Capítulo IV

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Hoy tome mi rutina, me fui a la escuela junto a mi hermano, después de que me dijese más de mil veces que no me peleará con más nadie asenti y me baje del auto.

Llegue silenciosa al lado de mi amiga y me senté, ella me miró un poco preocupada pero sabía que si me preguntaba no le diría por que estoy así. En el fondo me siento un poco culpable por que nunca le dije lo que sentía por su hermano, si sentía por que ya eso quedo en el pasado ¿o no?

A la distancia veo a Cristian acercarse, me levanto semi automáticamente y me alejo hacia cualquier parte.

-¡Pitufina!- siento que me grita.

Tomo una respiración profunda antes de decir:

-Me tengo que ir, Gargamel.

No pude ocultar la sonrisa triste que se me escapó de los labios, se que más tarde tenía que darle una explicación a Cristal, después de todo ella es mi mejor amiga y la hermana de ese chico.

¿Que tal decirle a mi amiga: Cris, estoy evitando a tu hermano por la simple y llana razón de que me pase la infancia entera amándolo en la distancia y ahora estoy reviviendo el sentimiento?

Me encerré dentro del baño y los recuerdos de la infancia venían a mi mente. Una pequeña Lorena jugando en el patio de la casa junto a una Cristal que aún no sabía leer libros y un Cristian que no era tan gilipollas, el día que...

Alejé rápidamente mis recuerdos de mi mente, al menos ése es peligroso. 

Respiré algunas veces y me relajé, mañana es sábado, por ende no tengo que venir a la escuela, tengo que buscar una excusa coherente para no estar en casa porque sé que los fines de semana son los días que Cristian pasa mas tiempo de lo habitual en mi casa y debo mantenerme alejada de él.

Al sonar la campana voy hacia mi aula de literatura que es mi clase, antes compartir clases con Cristal era una bendición pero ahora no me parece tan genial ya que debo darle una explicación que prefiero ahorrarme.

Me senté en mi silla de siempre al lado de Cris, mi amiga me miró pero antes de que pudiese hablar una palabra entró el profesor. ¡Gracias a dios!

-Lore, ¿Que ocurrió?- me preguntó en un susurro audible solo para mí.

-La regla- le respondí al mismo tono.

Odio mentirle a mi mejor amiga pero si quiero mantener mi amistad será lo mejor.

Asintió una vez con la cabeza y no preguntó más.
                      ~♡~♡~♡~
-Mañana habrá noche de chicas, eso incluye comida chatarra, palomitas de maíz y pijamada- me comenta Cristal a la hora del recreo. -Y esta prohibido faltar.

Río un poco por lo bajo y asiento con la cabeza, luego recuerdo lo de Cristian.

-Estoy de acuerdo, pero en mi casa ¿okay?- ella me mira dudosa y refuta.

-No, la última se hizo en tu casa, esta vez será en la mía. Y no pienso discutirlo.

Las pijamadas y noches o días de chicas era algo muy común entre nosotras, desde que tengo memoria las hemos hecho cada 2 semanas, mi madre siempre me lo permitió porque el patio de casa de Cristal termina junto al mío.

Mi mamá se mudó a esa casa un año antes de que mi hermano naciera y descubrió un día por casualidad que la amiga de la infancia de ella vivía en la casa de atrás, nació mi hermano y dos años antes de que yo naciera nació Cristian con quien mi hermano siempre jugaba desde pequeño y Cristal nació exactamente el mismo día que yo, 24 de noviembre.

No me quedo más remedio que aceptar vencida su condición.

Que bien! Te espero a la misma hora de siempre.

Eso es exactamente después de que terminen las clases y la próxima sería matemáticas puaj.

A la hora del almuerzo Cristian se sentó en la mesa junto a mí.

-¿Qué me dices pitufina?- preguntó mirando mi rostro con atención

-No mucho Gargamel.- respondí secamente.

-Oye, ¿estás bien? Si es por lo de la mordida te dije que estoy bien.- su preocupación se filtraba un poco en la voz.

-Tranquilo, es solo que tengo mucha tarea en historia y no soporto la materia- en éso no podía mentir ya que Cris tiene las mismas clases que yo.

Volvió a sonar la campana y me alejé rápidamente a mi próxima clase junto a Cris.

Al salir Cristian nos estaba esperando en su auto. El le había informado a mi hermano de la noche de chicas y le dijo que el nos recogía al salir.

-Hermano, ¿Nos puedes llevar al supermercado plis?- le dijo Cristal poniendo cara de cachorro lo cual me hizo mucha gracia.

-A ti si, a Lorena no- su tono de voz era fuerte así que deduje que no estaba bromeando, el podía hacer lo que se propusiera.

-¿Y a mi por qué no?- en mi voz se notaba un poco de inseguridad.

-Por reírte de mi hermana, te vi por el retrovisor.- juro solemnemente que lo odio.

Hicimos todo el recorrido hacia la casa de Cristal en total silencio.

-Bájate- me ordenó.

-¿Y qué pretendes que me quede sola en la casa?¿Haciendo qué?

-Eres muy creativa, ya se te ocurrirá algo, a parte... mi mamá está ahí.

Bueno, ya eso era un avance.




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