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Hao abrió los ojos, notando que ahora estaba en su habitación. El único recuerdo que tenía del día anterior era cuando estaba en el club aún con Ricky. Desde ese momento, perdió la memoria por completo.

Sin que él lo supiera, ahora tenía una camiseta nueva, y al verla se dio cuenta que era una que juraba que se había perdido. ¿Por qué la tenía puesta?

Se levantó de la cama, su cabeza aún mareada y con jaqueca, tratando de caminar hacia la sala. Pero al escuchar un ruido en la cocina y ver como una persona levantó la cabeza después de rebuscar en los cajones. Se asustó al punto de quedarse estático.

—Hao, despertaste, justo te estaba preparando un café, pero no encuentro el azúcar, ¿dónde lo guardas?

—¿Se-señor Sung? —se frotó los ojos creyendo que aún seguía soñando —¿qué hace aquí?

—Dormí contigo

—¡¡¿¿QUÉ??!! —gritó fuertemente tapándose la boca al instante

—No te preocupes —sonrió —a medianoche me levanté para ponerte ropa y me fui a dormir en el sofá

—¿Ropa? —bajó la mirada hacia la camiseta que tenía puesta pensando que había sucedido algo más, pero Hanbin volvió a reír, negándolo

—No pienses otra cosa, yo no haría nada en tu estado, no soy ese tipo de persona —respondió y siguió buscando el azúcar

Al pensarlo bien, a Hao no le hubiera parecido nada mal que haya sucedido algo más que sólo dormir. Sobre todo, se arrepintió de haber comprado ese sofá, de no ser el caso, habría dormido con el señor Sung.

—No tengo azúcar...

—¿No tienes?

—Me olvidé de hacer las compras...

—No deberías comer sólo ramen, Hao, te vas a enfermar, solo tienes paquetes de esos acá

—Lo siento... —bajó la mirada

—Bien, iré a hacer las compras

—¡No, no! —lo detuvo antes de que se vaya —no es necesario que haga eso, yo prometo ir a comprar...

—Entonces vamos —abrió la puerta esperando que el castaño le siguiera

—Pero estoy en pijama...

—Yo te veo muy bien, agarra las llaves y vámonos

Finalmente le hizo caso y se subieron a su auto yendo hacia el supermercado, ahí, Hanbin le compró bastantes frutas, verduras, distintas carnes, pasta, papas, arroz, azúcar y también snacks extras. No iba a dejar que su refrigerador esté encendido y vacío.

Al llegar, le terminó de preparar el café y lo miraba fijamente mientras este se lo tomaba todo.

—No me tienes que ver así... me haces sentir como tu hermano menor

—Te diría que eres como uno, pero tu no te sientes así

—¿Cómo dices?

—Deja de tutearme

—Oh... lo siento... —volvió a dejar caer su mirada en el café que aún seguía en la mitad

—No me gustó que ayer hayas dejado que se lleven a mi hija sin siquiera preguntarme

—Usted estaba trabajando... no quería interrumpirlo, además... pensé que la señora Kim ya le había avisado...

—A mi no me dijo nada, por eso tu tienes que escribirme, para eso tienes mi número, cualquier cosa que tenga que ver con Jihyun me tienes que decir, ¿lo entiendes?

babysitter • haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora