Inmediatamente después de que Cristian me dijese que me quedaba bien el pelo suelto tomé la goma para cabello que tenía en mi mano y lo até sin importar si estaba seco o no y seguido a eso lo mire desafiante, ese es un juego que sólo ambos entendemos y Cris lo sabe mejor que nadie.
-Pero aún así me encanta verlo recogido en tu tradicional coleta- contesto ante mi desafío.
No pude ocultar esa sonrisa mostrando mis perlados dientes blancos.
-¡No puede ser!¿Que es éso?- preguntó señalandome la cara.
Me preocupe un poco al ver el tono serio de su voz, deslice mi mano por la mejilla a ver si tenia alguna pizca de comida o algo más, el al ver mi reacción comento lo que le asombraba tanto.
-¿Lo que veo es una sonrisa?- Ay lo mato, ahora si que lo mato
Mi sonrisa se amplió aún más, Cristian se puso a aullar como todo un lobo/loco en el medio de la cafetería del instituto, obviamente todos se nos quedaron mirando.
-En este mismo momento me has hecho el hombre más feliz del mundo- exageró mirando hacia el cielo o mejor dicho... el techo.
Me rei un poco ante su inmensa falta de cerebro. En ese momento John, el típico hijo de mamá y papá paso por unas mesas cerca de la mía, no fue eso lo que me llamo la atención o mejor dicho... Lo que me hizo hervir hasta la última gota de sangre que fue creada por mi médula sino su comentario:
-Mírenla, ahí está la zorra del instituto, haciéndole honor a su madre. De tal palo...
No dejé que terminara su comentario, antes de que alguien pudiese tan sólo moverse un centímetro yo había saltado por encima de la mesa y ya estaba sobre el, le pateé tan fuerte en el pecho que lo había tirado al suelo, le di un puñetazo, detrás otro y otro más, se sentía tan bien. La adrenalina corriendo por todo mi cuerpo, mi cerebro funcionando más rápido que mi cuerpo, una parte quería parar pero la otra me llevaba por la parte contraria deseando golpearle más fuerte.
Ya le había roto la nariz, le sangraba el labio y la ceja. De pronto alguien me sujeta por detrás, sosteniendome las manos que no me dejaba moverlas sin embargo eso no impidió que le diera una última patada por el abdomen. Empiezo a morder la mano de quien me tenía agarrada, siento un líquido caliente en mi boca y un sabor metálico, sabía que era de la mordida que estaba dando. Hasta que un quejido de dolor me hizo percatarme de que la persona que me sostenía era Cristian, casi al instante me arrepentí y solté mi agarre.
Escupí la sangre de Cristian antes de pronunciar mis palabras con mucha claridad: -No me interesa que seas el niño de mami y papi, ni que yo fuera tu primer rechazo, me dices lo que te de la gana, pero con mi madre no te metas.
Y adivinen quien esta sentada frente a la mesa del rector con Cristian de un lado y su hermano del otro... Así es Yo.
Después de que me hicieran pedirle disculpas al director y reperirle nuevamente que no lo volveré a hacer (y que el no se lo creyera a demás) nos dieron el día libre, a mi por la pelea, a ver si refrescaba como dice el y a Cristian para que fuera al médico a que le revisaran la mordida.
-Lo siento- murmuré para que solo el me oyera.
-No pasa nada pitufa, le diste su merecido, es lo importante.- me dijo con una sonrisa en los labios.
-Lorena Willers ¿Es necesario internarte en un hospital psiquiátrico?- la voz dura de mi hermano me hizo brincar en el asiento.-Respondeme- volvió a decir casi gritando.
-No- respondí con un hilo de voz.
-¿Cuantas veces te he dicho que no pelees más con nadie, Lorena cuantas peleas van en este mes?- pregunto con un tono de voz más suave.
-Cinco- respondí más como un reproche.
-¡¿Cinco?!¡ y apenas estamos a día 15! Te van a expulsar de la escuela, si no lo han hecho ya es porque el rector te tiene cariño.
-Luis- llamo Cristian captando la atención de todos- Ese hijo de puta se lo merecía.
Mi hermano tomó un silencio algo pesado y más tarde asintió con la cabeza y preguntó: -¿Esta vez que ocurrió?
Le conté todo lo que había ocurrido y el escucho atento mis palabras, Cristian lo confirmó todo como siempre.
-Escúchame bien Lorena Willers, estoy orgulloso de ti... Pero eso no significa que esté bien, es bueno que lo hayas puesto en su lugar y que hayas limpiado la memoria de mamá pero esta es la quinta pelea en 15 días, tomate un descanso de eso ¿quieres?
Baje la cabeza, solo para ocultar la sonrisa que se escondía en mi rostro, sabía que si seguía así el director se cansaría y me hecharía tarde o temprano.
-Bien hecho pitufa- murmuró Cristian en mi oído poniéndome los bellos de punta...
Dios no me digas que pasaré por lo mismo otra vez, ya lo había superado.
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Mil veces más
RomanceAntes he tenido esa clase de sueños... esos en los que me despierto llorando porque desearía que fuese realidad pero esta vez fue diferente.