Capitulo 12

50 5 4
                                    

-¿Por que no te quedas esta noche?- me pregunta Alessa mientras acaricia mi pecho desnudo.

-No puedo- murmuro con voz ronca- Hoseok no esta en la casa y Ania no se puede quedar sola.

-¿Por que la buscaste?- pregunta mordiendo el lóbulo de mi oído. 

-¿Porque no lo haría?-no entiendo a donde se dirige su conversación.

-Hubiera sido muy fácil deshacerse de ella en esas condiciones- sonríe malvadamente- todo seria mas fácil para ti.  

Mi cuerpo se tensa, no sabia que Alessa pudiera llegar a tener ese tipo de pensamientos, sabia que ella sentía un poco de celos pero no me había puesto a pensar que tan desplazada se siente, insinuar que hubiera sido mejor que Ania no apareciera me pone los pelos de punta, estoy seguro de que me hubiera vuelto loco.

-Me case con ella por el dinero, si, es verdad- comienzo a molestarme- pero ella no es ningún estorbo para mi. Ahora ella es mi responsabilidad y a cambio de lo que obtuve al menos debo darle seguridad y libertad, cosa que no tenia con su padre.

-¿Y porque no la mandas lejos? que se vaya a conocer el mundo- se carcajea-bueno si es que puede, con eso de que no mira.

-Esos son asuntos que a ti no te incumben- detengo su mano que se dirige hacia mi entrepierna-recuerda que dijimos no entrometernos en la vidas personales del otro. Cumple tu papel y amárrate la lengua.

Abandono la cama y comienzo a vestirme, ella trata de impedírmelo abrazándome por la espalda restregándome sus pechos desnudos en la espalda. 

-Perdóname- me besa el cuello- no te vayas, no me dejes.

-Obtuve lo que quería- me pongo los pantalones y extraigo la billetera sacando un par de billetes grandes- gracias por el servicio-. Le lanzo los billetes a la cama. 

Molesta se cruza de brazos y se marcha dando zancadas fuertes hacia el baño. 


ANIA

Desde aquella noche no había podido dormir bien, su cuerpo aun le dolía, su alma se encontraba desgarrada por lo sucedido.  Sin importar cuantas duchas tomara al día aun se sentía sucia, su piel le ardía de tanto restregarse con la esponja de baño, aun sentía los dedos de aquel hombre recorrer su cuerpo. 

Desde que llego a la casa no ha salido de su habitación, Hoseok  había intentado sacarla a pasear para tomar el sol pero no lo logro, ni si quiera Jin logro que saliera a la cocina a probar su pastel de frambuesas. 

Se tensa cuando escucha un par de pasos en el pasillo, su respiración se acelera, toma la manta con ambas manos y aprieta fuertemente cubriéndose de pies a cabeza, como si cubrirse le fuera a ayudar en algo. Los pasos se detienen frente a su puerta, su corazón se detiene, escucha como el pomo de la puerta gira lentamente. Ella comienza a sudar por los nervios. 

-¿Porque estas despierta?- la voz ronca y gruesa la hacen saltar, pero es una voz ya conocida, es de su esposo.

-No puedo dormir- se descubre  el rostro dando bocanadas de aire.

-¿Por que no tomas tu medicamento del sueño?- sonríe- que tonto ¿quieres que te la pase?

Yoongi ingresa en la habitación y observa el medicamento sobre la mesita de noche, Hoseok se encarga de administrárselo a las horas establecidas pero seguramente no le ha dado para el sueño. Comienza a leer los frascos.

-No quiero- niega con temor- no quiero dormir.

-¿Y porque no quieres dormir?- pregunta ladeando la cabeza-¿acaso no tienes sueño? ¿no te sientes cansada?

-Si, bueno no, es decir...ah- sus palabras son confusas-tengo sueño pero no quiero soñar.

Yoongi arrastra la silla para sentarse junto a su cama,  es la silla en la que normalmente Hoseok se sienta a cuidarla.

Con sus movimientos Ania percibe su aroma y no puede evitar oler el perfume de aquella mujer que se pavoneaba en la casa, extrañamente hace días que no esta en la casa. Seguramente estaba con ella en algún otro lugar. 

-No quieres soñar-murmura Yoongi sopesando sus palabras- no quieres recordar.

Ania asiente lentamente con sus mejilla un tanto ruborizadas, aun luce muy pálida pero seguramente es porque no ha dejado la habitación y no ha querido alimentarse bien.

-¿Y si cuido tus sueños?- pregunta Yoongi inclinándose sobre la cama.

-¿De que hablas?- pregunta Ania sonriendo- eso no es posible.

-¿Alguna vez has sido consiente en tus sueños?- sonríe- es decir, si sabes que estas soñando.

-Si- murmura Ania- a veces estoy volando y digo "esto es un sueño" y puedo manipularlo.

-¿Como sueñan los ciegos?- pregunta curioso.

-Igual que los demás- se carcajea Ania por primera vez- no siempre fui ciega. Puedo soñar con lugares que antes visite, puedo soñar con escenarios de mis libros...

-Bueno, vale ya entendí- ríe también- mi punto es que si sabes que estas soñando, manipula tu sueño. Puede que esta vez lances rayos láser para defenderte o que llegue tu príncipe azul en un corcel y....

-¿Estas escuchando lo que dices?- vuelve a reír- no es tan fácil como parece. Por mas que intento cambiar la trayectoria de mi sueño, sigo montando en ese estúpido taxi.

Yoongi abandona la silla para tumbarse en la cama junto a Ania, la empuja un poco para hacerse espacio, Ania se pone tensa pues nunca había compartido la cama con nadie mas que con Hoseok.

-Duerme- murmura yoongi con voz dulce- yo velare tus sueños. Si tienes una pesadilla recuerda que estoy a tu lado y que nada te pasara, solo enfréntalo. No dejes que se salga con la suya y te mantenga encerrada en ese bucle.

Ania podía percibir mas fuerte el aroma de esa mujer, pero en estos momentos no le importaba, pues el calor de la compañía de Yoongi en su cama la reconfortaba, la hacia sentir que no estaba sola en la oscuridad, le daba un ancla al que aferrarse.

Los primeros par de minutos fueron tensos, pero con el paso del tiempo Ania se fue relajando, Yoongi fue el primero en dormirse. Ania trataba de dormir así que comenzó a igualar sus respiraciones al ritmo de su compañero hasta que cayo en el pozo de los sueños.

Al inicio se vio montada una vez mas en ese taxi, pero esta vez no tenia miedo, esta vez sabia que no estaba sola. Se armo de valor y afronto la situación con valentía. Cuando se removió un par de veces, sintió unos brazos rodearla, brazos que lograron transportarla a un cuento de hadas. Sonrió ampliamente, pues era consiente quien la estaba abrazando.

Despertó cuando una alarma comenzó a sonar, un gruñido en su oído la hizo temblar. Su compañero abandono la cama, Ania se encogió pues en algún transcurso de la noche la manta se había caído de la cama, pues el calor de su compañero era mas que suficiente. 

Yoongi apago la alarma de su teléfono, la cual sonaba todos los días a la misma hora para prepararse para ir a la oficina. Observa la manta tirada en el suelo, la toma y la coloca sobre el cuerpo de Ania, abandona la habitación sin decir palabra alguna. 

Al igual que ella, hacia mucho tiempo que no dormía tan plácidamente. Eran contadas las ocasiones en las que se quedaba a dormir con sus amantes, siempre le había molestado dormir en compañía con alguien, pero esta vez había sido diferente. 





ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora