el sol se alzaba en el cielo, la familia estaba lista para enfrentar el día con un nuevo sentido de unidad y esperanza. Aunque el camino por delante no estaba exento de desafíos, la determinación de Boss y Noeul de hacer que funcionara y la alegría de Seojun ofrecían una nueva perspectiva.

Emergencia Emocional 2: Cicatrices Del Pasado y ¿Perdón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora