Capítulo 15

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NARRACIÓN NORMAL

Cuando salió de la ducha poniéndose ya el pijama para seguir preparando la cena, vio a Hanae terminando de poner la ropa de cama nueva, vestida con un camisón ligero de un rojo burdeos que le sentaba muy bien.

-¿Te ayudo?- preguntó con la toalla en la mano.

-Con que no la volvamos a manchar- respondió sonriente.

El pelinegro levantó los hombros despreocupado.

-Se puede intentar.

La joven extendió el brazo para coger la toalla y devolverla a su sitio.

-Te la dejo colgada por si la vuelves a necesitar.

-¿Y con estas invitaciones quieres que me controle?

Al llegar a la cocina empezó a emplatar el yakisoba en los boles que le había indicado la de ojos grises mientras ésta preparaba la mesa.

-Huele bien- comentó ella.

-Espero que el sabor sea igual de bueno.

Agarrando los palillos después de sentarse a Hanae se le ocurrió ponerlo a prueba.

-No te lo vas a creer pero todavía me duele el culo- comentó echándole agua en el vaso.

-Si todavía no te la he metido- respondió inocente.

-Hablaba del azote.

-Oohhh sí.

-Ha sonado muy fuerte- confesó sin apartar la vista.

-Qué exagerada- contestó mirando al plato.

-¿Exagerada?- dejó los palillos en la mesa dando un golpe para acusarlo -¡Baji tengo espejos por la casa!

El de colmillos se asustó e intentó desviar el tema.

-¿Y has visto lo guapa que estás con eso?- señaló el camisón de tirantes.

-¡Baji!

-¡Vale, perdón!

Hanae lo sentenció con la mirada.

-¡¿Cómo se te puede ir tanto la mano?! ¡Tengo el culo como si fuera parte del pijama!

-¡¿Cómo?!- repitió indignado -¡agradece que no se me fueran las dos! ¡¿tú sabes lo que me ha costado en salud mental tenerte encima?!

La chica rodó los ojos probando la comida.

-Te perdono porque está bueno.

-¿Sabes qué más está bueno?

Se retaron y respondieron a la vez:

-Tú.

Sonrieron y siguieron comiendo en completo silencio por unos momentos.

-Oye siento ser pesado pero ¿en serio que no te has acostado con nadie en ocho meses?

Hanae suspiró rendida.

-¿Podemos dejar de hablar de eso?

-Intento entenderlo ¿cómo has sobrevivido?

-Puedo convivir perfectamente sola- respondió orgullosa -¿no puedes vivir sin eso?

-Claro que puedo, era una pregunta inocente.

-¿Y tú cómo has sobrevivido? Porque hablamos mucho de mí pero dijiste que también llevabas algún tiempo solo. ¿Qué pasó?

ANHELOS AL SUSPIRAR - BAJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora