Capítulo XIII

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-Me pareció injusto que el rector te castigará por algo que no fue tu culpa- Mi voz se oyó bastante nerviosa, incluso más de lo que me gustaría.

Me mira con cierta incertidumbre, noto algo en sus ojos aunque no lo sé identificar.

Niega lentamente con la cabeza y suelta una pequeña risa sarcástica.

-Sobre eso, gracias, tuviste bastante valor ahí dentro, pero no me refiero a eso- me dijo mirándome a los ojos, mis nervios no aguantarán mucho, o caeré de boca al suelo o me marcahare corriendo de este lugar.

-Lo preguntaré solo una vez, ¿Por qué me besaste?- mierda, a eso se refiere.

Nunca pensé que me fuera a preguntar eso, de echo pensé en todo menos eso.

-¿Por qué? ¿No te gustó?- Genial Lorena, estupenda forma de lidiar con la situación y evadir el problema.

Notase el sarcasmo.

Y ahora que me hago, lo tengo a milímetros de mi y lo único que quiero es repetir ese beso para asegurarme de que fue real.

-Lorena, ahora mismo si tu  hermano no fuese mi mejor amigo te diría que estuve con la polla levantada más de media hora, que   no sabía de lo que estaba hablando el rector porque de echo lo único que quería era que no se levantara de su lugar y si no fuera por tu hermano ahora mismo te metería la lengua hasta la garganta hasta que tengas sueños húmedos conmigo- me dijo, su voz más ronca de lo normal y puedo ver a la perfección sus pupilas completamente dilatadas.

Se oye tentadora la propuesta, me agrada la idea de que me humedezca tanto que tenga que ir al baño, limpiarme y luego, cuando esté a solas en mi casa usar aquel bibrador de clitoris que compre hace tiempo.

Giro rápidamente la cabeza hacia ambos lados como buscando algo para luego decir:

-No veo a mi hermano cerca, ¿¿tu si??- mi voz se oye ronca, melosa y refleja los deseos que tengo de que cumpla todo lo que promete.

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