Hanbin empezó a buscar trabajo, ya no quería ser novio de alquiler y que otras personas hablen sin saber. De cierta manera también se sentía avergonzado, no quería que su hija se entere por chismes una imagen de él que no conocía, es muy pequeña y no lo entendería.
Mientras seguía buscando trabajo en su computador, escuchó el timbre de la puerta. Pensó que era la señora Kim trayendo a su hija, así que estaba dispuesto a pagarle por la ayuda, pero al abrir la puerta se dio cuenta que no era ella.
—¿Hao? —se sorprendió
—¡Papá! —gritó abrazándolo, este la cargó y le dio un beso —¿qué hay de comer, papá?
—Ah... no he cocinado todavía, Jihyun...
—Yo voy a invitar —mencionó el castaño con una gran sonrisa —¿está listo para salir a comer, señor Sung?
—Eh...
—Vamos papá —le jaló la mano para llevarlo a la habitación —ponte tus zapatos, vamos, vamos —le alcanzó sus zapatillas para que se las ponga
—Está bien, está bien —sonrío —vamos a comer
Hao le tomó la mano al caminar, pero este de inmediato se la soltó para cargar a Jihyun. No sabía por qué se enojó, ¿fue porque no le avisó que recogería a su hija de la escuela?
Al llegar al restaurante que ella quería, pidió su plato favorito, pero en cambio, Hanbin no pidió nada, diciendo que con eso estaba bien. Hao se extrañó por su actitud, pero de todas formas le pidió un plato.
—Papá, ¿me acompañar al baño? —dijo ella jalándolo de la mano
—Claro que sí, cariño —sonrió levantándose de la mesa yéndose con ella
¿Cariño?, le dice cariño hasta a su hija y a mi sólo me llama por mi nombre...
Empezó a creer que su amigo tenía razón, Hanbin no le estaba dando el lugar que merecía y cada que pasaba algo no le decía nada y sólo se enojaba con él.
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