veintisiete.

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'No quiero empezar esto diciendo lo típico. Ya sabéis cuánto os quiero. Quiero empezar diciendo que nunca he visto a nadie mirarse como lo hacéis vosotros. Nunca he visto a nadie quererse como vosotros. Desde que os vi miraros de verdad por primera vez, supe que seríais la persona de la vida del otro. Digo miraros de verdad porque si tuviese que decir la primera vez que os mirasteis, probablemente estaría hablando en el funeral de uno de los dos.

Cómo ha pasado el tiempo. Recuerdo las veces que venías a mi piso a dormir para no coincidir con Juanjo en el piso. También recuerdo la noche que enterrasteis el hacha de guerra para levantar la bandera de paz más bonita que he visto en mucho tiempo.

Recuerdo también vuestras primeras veces. Cuando os cuidasteis por primera vez cuando Sara se fue. Cuando bailasteis por primera vez en aquella discoteca. Cuando os besasteis aquella mañana en la cocina. Cuando discutisteis y no duró vuestro enfado ni una tarde. Cuando os perdonasteis. Cuando os volvisteis a cuidar cuando os poníais malos. Vuestro primer viaje a Magallón. Vuestras primeras navidades. Vuestro primer aniversario. Me parece mentira que hayan pasado seis años y que vuestro amor, cada día, vaya a más. Así de sano, así de bonito.

Juanjo, gracias por aparecer en nuestras vidas para quedarte. Gracias por tener un alma tan grande, tan noble, tan pura, tan divertida. Me has ayudado a levantarme cada vez que me he caído. Por ayudarme incluso a dedicarme a lo que más me gusta. Bueno, lo que más te tengo que agradecer es el haberme acompañado en todos y cada uno de los 'afters' que hemos podido disfrutar. Pero siendo sincera, de lo que más agradecida estoy es de que hayas cuidado a Martin como nadie ha sabido hacerlo. Por conocerlo mejor que nadie, por esperarlo despierto cuando tenía rodaje nocturno, por estar en primera fila en cada estreno. Por ser su hombro, por ser su almohada, por ser su ojo derecho. Nunca lo he visto brillar tanto como cuando tú estás a su lado.

Martin. A ti no sé ni qué decirte, amor. Ocho años a tu lado se me hacen cortos cuando pienso en todas las locuras y todos los días compartidos contigo. Ojalá haberte conocido justo cuando nací para llevar treinta años a tu lado y que me siguieran pareciendo pocos. Teníamos veintidós años cuando nos conocimos. Tú con tu bigote despeinado recorriendo la misma calle del centro de la capital con el folleto del Teatro Lara. Recuerdo que te acercaste muy tímido, y yo, con mi poca vergüenza te dije de tomarnos un café. La verdad es que me gustaste, pero me bastó un comentario sobre el culo del camarero para darme cuenta de que no iba a ser posible nuestro romance. Después te acompañé a la puerta del teatro, y me diste tu número de teléfono para quedar por la noche y que fuera a tu piso a tomarme una cerveza. Ahí empezó nuestro problema con el alcohol y las noches madrileñas.

Me enorgullece ver que ahora quien sale en los folletos de publicidad de teatros, en las carteleras y en las nominaciones a los premios eres tú. También te digo que podrían haber escogido otra foto, que en esa parece que tienes veinte años más de los que tienes. Ver cómo has crecido artística y personalmente hablando, solo hace que me sienta como una hermana mayor emocionada por ver lo que su hermano pequeño ha sido capaz de lograr por sus propios medios. Y eso que tenemos la misma edad.

¿Recuerdas la vez que viniste a Canarias porque no te contestaba al móvil y es que se me había perdido? A mí no se me olvida. Tampoco cuando te plantaste en mi piso a las cuatro de la mañana con un brick de cervezas y palomitas porque me habían roto el corazón.

Gracias por cada risa, cada llanto, cada pizza, cada llamada de madrugada, cada cerveza, cada café, cada escapada al lugar más inesperado. Sobre todo, gracias por traernos a Juanjo a nuestras vidas. Aunque verdaderamente, fui yo. Sí, todos debéis darme las gracias porque sin mí, hoy estaríamos aquí. Gracias por no dejarlo ir, Martin. Por luchas, por vencer y creer. Gracias por hacer compañía a mi mujer cada vez que tu, ahora, marido y yo nos quedamos a bebernos la última copa en la discoteca. Así Chiara no se enfada tanto conmigo.

Martin, Juanjo, sois las personas más bonitas que conozco. Sois bondad, amor, carisma. Sois de lo mejor que me ha dado la vida. Sois el amor más bonito que jamás veré.

Para terminar, me gustaría pedir a todo el mundo que se levante, alce su copa y brindemos por Martin y Juanjo, Juanjo y Martin. Por toda una vida, poco a poco, y siempre juntos. ¡VIVAN LOS NOVIOS! Chin chin.' 

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¡1/3 del final, chicxs!

A.


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