Era de noche y el cielo estaba iluminado por múltiples estrellas acompañadas de la Luna. El pueblo estaba lleno de gente, andando de aquí para allá haciendo bulla. Lana estaba en una tienda de convivencia cmprando productos comestibles que su novio Abbie le había pedido, ya que había invitado a Edward para cenar juntos.
Cuando Lana ya pagó las cosas, salió de la tienda y se encaminó a casa mientras pensaba en como podría hacer la cena. Imaginaba hacer unos deliciosos fideos con cortes de carne, acompañados de salsa blanca y condimento, o también cocinar un sabroso filete con puré de papa y salsa. Las ideas que pensaba sonaban apetitosas, pero algo iba a hacer.
Llegó a casa y la misma estaba silenciosa, y eso ue cuando llegó Edward estaba llena de risas y charla.
-Que silencio que hay aquí- dijo Lana con una ceja levantada- no escucho a Abbie ni a Edward, ¿dónde estarán? Hmm... los voy a buscar, han de estar aquí- añadió y comenzó a buscarlos.
Ls buscó por todas partes de la casa: en el baño, la sala de estar, la cocina, el patio trasero, el sótano, incluso los llamaba por sus nombres, pero nada. Se quedó pensativa un momento, pensando en qué otro lugar podrían estar ellos, hasta que decidió buscarlos si estaban en el cuarto de la pareja, o sea de Lana y Abbie, aunque ella no creía que ellos dos estuvieran ahí.
Ya parada frente la puerta, por alguna razón la abrió con cuidado y... mal la suya, vió a Abbie y Edward acostados en la cama y besándose. Por suerte no estaban desnudos, pero el verlos cómo sus bocas se unían en un beso apasionado le partió el corazón en un millón de pedazos.
Lana se quedó un rato viendo aquella escena, observando cómo Abbie comía la boca de Edward de manera apasionada y lujuriosa, las lenguas de ambos entrelazándose y compartiendo la saliva de uno con el otro y cómo sus manos acariciaban todo su cuerpo. Su expresión era de tristeza, no imaginaba que Abbie le llegaría a hacer eso.
Sin embargo Lana sacudió la cabeza y se acordó que tenía que hacer la cena, así que cerró la puerta de la habitación con cuidado y se diriguió a la cocina. Una vez ya lista la comida llamó a Abbie y Edward, y los mismos bajaron de la habitación actuando como si "nada" hubiese pasado.
-Dónde estaban? Por un momento pense que habían salido o algo así- dijo Lana con una sonrisa, haciendose la tonta sabiendo lo vió todo.
-Estabamos en el cuarto buscando el control de la televisión- explicó Abbie, aunque Lana sabía que era mentira.
-Bueno... pues sientense que la comida se enfría- pidió la contraria.
Los tres se sientan en la mesa: Abbie a lado de Edward y Lana en frente de ellos, y comenzaron a comer. El ambiente estaba lleno de charlas y risas, con algunas anécdotas divertidas o tal vez algún chisme. Abbie y Edward estaban todo normal, mientras que Lana mantenía su sonrisa a pesar de su dolor.
~•Después de la cena, en la hora de dormir•~
La pareja estaba dormida en su habitación y el invitado estaba en el cuarto de invitados. Podemos decir que Lana aún no estaba dormida, esa escena del beso de Abbie y Edward la abrumaba y no la dejaba dormir. Sin embargo Lana oyó como Abbie se levantaba de la cama y salía del cuarto, pensó que él se iría al baño y que luego volvería pero más tarde se dió cuenta que Abbie ya se estaba tardando y nunca volvía, así que decidió salir del cuarto con cuidado y fue a buscarlo. Luego escuchó unos sonidos extraños en el cuarto de invitados, se acercó y escuchó por la puerta... eran gemidos y jadeos.
Edward: A-ah Abbie~ Abbie: T-te amo Edward... t-te amo más de lo que nunca amaría a Lana...
Esas eran las palabras que la pobre chica de los títeres escuchaba a traves de la puerta. Ella sintió su corazón ya partido en pedazos, romperse aún más en pedazos, pues Lana es de corazón de pollito y es muy fácil dañarlo. Lo malo es que Lana no puede dejar a Abbie, ella lo ama tanto que le hes imposible dejarlo ya que el cariño de Abbie suena tan sincero que es doloroso si lo comparte con otra persona.
"¿Por qué no yo? ¿Por qué no yo? ¿Por qué no yo...?" Se repetía Lana en su mente una y otra vez mientras todavía escuchaba los gemidos de los otros. Una lágrima comenzó a salir de su ojo y a brotar de su mejilla. Ella respiró hondo y regresó al cuarto, se acostó en la cama y abrazó una almohada mientras comenzaba a llorar en silencio. Después de todo, como habíamos dicho antes Lana no puede dejar a Abbie porque lo ama demasiado como para dejarlo, por lo tanto ella tendrá que soportar la infidelidad de Abbie por el resto de su vida y también saber que besó aquellos labios compartidos con otra persona...
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Que triste *llora* No vayan a hechar la culpa si los hice llorar, en mi defensa ya les dije antes que me está empezando a gustar las historias de infidelidades xD Igualmente espero que les haya gustado nwn
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Para que vean que si anoto sus pedidos owo (si lo sé esta inentendible mi letra)
