Capítulo 22

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Emilia

—¡Apúrense que Candela se va a despertar! —escuché a Nicki susurrar desde la puerta.

Me congelé en el lugar, el corazón me latía a mil por hora. ¿Nicki sabía? Mauro también se quedó sorprendido y murmuró:

—¿Le contaste?

Sacudí la cabeza, casi automáticamente.

—No, ¿vos?

Él también negó, sin decir nada más. Nos vestimos lo más rápido que pudimos. Antes de salir, le di un último beso a Mauro y le susurré:

—Después hablamos.

Al salir de la habitación, Nicki me miró seria, con esa mirada que no te da chance de escaparte.

—Vamos.

Intenté decir algo, aunque ni yo sabía qué:

—Nicki, yo...

Pero me cortó en seco, sin mirarme siquiera.

—Ahora no me digas nada.

La mañana siguiente era tranquila, casi extraña en comparación con el lío de la noche anterior. El sol entraba suavemente por la ventana de la habitación de Candela, iluminando las caras adormiladas de todas nosotras. Candela se había bajado a preparar el desayuno con Mari y Tuli, dejando a Nicki y a mí solas en el cuarto. Sabía que tenía que aprovechar ese momento para sacarme la duda de encima.

—Nicki... ¿desde cuándo lo sabés? —pregunté con la voz bajita, nerviosa.

Nicki se enderezó y me miró, mezclando curiosidad y seriedad en la mirada.

—Los vi en la cocina de la cabaña aquella vez. Pensé que solo había sido cosa de una noche porque estaban borrachos.

Sentí cómo toda la sangre me subía a la cara. Me tapé el rostro con las manos, queriendo desaparecer.

—¡Ay no! ¿Nos viste...? —murmuré, con vergüenza.

Nicki levantó la mano como para calmarme.

—Tranqui, Emi. Solo te vi de espaldas y me fui al toque. No vi mucho.

Suspiré de alivio, aunque la vergüenza seguía ahí, bien instalada.

—Igual, qué papelón... Esto complica todo. No sé cuándo lo vamos a contar.

Nicki me miró más seria todavía.

—Sí, eso es un tema. ¿Y Mauro? ¿Qué dice él?

—Él insiste —contesté, suspirando—. Ya me dijo que no quiere esconderse más, que quiere que Candela sepa lo que pasa entre nosotros. Pero ella me dejó claro que ni se me ocurra meterme con su hermano porque soy su mejor amiga y porque Brenda quiere volver con él. ¡Encima la está ayudando!

Nicki asintió, como procesando todo.

—Entiendo... Es complicado porque te gusta Mauro, pero también tenés que pensar en cómo se va a sentir Candela. Si se entera de otra forma, puede ser peor.

Bajé la mirada, preocupada.

—Lo sé, debería decírselo... pero no quiero arruinar nuestra amistad. Mauro sigue insistiendo en que lo hablemos pronto.

Nicki me palmeó el hombro, con esa calma que siempre tiene.

—Mirá, Emi, yo creo que tenés que hacerle caso a Mauro. Si Candela se entera por otro lado, ahí sí que se va a pudrir todo. Es mejor que se lo digas vos, de frente y con la verdad.

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