𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄 | «No muchos llamaban la atención del heredero orgulloso y egoísta número uno del mundo, hasta que llegó él y descubrió lo que significaba».
Un huérfano con una oportunidad única.
Un egocéntrico aburrido.
Un colegio tan prestigioso co...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 28
"Piensa mal y acertarás"
TAEHYUNG
Sus padres necesitaban un hijo perfecto, un digno heredero que les permitiera continuar con el linaje de los Kim; no eran padres amorosos, ni siquiera entre ellos había muestras de afecto.
En público se acercaban, hablaban y tocaban lo necesario. Un roce de manos, una sonrisa o un abrazo cada vez que se encontraban, pero nada era sincero, no había un sentimiento que los uniera.
A su padre le presentaron el día de la fiesta de compromiso a la mujer a la que debía proponerle matrimonio, y resultó ser Jeon Yeji, quien al casarse adoptaría el apellido de su esposo.
Ambos fueron criados para obtener un matrimonio beneficioso, y un matrimonio con un Kim era de lo más ventajoso. Sin embargo, involucrarse en una familia cuyas leyes son ajenas a las de la sociedad, en la que se hace lo que las tradiciones de generaciones anteriores dicen, sin importar que ante la vista de los demás sea poco convencional, lo que para los Kim es correcto no se discute.
Ni siquiera el hijo mayor de los Kim, Viktor, consiguió lo que Alexei, el menor, sí. Una esposa cuya ambición igualaba la suya, y con la que planeó desde el primer día de casados el futuro del único hijo suyo que vería la luz.
Cuando Taehyung nació en la casa de sus abuelos no hubo nadie que no se mantuviera expectante. Por supuesto que había exigencias que Yeji y Alexei tenían que cumplir; si el que estaba por nacer era una niña, entonces se esperaría al siguiente nieto.
No hubo necesidad de esperar al siguiente nieto, del único parto que Kim Yeji tendría resultó él, un sano y hermoso recién nacido que al primer mes reveló compartir más rasgos de los Kim que los que incluso su padre poseía.
Para su familia nada importaba más que la sangre, casaron a su padre con quien estuvo a la altura y ellos a su vez buscaron procrear al heredero del linaje de cientos de generaciones Kim.
Él recibió educación directa de sus abuelos durante los primeros seis años de vida. Ya tocaba el piano, leía, escribía y pintaba cuando fue entregado a sus padres.
Recordaba con claridad el día que su madre fue a buscarlo, incluso sin haberla visto un solo día antes, sabía lo que pasaría, cómo se abriría la puerta del auto, él daría un adiós a sus abuelos y se sentaría en el asiento trasero del vehículo hasta llegar a la casa que estuvo destinada para que el hijo de los Kim la habitara hasta su mayoría de edad.
—Asistirás al colegio de lunes a viernes y vendrás a esta casa los fines de semana —le explicó su madre. Fueron las primeras palabras que le dedicó la mujer que lo trajo al mundo con el único objetivo de completar la imagen de familia perfecta.
No conoció el colegio ese día solo porque era sábado y no habría estudiantes, estaba seguro de que, si se hubiera tratado de cualquier otro día, para empezar, su madre no habría ido por él, lo habrían enviado directo a Crown Élite.
