A pesar de no ser nada oficialmente, se besaban cuando Jihyun no veía y Hao se la pasaba hablando del señor Sung junto a Ricky, era su único tema de conversación.
Se enamoró tan rápido de él que sin que este le pidiera ir a la casa, de todas formas iba, ya sea para estar con su hija o estar a solas con él cuando ella estaba en la escuela. Pasaba más tiempo en la vivienda de Hanbin que en la suya.
El tiempo pasaba rápido y muy pronto el castaño empezaría la universidad, por lo que ya no tendría tanto tiempo para cuidar a la pequeña, por ende, el pelinegro estaba en planes de buscar a alguien más que pueda hacerlo.
La casa ya no estaba vacía. Hanbin se había acostumbrado a la presencia del menor. Ya no se sentía tan solo. Era hermoso despertar y ver su rostro como primera cosa en el día.
—Buenos días... —le susurró en el oído haciéndolo estremecer —¿cómo amaneció el chico más lindo del mundo?
—¿Te refieres a ti? —contestó con picardía
—Buenos días, papá —abrazó —buenos días, tío Hao —observó de reojo, le parecía raro que incluso se quede a dormir, pero no pensó más que eso ya que creyó que era porque tenía que cuidarla
El día transcurrió com normalidad, los tres salieron a pasear y volar la cometa que había creado Jihyun para su clase.
Hanbin tomó un celular y grabó como el castaño y su hija corrían por el parque haciendo que esta se extiende por los aires. De alguna manera, aquello le hizo recordar la vez en la que él y su esposa fueron a volar una cometa en un campo lleno de flores.
No sabía porqué, pero la personalidad de Hao le recordaba tanto a ella.
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