Capitulo 11

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-¿Como esta doctor?-pregunta Hoseok con la garganta cerrada por tanto llorar.

-La Sra. Min va a estar bien, ya le hicimos los estudios necesarios, por la herida en la cabeza tuvimos que colocarle seis puntos, no hay daño cerebral- observa sus notas- y un par de golpes que irán sanando. 

-¿Ella fue..?- no me atrevo a mencionar la palabra.

-No, no fue violada-  Suspiro de alivio. El alma regresa a mi cuerpo- ese era el objetivo pero quien quiera que hizo esto no logro su cometido, no hubo penetración.

-¿Puedo verla?- preguntamos al unísono.

-Solo familiares directos y una persona a la vez- indica el doctor, llamando a una enfermera para que esta me guie hasta la habitación en donde se encuentra Ania, pasamos por  un  par de pasillos hasta llegar al área de habitaciones VIP, por su puesto que ella debería obtener la mejor atención de todas.

-Que no se esfuerce mucho- me indica la enfermera- tal vez el medicamento la mantenga somnolienta.

Ania se encuentra con los ojos cerrados, su ropa ha sido remplazada por una bata de hospital, han limpiado su rostro y su cuerpo, los moretones en su cuerpo ya son mas notorios, como si la hubieran agarrado como saco de boxeo. Una venda rodea su cabeza, su cabello fue cepillado, su piel se encuentra mas pálida de lo de costumbre.  Sus labios están resecos y partidos.

-Perdóname- le suplico- debí llevarte a casa.

Lentamente abre los ojos, me ha escuchado, esta despierta.

-No es tu culpa- murmura con dificultad- soy un blanco fácil y débil.

Ella tiene razón, es un blanco muy fácil que atraerá a todos los lobos que se encuentren a mas de 100 kilómetros de distancia, como si pudieran olerla. Y entre ellos, me incluyo. Arrastro una silla y la coloco a lado de su cama, no puedo imaginar el miedo que debió haber sentido en ese momento o el miedo que incluso siente ahora. El estar en un lugar desconocido, sin poder observar y analizar el lugar. Encerrada en la oscuridad, no se si yo seria capaz de vivir esa vida.

-Hoseok esta afuera-trato de animarle- esta muy preocupado por ti.

No obtengo respuesta, su mirada se encuentra perdida, no se en que esta pensando, que es lo que esta sintiendo. Alguien llama a la puerta y por ella atraviesan dos oficiales que reconozco de la jefatura de policías.

-¿Esta despierta?- pregunta con voz elevada, espantando a Ania, haciendo que su cuerpo de una leve sacudida.

Tomo su mano libre, entrelazando los dedos, para hacerle saber que no esta sola, que estoy con ella y que conmigo nada malo le pasara. Es la primera vez que nuestra piel tiene contacto, nunca la había tocado de esta manera. Su piel es suave, su mano es pequeña y delicada, mis dedos son capaces de envolver toda su mano, es como sostener la de una niña pequeña y frágil.

-Le voy a pedir por favor que guarde sus preguntas para mas tarde- trato de correrlos de manera educada, pero ellos solo sonríen y se niegan.

-Tiene que declarar-saca una pequeña libreta de apuntes- mientras mas fresco el recuerdo mejor ¿Podría salir de la habitación? queremos hablar a solas, despues hablaremos con usted.

-No te vayas- me pide Ania aferrándose a mi mano- no me dejes sola.

-No dejare sola a mi esposa- mi estomago se siente extraño.

Ambos policías intercambian miradas, intercambiando ideas que solo ellos entienden, terminan asintiendo.

-Muy bien- se acercan  a la cama-empecemos desde el inicio ¿Qué se encontraba haciendo anoche antes de tomar el taxi? 

ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora