Los lobos en Busan eran solo una leyenda... hasta que el 31 de agosto de 1997 apareció el cuerpo de uno de ellos, desatando una cacería y revelando los secretos oscuros que el pueblo había ocultado por décadas.
Años más tarde, Kim Taehyung y su padr...
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La pared vibraba con tanta fuerza que uno de los póster de Jungkook llegó a caer. Enseguida al sentir colo caía la imagen de su banda favorita, se puso de pie para recogerla. Una sonrisa surgió de sus labios y se dirigió afuera de su habitación para mirar la puerta de la habitación de su hermano. Tras unos segundos, del pasillo también salió su madre con una bata cubriéndose por el frío.
— ¡Yoongi! — gritó golpeando la habitación —¡Baja la música, Yoongi!
Jungkook solo observó como su madre golpeaba y gritaba a su hermano. Cuando el pálido salió de la habitación escuchó los gritos de su Madre y su hermano mayor. Él no pudo más que ir hasta la cocina y salir hacia el bosque por la puerta que daba vista hacia el bosque.
Se agachó apoyando una de sus manos sobre su rodilla y con la otra tomó una pequeña ramita para comenzar a dibujar. Apenas quedaban dos días para que llegase el fin de semana y no le gustaba cuando ambos discutían.
— ¡Ya déjame tranquilo! — se escuchó la voz de Yoongi.
— ¡No! Porque vives bajo mi techo y si no consigues un trabajo decente de aquí a Septiembre te irás de la casa Jeon Yoongi — amenazó y con tan solo escuchar eso, Jungkook se puso de pie entrando nuevamente a su hogar mirando hacia el pasillo en donde discutían.
— ¡Pues me iré! —Yoongi se metió a la habitación encerrándose nuevamente.
— Yoongi abre la puerta ahora mismo —golpeó — ¡Yoongi abre! — la puerta se abrió y Yoongi salió con un bolso en su mano caminando por el pasillo pasando de su hermano menor hasta la puerta principal.
— ¿Qué haces Yoongi? —Hwasa trató de detenerlo, pero este quitó su mano y se volteó a mirarla.
Jungkook presenciaba todo. Su corazón latía con fuerza, se sentía completamente ajeno a la pelea que solo había partido por música.
— Sabes cuál es tu problema, Madre? Que nos quieres tener aquí encerrados a Jungkook y a mi, fingiendo ser personas normales. Ni siquiera haces el esfuerzo por comprendernos, por saber que pasará con nosotros y si es que nos llega a pasar lo mismo que a nuestro padre. No eres capaz de sentir empatia por nosotros —Hwasa al escucharlo, cruzó sus brazos mirándolo con molestia o más bien enojo.
— ¿Qué no he sentido empatia por ustedes? Aquella me crees de piedra? Qué los encierro y estoy siempre pendiente de ustedes solo por soy mala? Si crees eso, entonces no sé qué hice mal como madre para que me estés diciendo que no tengo empatia ¿Tú la tienes por mi?
— No podría tenerla con alguien que ni siquiera sé esfuerza por nosotros —aquello le dolió a Hwasa. Que su propio hijo le estuviera tirando dagas con filo que la lastimaran, una más dolorosa que la otra. Pero no lo demostró y no dejó que la viera quebrar.
— Entonces vete, porque vives bajo mi techo y mis reclas, y si eso no te gusta vete. Pero conmigo ya no cuentes más — Hwasa se dio la media vuelta y se fue, dejando a Yoongi con las palabras en la boca. Empuño sus manos y antes de darse la vuelta para irse, sus ojos se toparon con los de Jungkook.
