Capitulo IX: Conflicto

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Césare apretó los labios con furia contenida

-¿Entonces es verdad que ese idiota te dejó embarazada? Necesito escucharlo de ti misma.

Ariadne se sintió como si estuviera atrapada en un remolino de emociones, luchando por encontrar el aliento mientras el espacio en el jardín parecía encogerse a su alrededor.

-Sí, es verdad. -murmuró.

Césare sintiendo el peso abrumador de sus palabras. La confirmación fue como un golpe directo al corazón de Césare, quien apenas unas horas antes había enterrado sus esperanzas. El dolor de escuchar a Ariadne confirmarlo le hizo tambalearse emocionalmente. No solo era la esposa de Alfonso, sino también la futura madre de su hijo.

En ese instante, todos los sueños compartidos se desvanecieron, dejando a Césare sumido en un mar de dolor y resignación. La idea de despertar junto a ella, sentir sus cálidos brazos al llegar a casa y ver crecer a un hijo que sería la combinación perfecta entre ambos, ahora parecía un cruel espejismo inalcanzable.

-¡Ah, así que era verdad!-bufó Césare con desdén, su tono cargado de resignación y un toque de amargura.

-Jajajaja -rió amargamente, como si la ironía de la situación fuera demasiado pesada para soportar.

Un escalofrío gélido recorrió la espalda de Ariadne, como un aviso premonitorio del peligro inminente. El ambiente se volvió denso, cargado de una tensión palpable que parecía aprisionarla. Una oscura premonición se apoderó de ella ante la presencia de Césare. Instintivamente, trató de alejarse, pero la mirada desquiciada en los ojos de él la paralizaba de miedo. Justo cuando se disponía a dar el primer paso para escapar, la mano de Césare la atrapó con fuerza, negándole la libertad.

-¿A dónde crees que vas? -gruñó Césare con una amenaza velada en su voz.

De repente, una voz airada surgió desde atrás de Ariadne, interrumpiendo la tensión del momento.

-¡Suéltala, imbécil!- irrumpió una voz.

Era Alfonso, quien acababa de llegar a la escena con determinación. Sin vacilar, tomó el hombro de Ariadne y con firmeza separó la mano de Césare de la suya, liberándola del doloroso agarre.

-Vaya, ya me estaba preguntando dónde estaba su alteza. -espetó Césare con una burla venenosa al liberar la muñeca de Ariadne, su tono cargado de insolencia. Mientras tanto, Alfonso no perdió ni un segundo y rodeó a Ariadne con su brazo izquierdo, envolviéndola en un abrazo protector que reflejaba su determinación de mantenerla a salvo.

-¿Cómo te atreves a irrumpir en la casa de mi esposa a estas horas de la noche, amenazarla para que salga a encontrarte y luego faltarle el respeto de esta manera?-cuestionó Alfonso con un tono de voz impregnado de indignación y desaprobación, su mirada fija en Césare con una mezcla de furia contenida y autoridad inquebrantable.

-¿Cómo te atreves a irrumpir en la casa de mi esposa a estas horas de la noche, amenazarla para que salga a encontrarte y luego faltarle el respeto de esta manera?-cuestionó Alfonso con un tono de voz impregnado de indignación y desaprobación, su ...

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Nota de la autora: Pongan ideas en los comentarios sobre que hacer con el personaje de Julia Helena porfavor, no se me ocurre una trama que la incluya.

Gracias por leer hasta el final del capitulo 💫

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