Capitulo 9

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-¿Por que una señorita tan bella como usted viaja sola en horas de la noche?- pregunta el conductor mirando a Ania por el espejo retrovisor humedeciendo los labios.

-Compromisos- se limita a decir Ania.

-Hemos llegado a su destino- sonríe de manera fingida- permítame abrir la puerta para usted. 

El hombre apaga las luces del auto para no llamar la atención, baja del auto muy entusiasmado, rodea el auto proporcionando pequeñas palmadas, llega a la puerta de su pasajera y la abre.

Ania baja del auto pero se da cuenta de que algo no cuadra en el ambiente, una brisa fresca mueve su cabello, un olor a agua salada le inunda las fosas nasales, percibe el sonido de arboles moviéndose por la brisa del aire, esta no es la zona de departamentos y no esta cerca de su casa.

-¿En donde estamos?- pregunta nerviosa- creo que se ha equivocado de dirección. 

-Tranquila-sonríe satisfecho al ver el pánico apoderándose de la mujer-solo venimos a dar un paseo.

-Muy amable de su parte- menciona de manera ingenua- pero prefiero irme a casa.

-Oh vamos corazón- se acerca a ella-solo quiero un poco de diversión.

El corazón de Ania se acelera al igual que su respiración, su cuerpo comienza a temblar incontrolablemente, trata de dar unos pasos hacia atrás pero choca con el auto  y el hombre la encierra aun mas.

-¡Disculpen!- eleva la voz-¡Hay alguien que me ayude!

El hombre la abofetea en la cara con tal fuerza que Ania se golpea la espalda con la puerta.

-¡Cállate Zorra!- la toma del cuello, haciendo que se le dificulte respirar- no hay nadie aquí para ayudarte.

-Por favor.....- trata de decir sin aliento. El hombre la suelta, le arranca su collar y le quita los aretes, son muy costosos. - Coopera conmigo y no te pasara nada.

-¿Y tu bolso?- le cuestiona mirando hacia dentro del auto.

-No traigo- murmura- no tengo nada.

Y era verdad, pues había decidido no cargar con ningún bolso ni con su bastón para tener las manos libres y pasar mas desapercibida en la cena, pues quiera atraer las menor miradas posibles.

-¡Maldita!- la vuelve a abofetear- muñequitas como tu nunca salen sin nada ¡estas mintiendo!

-¡NO MIENTO!- eleva la voz-¡NO TRAIGO NADA!

-¡CALLATE!- se jala de los cabellos frustrado, la joyería es un buen botín pero esperaba obtener mucho mas-  aun puedes darme algo.

Se abalanza sobre ella y le rompe el vestido en al parte del pecho, dejando al aire sus senos.

-¡NO POR FAVOR!- Suplica Ania con lagrimas en el rostro- si me llevas  a casa puedo darte mucho dinero.

-¡Ya no me importa!- le levanta la falda del vestido y le arranca la ropa interior- esto es mucho mejor.

El hombre lleva las manos al trasero de Ania y le rasguña los glúteos mientras la besa en el cuello. Ania se retuerce tratando de zafarse pero el hombre es mucho mas fuerte que ella, el hombre baja y comienza a succionar sus pezones con su boca mientras que una de sus manos se introduce entre sus piernas y masajea sus labios vaginales.

Ania cierra fuertemente los ojos, esto no le puede estar pasando a ella, no cuando leía historias de amor tan bellas y tenia la esperanza de vivirlas, no se imaginaba que perdería su virginidad con un hombre asqueroso y ruin.

Ania sabia que si dejaba que  el hombre se saliera con la suya tal vez le perdone la vida, tal vez si ella deja que el haga lo que quiera se tiente el corazón y la deje vivir. Pero es una ruleta, tal vez al terminar la termine matando para que ella no diga nada. 

ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora