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—Señor Sung, yo puedo explicarle

—Explícame —accedió a aquello cruzándose de brazos

—Usted... me gusta mucho... y esa vez que me preguntó mi edad no supe que decir e inconscientemente dije que tenía 21... lo siento...

—Eso no es lo que más me molesta, Hao

—¿No?

—Me molesta haberme enterado por otra persona que tenías 18 años, que a pesar de estarme mintiendo no te tomaste el tiempo de decirme la verdad en ningún momento

—Tenía miedo de que quiera terminar  con lo que tenemos

—Probablemente lo habríamos hablado, Hao, pero ahora... —suspiró y se cubrió la cara con las manos con impotencia —¿sabes como me siento al pensar que eres menor de edad?

—¿Menor de edad...?

—Siento repulsión y asco, Hao, de sólo pensar en las cosas que hicimos siento repulsión... porque eres un niño, Hao, ¡eres un maldito niño!

—¡No soy un niño! —gritó —y ya soy mayor de edad

—¡No lo eres! —se levantó de la silla —en este país no lo eres y aunque lo fueras de todas formas eres demasiado menor para mí... hay chicos de tu edad que están cursando su último año de la escuela media, Hao

—Pero yo no soy esos chicos...

—Yo sé que no eres esos chicos... lo sé, pero... quiero que me entiendas también... es difícil para mí y no podría seguir con esto... me hace sentir mal, como si fuera un maldito enfermo y no quiero arrastrarte conmigo...

—Señor Sung... Señor Sung... —lo observó tomando sus cosas dispuesto a irse

—Ya no quiero que rondes por mi casa y en las clases actúa como si nada, no quiero que nadie sospeche, ¿entiendes?

El menor bajó la mirada y asintió con lentitud viendo de reojo como el hombre se alejaba de él. Sus lágrimas no tardaron en salir, su plan de mudarse con él se había ido a la mierda.

Se empezó a preguntar que si tal vez le hubiera dicho la verdad, a lo mejor ahora no estuviera pasando por esta situación. Después de todo aún seguía siendo muy joven como para entender la forma en la que Hanbin se tomó las cosas.

Lloró de camino a casa, y tuvo ganas de escribirle al señor Sung, de llamarlo y explicarle tantas cosas, pero sabía que igualmente él no contestaría. Meterse con alguien mayor no salió tan bien como esperaba.

Faltó dos veces a la universidad, justo a las clases del señor Sung, pudo haber faltado una tercera, pero podrían deshabitarlo por eso, así que con toda la vergüenza que sentía no tuvo más remedio que asistir y tener que verle la cara.

Fue horrible tener que actuar como desconocidos y la única vez en la que intercambiaban miradas o palabras eran cuando el profesor le tenía que entregar sus prácticas.

Ricky notó al momento que algo raro ocurría, ya que siempre que tenían estos momentos cercanos eran muy obvios al demostrar sus sentimientos. Sin embargo, esperó que su amigo le contara.

—Siempre tuviste razón, Ricky... —dijo finalmente mientras caminaban por la calle camino a casa

—¿A qué te refieres?

—El señor Sung... se enteró que tengo 18 años y decidió ya no seguir con lo nuestro...

—Hao... —pensó en decirle "te lo dije" pero no era el momento adecuado —lo siento...

—No, no te preocupes, yo... sabía que no dudaría mucho, él es mucho mayor para mí y... —se quedó en silencio, era obvio que se estaba engañando a sí mismo —y...

babysitter • haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora