Otro día común en la Escuela de Papel donde todos los estudiantes se encontraban jugando en el patio, era la hora de receso.
También en los baños de hombres... habían solo dos chicos, Abbie y Edward, teniendo sexo.
Abbie sujetaba a Edward, sus brazos lo rodeaban y sus manos apretaban con fuerza su vientre, haciendo presión contra el pecho de él mismo. Por su parte Edward estaba levantado al aire, con las piernas hacia arriba, estaba siendo follado por el chico al que siempre acosan, o sea Abbie.
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(El dibujo es hecho por mí :3)
-¿T-te gusta E-Edward?- preguntó Abbie entre jadeos.
-S-si~ me gusta m-mucho por favor n-no pares~- respondió Edward entre gemidos.
¿Quién diría que un bully terminaría siendo follado por el chico al que siempre acosan? Sin duda es algo sorprendente, por no decir lo menos, ya que se supone que los bullys dominan a los acosados, no al reves... pero ya qué, ahí vemos a Abbie taladrando el agujero de Edward.
Aunque a su vez Edward no pensaba que Abbie tendría tanta fuerza como para levantarlo a él, ya que Abbie siempre ha sido visto por todos, incluso los bullys, como alguien débil y sin duda su fuerza lo sorprendió bastante además de la buena follada que le estaba dando.
"Maldito idiota... sabe follar muy bien y... no puedo negar que me gusta como me hace sentir..." pensaba Edward con la baba que se le caía de su boca al sentir tanto placer.
-E-Edward...- dijo Abbie.
-¿S-si?~
-¿Puedo... v-venirme dentro de ti?- interrogó el manzana Abbie con voz excitada.
El contrario se sorprendió un momento, pero aceptó:
-S-si, por favor~
Entonces nuestro querido Abbie lo sujetó con más fuerza y comenzó a follarlo más profundo y rápido, sus embestidas eran tan fuertes y abismales que podrían perforar su próstata.
Orgasmo anal
Finalmente Abbie llegó al orgasmo y se ahogó en un gemido intenso, lleno de placer y excitación. Pero no solamente él llego al clímax; Edward también llegó cuando la punta del pene de Abbie tocó su punto, y así ambos llegaron al clímax. Obviamente Abbie se derramó en el interior del contrario, todo su semen caliente y espeso expulsado de su glande. Por otra parte Edward también expulsó aquella esencia espesa y blanca pero hacia afuera, ensuciando el piso.
Los dos cayeron al piso del baño de hombres, Edward se retiró lentamente del pene del otro y se sentó a lado del contrario, ambos cansados pero felices por lo que hicieron.
