Capitulo XXII: Felicitaciones

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Como era de esperarse, la noticia del embarazo pronto llegó a oídos de Julia Helena.

-Sí, princesa. El príncipe lo anunció esta mañana -informó una sirvienta del reino de Ratan.

-Vaya, qué sorpresa tan... inesperada -respondió Julia Helena, cerrando con suavidad el libro que tenía entre las manos-. Hace apenas unos días ocurrió el incidente en el baile.

-¿La duquesa Rubina ya está al tanto? -preguntó con una ceja levantada, mostrando un interés evidente.

-Supongo que sí, alteza. Una noticia así se esparce rápidamente, como el fuego en la pólvora.

Dentro de Julia Helena crecía una inquietud difícil de ocultar.

"¿Este bebé interferirá en mis planes de colocar la corona del reino Estrusco sobre la cabeza de mi amado Cesare?"

La sola idea de hacerle daño a un ser tan pequeño e indefenso le provocaba escalofríos, pero no podía ignorar la amenaza que representaba.

-Helga, ve al mercado y cómprame un regalo para la Princesa -ordenó, esbozando una sonrisa calculada-. Me encantaría felicitarla en persona y llevarle un bonito presente.

-En seguida, alteza -respondió la criada antes de retirarse rápidamente de la habitación.

-Mary, averigua cuál es el itinerario de la princesa para hoy. Quiero ser de las primeras en darle mis bendiciones -añadió con una sonrisa que, aunque aparentemente genuina, escondía intenciones menos amables.

***

Ariadne y Bianca conversaban alegremente en el jardín, refugiadas bajo un elegante kiosco blanco.

-Hermana, me alegra tanto verte. ¿Cómo te sientes después de lo que ocurrió con la bebida alterada? -preguntó Bianca, con la preocupación reflejada en sus ojos.

Ariadne, notando su angustia, le tomó las manos con suavidad para tranquilizarla.

-Fue un gran susto, especialmente para Alfonso. Pero, por suerte, ni el bebé ni yo sufrimos daño alguno gracias a la hierba -dijo Ariadne en un tono calmado.

-Qué alivio... No sabes lo preocupada que estuve. Cuando te vi desvanecida en los brazos de mi primo, temí lo peor.

-Afortunadamente no fue así, Bianca. La hierba solo me dejó inconsciente, fue casi un milagro.

-Ah, por cierto, te traje esto -dijo Bianca mientras sacaba una pequeña caja con galletas de colores pastel.

Ariadne abrió la caja, de la cual se desprendía un aroma delicioso.

-Son populares en Taranto, conocidas por su exquisito sabor y porque no empalagan, además de ser beneficiosas para la salud.

-Bianca... No tenías que molestarte, pero te lo agradezco de todo corazón -respondió Ariadne con una cálida sonrisa mientras tomaba una de las galletas.

Antes de que Bianca pudiera responder, un murmullo se hizo notar entre los guardias que custodiaban el jardín. Ambas se giraron justo a tiempo para ver a la princesa Julia Helena aproximándose, luciendo impecable en su vestido de seda color marfil, con una pequeña caja en las manos.

-Ariadne, qué gusto verte -dijo Julia Helena, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos-. Perdón por la interrupción, no quería molestarlas, pero al enterarme de tu buena noticia, no pude resistirme a venir personalmente a felicitarte.

Ariadne la observó con una expresión serena, aunque sus ojos reflejaban sorpresa. Sabía que Julia Helena no era alguien que apareciera sin un motivo.

-Princesa Julia Helena, qué honor -respondió Ariadne con cortesía, aunque en su interior sentía una ligera incomodidad-. Es muy amable de tu parte venir hasta aquí.

-Por favor, no es nada -respondió Julia Helena con una sonrisa calculada-. Quería traerte un pequeño detalle en honor a la maravillosa noticia de tu embarazo. -Le extendió la caja elegantemente decorada-. Es solo un pequeño gesto para desearte lo mejor.

Ariadne tomó la caja, notando el sutil brillo en los ojos de Julia Helena, como si ocultara algo más detrás de esa sonrisa.

-Muchas gracias, Julia Helena. Es muy considerado de tu parte -dijo mientras abría la caja y revelaba un delicado colgante de oro con una gema roja en el centro.

-Es un amuleto de protección -explicó Julia Helena-. En mi reino lo consideramos un símbolo de buena fortuna para los recién nacidos. Estoy segura de que le traerá paz y bienestar a tu bebé.

Bianca, de pie a un lado, observaba la escena en silencio, pero no podía deshacerse de la sensación de que la visita de Julia Helena no era tan inocente como parecía.

Gracias por leer hasta el final, perdón por el retraso, ví los mensajes hasta ahorita ❤️💫

Lo que en otra vida no pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora