Amo (Getō)

667 46 3
                                    

🔞Sumisión consentida, violencia, explícito, lenguaje vulgar, contenido adulto. Personajes adultos.

—¿Qué va a hacerme, amo?... —preguntas entre sollozos.

—¡Cállate!, no te he dado el don de la palabra, así que límitate solo a contestar cuando te pregunte. Ya sabes el dicho "ver, oír y callar", ¿no te enseñaron eso en la escuela?... —aguantas las lágrimas mientras ves como se acerca.

—Por favor... —susurras para ti misma.

—¡Dame las manos! —te ordena mientras agarra las enormes cadenas que cuelgan del techo.

Con suma parsimonia, Suguru enrosca los gruesos grilletes en cada una de tus pequeñas muñecas y posa una mano sobre tu cabeza presionando hacia abajo.

—¡De rodillas! —te exige con demanda.

A duras penas y soportando el horrible dolor, haces lo que te pide, entre tanto, él vuelve a dirigirse al pequeño armario de la estancia para volver a girar una manivela y hacer que las cadenas se tensen y te impulsen hacia arriba. Intentas levantarte.

—¡NO! ¡he dicho de rodillas! —vuelves a tu posición y los brazos cada vez te duelen más, hasta que de nuevo le suplicas.

—Amo, por favor... no aguanto en esta posición —Getō da una vuelta más a la manivela mientras sonríe diabólico.

—Tendré que taparte la boquita porque que no dejas de decirme lo que tengo hacer... —niegas con la cabeza pidiendo clemencia.

—No, no me tape la boca, por favor —suplicas otra vez.

—¿Te gusta gemir, verdad?. Por eso no quieres que tape tu boca. Mírate... tan desesperada por mi polla... —aprietas los muslos sin que te vea.

—¿Por qué disfruta tanto haciendo esto, amo? ¿qué tiene de divertido tenerme al borde por usted? — preguntas sabiendo el riesgo al que te expones.

Suguru no contesta, tan solo camina y se coloca detrás de ti, su aliento roza tu oído y ese fornido torso tu espalda, se arrodilla detrás de ti para seguir con su macabro juego.

—Me gusta llevarte al límite porque es algo inevitable en mí, disfruto haciéndolo, es como el vampiro que chupa la sangre de su víctima sin poder parar, ese frenesí, esa adrenalina que me proporciona un placer inexplicable. Ver tus muecas de dolor, la melodiosa melodía de los gemidos escapar de tu boca, y por último, la posterior follada después de la tortura, eso es lo máximo... —de nuevo, un escalofrío de placer recorre tu columna vertebral.

—Esto es enfermizo... —contestas en un susurro.

—Créeme, cariño... terminarás disfrutándolo tanto como yo —la punta de su lengua se mete en tu oído y luego se aparta para alejarse de nuevo.

Lo oyes trastear detrás de ti, pero es tanto el morbo, que  no te atreves a girarte, hasta que de nuevo su presencia cubre tus espaldas, pero esta vez se queda de pie y todo ocurre muy deprisa. Raja la tela de tu camisón dejando tu espalda desnuda y descubierta, hasta que el primer latigazo cae sin previo aviso, es insoportable, la piel te arde y te quema, no crees poder soportarlo.

—¿Sabes contar, verdad? —Getō se detiene para preguntar de forma tétrica.

—S...sí, amo —contestas sin apenas voz.

—¡Pues cuenta!, quiero comprobarlo de tu viva voz lo bien que lo haces —exige de forma cínica.

Uno tras otro los latigazos van cayendo y casi estás al borde del orgasmo, los golpes no son fuertes, más que dolor sientes placer.

—V... veinticinco... —terminas de contar mientras te corres.

Getō se agacha y se coloca frente a ti, a la vez que te agarra del pelo para obligarte a mirarlo a los ojos.

—¿Lo has difrutado, uhm...?, qué aplicada eres... una sumisa ejemplar, pero... ¿sabes que no hemos terminado, verdad? —Suguru finge un puchero.

—No puedo aguantar más en esta posición, amo. Se lo ruego, quíteme las cadenas —suplicas muerta de dolor.

—No supliques, pequeña zorra, porque si no, no podré controlarme. Ya deberías saber cuanto me excita verte en esta situación —Getō jadea excitado a dos centímetros de tu boca.

Un cosquilleo infernal se apodera de tu bajo vientre, mojas las bragas con cada palabra que sale de su boca. No puedes evitar humedecer tus labios por los nervios, algo que lo hipnotiza y no puede despegar la vista de ellos, hasta que se acerca peligrosamente e instintivamente cierras los ojos pensando que va a besarte, pero hace todo lo contrario, apresa tu labio inferior con los dientes y lo muerde con fuerza hasta hacerte sangrar, y por si fuera poco, luego pasa su lengua por la sangre que empieza a resbalar por tu comisura.

*

Inspiras y expiras con dificultad al sentir como te baja las bragas lentamente y la punta de su polla se pasea por tu entrada. Sigues indefensa con las manos atadas a esas grandes cadenas, estás muy caliente y sospechas que un nuevo orgasmo se avecina. Su pene sigue erecto entre tus nalgas.

—¿Quieres que tu amo te folle bien duro...? —susurra en tu oído, a lo que un gemido se te escapa.

Una de sus manos cubre tu boca y no puedes responder, por lo que enseguida niegas con la cabeza.

—¿No quieres, uhm...? ¿sabes que solo estoy jugando, verdad?, porque de todos modos voy a hacer lo que me apetezca contigo, tanto si es un sí como si es un no por tu parte, además, es inútil negarlo, estás empapada, pequeña zorra, así que...

Un gemido ahogado muere en su mano y una sonrisa victoriosa escapa de su boca, las muñecas te duelen horrores por la tensión de tener los brazos colgando, pero deseosa esperas que te la meta. Su mano al fin suelta tu boca y abre tus nalgas mientras la erección se abre paso entre ellas, y así sucede, de una sola y sin permiso profana tu húmedo coño y un grito desgarrador escapa del fondo de tu ser.

—Shh... ¿Acaso quieres que te tape la boca otra vez? —susurra sin dejar de embestirte con dureza.

—Más, amo... más fuerte... —ruegas completamente excitada.

—¿Más fuerte?, pero si estás gimiendo como una perra, ¿no te parece?. Está bien, pero te prohibo correrte, solo lo haré yo, porque soy tu amo y así se me antoja —intentas acallar los gemidos.

—¿P... por qué?... no, por favor —tu ruego suena desesperado.

—Esa no es forma de hablarle a tu amo. ¡No me contradigas!, hoy no te correrás, ni mañana tampoco, ni tal vez en una semana, hasta que a mí me plazca, voy a hacer que me ruegues... —sus jadeos aumentan y se retira para terminar llenando de semen tu espalda baja.

Intentas hacer lo imposible por pensar en otra cosa cuando la descomunal corrida baja por tus nalgas, pero estás tan caliente que dudas poder soportarlo.

—Sé que estarás pensando que soy un imbécil porque puedes masturbarte cuando estés en tu habitación, pero te recuerdo que hay una cámara de seguridad y veré todo lo que haces. Como se te ocurra engañarme... lo pagarás caro —Getō amenaza mientras recoge los restos de su corrida y los esparce por tus pechos.

Te sientes sucia y literalmente un juguete, pero por lo menos hoy no te ha hecho tragar su semen.

—Te quedarás así toda la noche mientras yo duermo plácidamente en mi cama, tal vez más tarde me apetezca follarte de nuevo, ¿quién sabe...?.

Obedeces e intentas conciliar el sueño con el cuerpo sudado y lleno de su esencia, solo deseas que si por la mañana decide follarte, por lo menos deje correrte. Esto es algo que tú ya aceptaste desde que lo conociste, ser su sumisa y él tu amo...

Fin

Gracias por leer el shot 🩷

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One Shots (+18) Jujutsu Kaisen (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora