Capítulo 22

27 7 1
                                    

"Ahora soy tuyo" "Seré un esposo diligente"  Ania no podía dejar de recordar las palabras que Yoongi había murmurado en su oído la noche anterior, ya había pasado una semana desde aquel día que lo cambio todo. Cada noche Yoongi se dedicaba a llenarla de caricias y besos, es increíble como su cuerpo reacciona ante el solo toque de su mano. 

-Sigues sonriendo como loquita- murmura Hoseok con una cara de asco- parece que un vampiro no puede alejarse de ti.

Hoseok se había tenido que dedicar estos días a ayudar a Ania, a hidratar su piel y a eliminar las diversas marcas que yoongi dejaba en su cuello.

-Estoy feliz- asiente Ania sonriendo- y no lo puedo ocultar.

-Yo estoy asqueado- finge un espasmo de vómito- y no lo puedo ocultar.

-¡Ah Hobi!- se queja Ania- dilo de una vez. 

-Estoy feliz por ti, pero él...- sacude la cabeza tratando de encontrar las palabras correctas- no creo que él vaya en serio contigo. Le gustas, sí, se preocupa por ti, sí, lo sé, pero él nunca en su vida se ha hecho responsable de sus actos. Siempre ha vivido su vida... bueno ya sabes a lo que me refiero. No creo que él vaya a cambiar de la noche a la mañana por ti.

-Todos merecemos una oportunidad- suspira Ania- yo estoy feliz, él me hace feliz. Y no quiero pensar que él me va a fallar, no quiero dudar, porque entonces no sería feliz.

-Estas cie...- se interrumpe abruptamente.

-Ciega-termina Ania la oración- ciega de amor.

-Solamente me preocupo por ti- murmura Hoseok- no dire más sobre esta situación. Te apoyaré en todo.

-Gracias- Ania abre sus brazos pidiendo un abrazo- eres el mejor.


Min Yoongi

Me tallo los ojos una vez más, la pila de documentos sobre mi escritorio parece aumentar en lugar de disminuir. Observo el reloj sobre la pared, aún me quedan un par de horas. Quisiera dejar botado todo y correr a casa, ducharme y tumbarme en la cama con Ania, recorrer su piel suave y sedosa, enredar mis dedos en su cabello y morder sus labios, su cuello, sus pechos...

Agito la cabeza y trato de alejar las imágenes de mi cabeza, debo concentrarme en mi trabajo.  Alguien llama a la puerta, doy el consentimiento para que entre, seguramente es jimin o Nam Joon. 

Un eco de tacones resonando en el piso hace que mi cuerpo se paralice, al levantar la mirada de los documentos me encuentro con la figura ya conocida de una mujer. Me sonríe ampliamente y desata el cordón de su gabardina, permitiéndome ver la lencería blanca que porta. 

-¿Hace  cuanto tiempo que no estoy así en tu oficina?- empuja los documentos hasta que caen al suelo y se sienta sobre el escritorio  frente a mí cruzando las piernas- ¿Cuántas veces tuviste que reemplazar el escritorio por las fuertes sacudidas?

No pienso caer en su juego de tentaciones, sé lo que ella quiere, sé cómo se maneja, nos conocemos tan bien que esto puede ser un juego peligroso si no me mantengo al margen. 

-¿Por qué tan serio?- extiende uno de sus pies y lo coloca entre mis piernas- te encanta cuando llego a tu oficina y me embistes sin importar quién escuche.

Recuerdos inundan mi mente, diferentes días,  diferentes lencerías, diferentes poses. Cuando el estrés del trabajo es tu día a día, un buen polvo es lo mejor para desestresarte. Varios muebles de la oficina han tenido que ser reemplazados por la fuerza de...

-¿Qué haces aquí?- quito su pie de mi entrepierna- ya no tienes nada que hacer aquí.

-Estuve pensando mucho en ti- forma un puchero- te extraño... o tal vez extraño más a tu miembro... extraño sentirme llena, deseada, sumisa.

-¿No te vas a rendir, verdad?- trago saliva nervioso.

-No- ella baja por sus hombros el saco- ya lo estuve pensando y he decidido que no me importa. No me importa que la quieras a ella, no me importa que no me ames... solo te quiero a ti... llenándome como antes.

-Ya no te necesito- mi mirada se ensombrece- la quiero a ella. 

-Puedes cogernos a las dos a la vez- ronronea- no soy celosa. Y sé que eres un macho insaciable, ¿crees que podrás hacer con ella lo que hacías conmigo? 

-No- seré sincero- porque ese hombre que conociste solo estaba lleno de lujuria y deseo, es verdad, pero el hombre que ella tendrá, será el hombre tierno y amoroso, algo que tú nunca verás.

Enojada, ella se pone en pie y ata el cordón de su saco nuevamente. Camina por la oficina hasta llegar al Mini bar, se sirve una copa de whisky y se lo bebe de un trago.

-Bien, lo intenté- arroja la copa en el piso y esta se hace añicos- intenté que regresáramos por las buenas  y ahora será por las malas.

-¿De qué estás hablando?- abandono mi silla y me pongo en pie.

-Si no quieres que le pase nada a ella, tendrás que hacerme un último favor.

-¿Qué?

-Le revelaré a Ania nuestro gran secreto- sonríe de manera maliciosa- uno que ni tú mismo estás enterado. Terminaría con tu relación con ella y tal vez con tu vida misma.

-¿A qué te refieres?- estoy comenzando a perder los estribos- ¿qué me estás queriendo decir?

-Si te lo digo ya no sería divertido- acomoda su cabello- pero  te prometo  que ella te odiará para siempre. 

Estoy seguro de que no me está mintiendo, en verdad, ella tiene el poder para acabar con todo. No estoy seguro de lo que ella tenga escondido, pero de algo si estoy seguro, no dudará en usarlo para salirse con la suya. Sin embargo, no puedo permitirle destruir mi vida, ni regresar con ella porque es lo único que quiere. Debo ser más inteligente, debo vencerla y para eso debo jugar su juego.

-¿Que es lo que quieres?- pregunto finalmente sin rodeos.

-Una semana de vacaciones contigo- sonríe triunfante- solo te pido una semana, eso es todo.

-¿Y qué me garantiza que no terminaras aun así saboteándome?- elevo la  ceja.

-Cuando termine la semana te diré esa información que podría destruirte si cualquiera llega a descubrirlo- frunce el ceño- pero debe ser una semana completa. Solo para mí, atadito a mi cama.

-¿Y después qué?- cruzo los brazos-¿qué me garantiza que no volverás a chantajearme con otra cosa?

-Tendrás que confiar- menea las caderas- tendrás que creer en mí.

-Déjame pensarlo- tal vez debería ganar algo de tiempo- déjame arreglo unas cosas pendientes.

-Tienes solo esta noche para pensarlo- sonríe ampliamente- y para que veas que voy en serio, deberías de ir a tu casa, tu esposa en estos momentos debe estar aterrada del miedo por la sorpresita que le mande. Para motivarte, por supuesto.

-Ania- el pánico se apodera de mí y abandona la oficina corriendo.

-¡Espero tu llamada!- grita a mis espaldas- ¡nos vamos a divertir mucho!


















ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora