Capítulo XI

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Abro lentamente los ojos y veo el cielo, estoy un poco confundida porque a decir verdad no recuerdo haber estado acampando. Siento algo presionandome la cadera, alargó mi mano y lo agarro, es algo alargado, redondo y de punta bola, se siente un poco duro y a la vez suave, en ese mismo instante se sacude y mi confusión se agranda más.

¿Qué es lo que me aprieta tanto?

Miro en mi pecho y veo una mano enorme comparada con la mía sobre una teta, es entonces cuando noto que tengo el pezón como una piedra y es bisiblemente notable sobre la tela porque nunca duermo con sostén.

Miro a mi lado y me encuentro dos pares de ojos verdes observandome con cautela.

De mi garganta salió un grito tan agudo que casi rompo mis propios tímpanos.

Con torpeza salgo de la cama y veo que mi mano sigue en esa cosa y es cuando descubro que es su miembro (bastante grande por cierto) y que está en calzoncillos y grito aún más.

Cristian se apresura, se lanza donde yo estoy y me tapa la boca con la mano, trato de sacarmelo de arriba con todo y su enorme erección y caemos ambos al piso, gracias a dios hay una enorme alfombra y no nos golpeamos tan fuerte.

En ese momento llega Cristal y abre la puerta precipitadamente, nos mira con confusión, sale nuevamente tirando la puerta detrás de ella.

Me pregunto por qué Cristal reaccionó así, después observo que Cristian esta totalmente encima de mi, su rostro esta a escasos centímetros, solo bastaría un mal gesto para sellar mis labios con los de él, se lamio los labios y mi peor error fue observarlo porque nunca en la vida había deseado besarlo tanto como en este momento y el lo sabe, no se como pero lo noto en su mirada, sus ojos resplandecen con ése deseo oscuro, como mismo deben brillar los míos.

Me acerco aún más a el y le beso la comisura del labio, siento en mi entrepierna como su miembro se endurece aún más y sonrió satisfecha

-Buenos días- le digo con la voz más suave y sensual que soy capaz de proferir.

El se queda sin palabras y eso me hace sonreír aún más.

-No estoy tan mal así, pero es un poco incómodo seguir sintiendo tu erección en mi entrepierna. Digo, se que estoy buena pero no creo que sea para una erección de solo verme.- No suelo ser tan arrogante, pero ya es hora de devolverle su arrogancia.

-Ya quisieras tu provocarme una erección, eso es normal, es el calambre de la mañana- explicó haciéndose a un lado.

No le dije nada más porque para mi es un poco vergonzoso pero sentí perfectamente bien como se endureció cuando le di el beso.

Le expliqué a Cristal que no estábamos haciendo nada y todo lo que había ocurrido  (con la excepción de la parte en la que su miembro estaba duro como una piedra en mi entrepierna y lo hice ponerse peor)

Cristian bajo a desayunar con un short, sin camisa y con su pecho y abdomen definidos ligeramente mojados. No pude evitar mirar su parte, ya estaba completamente normal.

-Pitufa pervertida, ¿ya terminaste de violarme con la vista? Me siento sucio- dijo fingiendo indignación.

-¿Yo pervertida? Te recuerdo que fue tu erección la que estaba precionada en mi cadera y luego en mi entrepierna.- Cristal no estaba presente en ese momento, por eso estaba hablando así.

-Si, y te recuerdo que fuiste tú la que la agarró con la mano, apretó y después me violaste con la mirada.

-¿Cómo fue que amanecí en tu habitación?- indague porque esa pregunta me atormentó desde que me desperté en su habitación y necesitaba cambiar de tema.

-No lo sé, quizas eres sonámbula, al no estar en tu casa te despistaste y te acostaste a mi lado en la cama.- respondió encogiendose de hombros, no me creo mucho su explicación pero eso es más lógico que me haya drogado (eso explicaría por que no recuerdo nada) y me viló, por lo que no sería virgen.

Si ya sé, tengo que dejar de ver series de terror y asesinatos.

Me di una ducha en casa de Cristal porque a esta hora mi hermano probablemente esté dormido y no lo quiero despertar, me puse ropa de ella, gracias a dios tengo ropa interior mía aquí. La traje un día que estábamos haciendo pijamada y olvide traer ropa interior así que traje de más para no olvidarla más.

¿Recuerdan que antes mencioné que la ropa de Cristal no me quedaba del todo bien? Bueno, mis curvas son un poco más acentuadas que las de ella, también soy un poco más alta que ella. A éso sumale un short corto con un sinturón rojo vino y una blusa corta que deja a la vista mi ombligo, de mangas, llevo el cabello suelto y mis converse blancos.

Cuando bajé las escaleras para ir a la sala de estar para marchanos con Cristian, éste nos estaba esperando y quedo con la boca abierta cuando nos vio o mejor dicho cuando me vio.

-Me voy al cuarto, dejé mi mochila ahí- dijo Cristal dejándonos a solas.

-Eres una Pirufina muy sexi- me dijo el muy idiota con voz de socarrón.

-Cuidado Gargamel, no vayas a tener otra erección.- dije siguiendo la corriente.

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