Muñecos de Nieve y Bufandas

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El viento soplaba suavemente en las afueras de la casa Malfoy-Granger, cubriendo todo con un manto blanco y brillante. Los copos de nieve caían lentamente desde el cielo, y el jardín se transformaba en un paraíso invernal. Scorpius pegaba la cara contra la ventana, observando con ojos emocionados cómo la nieve se acumulaba rápidamente.

—¡Papá, mamá, está nevando mucho! —gritó con entusiasmo, girándose para ver a sus padres—. ¡Vamos a hacer muñecos de nieve!

Hermione, sentada junto a la chimenea con una taza de chocolate caliente, sonrió ante la emoción de su hijo.

—Cariño, hace mucho frío afuera… —dijo suavemente, sin querer apagar su entusiasmo pero preocupada por la temperatura.

—¡Por favor, mamá! ¡Por favor, papá! —insistió Scorpius, mirando ahora a Draco con una expresión suplicante—. ¡Será divertido!

Draco, que leía tranquilamente un libro, levantó la vista hacia su hijo. Su expresión se suavizó al ver lo mucho que Scorpius quería salir.

—Bueno, supongo que no podemos decirle que no, ¿verdad, Hermione? —dijo Draco con una sonrisa.

Hermione rodó los ojos pero no pudo evitar sonreír también.

—Está bien, está bien… Pero solo un rato. No quiero que terminen congelándose —advirtió.

Scorpius dio un pequeño salto de alegría, corriendo a buscar su abrigo, bufanda y guantes.

Unos minutos después, los tres estaban abrigados de pies a cabeza, con Draco llevando una bufanda verde y plateada de Slytherin, y Hermione con la suya roja y dorada de Gryffindor. Scorpius, a mitad de camino entre las dos casas, llevaba una bufanda de colores neutros.

Salieron al jardín, donde la nieve crujía bajo sus botas. Scorpius corrió hacia un montículo de nieve y comenzó a apilar más nieve para formar la base de su muñeco.

—¡Miren! Este será el muñeco de nieve más grande que hayamos hecho jamás —anunció Scorpius, comenzando a rodar una gran bola de nieve.

Draco se acercó y comenzó a ayudar, formando la segunda bola para el cuerpo.

—Creo que deberíamos hacerle un sombrero de mago —sugirió Draco, riéndose mientras moldeaba la nieve—. Y tal vez una nariz puntiaguda, como la del profesor Snape.

Hermione soltó una carcajada.

—Oh, Merlin, no creo que el profesor Snape aprecie la comparación —bromeó mientras se agachaba para hacer una bola más pequeña para la cabeza del muñeco.

Scorpius soltó una risita.

—¿Y si le ponemos una bufanda también? —propuso, corriendo hacia la casa y regresando con las bufandas de Gryffindor y Slytherin.

—Claro, pero tendrá que ser la de Slytherin —dijo Draco, tomando la bufanda verde de las manos de Scorpius y comenzando a colocarla alrededor del cuello del muñeco de nieve.

—¡Ni hablar! —protestó Hermione, rápidamente quitando la bufanda verde—. ¡Será la de Gryffindor!

—Vamos, Hermione, tú sabes que un muñeco de nieve con estilo usaría Slytherin —respondió Draco con una sonrisa juguetona, recuperando la bufanda verde.

Hermione arqueó una ceja, desafiante.

—¡Ah, claro, estilo! ¿Cómo olvidarlo? Pero todos saben que el rojo de Gryffindor resalta más en la nieve —replicó, sosteniendo la bufanda roja y dorada.

Scorpius observaba a sus padres con una mezcla de diversión y asombro.

—Oigan, ¿y si le ponemos las dos bufandas? —sugirió con una sonrisa traviesa.

Draco fingió estar horrorizado.

—¡No puedo dejar que un Malfoy tenga una bufanda de Gryffindor! —protestó en tono exagerado, haciendo reír a Hermione.

—¿Y por qué no? ¡Un poco de color no le haría daño! —se defendió Hermione.

Scorpius, aprovechando el momento, tomó ambas bufandas y comenzó a anudarlas juntas alrededor del cuello del muñeco de nieve, haciendo que los colores se entrelazaran.

—Ahí está, problema resuelto. ¡El muñeco de nieve más genial de todos! —dijo con orgullo.

Draco y Hermione intercambiaron miradas sorprendidas, luego rieron y se acercaron para abrazar a Scorpius.

—Tienes razón, Scor, es el muñeco de nieve más genial —admitió Draco.

—Sí, creo que esta vez has sido el más sabio de los tres —concedió Hermione, sonriendo con cariño.

Continuaron decorando al muñeco de nieve con botones y ramas para los brazos. De repente, Draco tomó un poco de nieve y la lanzó suavemente a Hermione, quien lo miró, sorprendida.

—¿Así que quieres jugar a eso, eh? —dijo Hermione, tomando nieve y devolviéndole el gesto.

Pronto, la nieve volaba por todas partes mientras los tres se reían, corriendo alrededor del jardín. La pelea de bolas de nieve continuó hasta que los tres, riendo y jadeando, se dejaron caer en el suelo cubierto de nieve.

—Definitivamente, esta ha sido la mejor pelea de bolas de nieve de todas —dijo Scorpius, aún riendo.

Draco se inclinó y besó la frente de su hijo.

—Estoy de acuerdo, hijo.

Hermione los miró a ambos, sintiéndose más feliz que nunca.

—Sí, ha sido perfecta —murmuró, sonriendo mientras miraba el muñeco de nieve con las dos bufandas entrelazadas.

El viento sopló un poco más fuerte, y los tres se acurrucaron juntos, disfrutando del calor de la compañía familiar a pesar del frío a su alrededor.

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Holaa! acá les traigo otra historia con scorpius, espero les haya gustado 💕

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