Crookshanks

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En este capitulo Herms y Draco ya son novios
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La sala común de Gryffindor estaba cálida y acogedora, el fuego en la chimenea crepitaba suavemente mientras Hermione se encontraba sentada en su sillón favorito, con Crookshanks en su regazo. El gato pelirrojo ronroneaba con satisfacción, sus ojos cerrados de puro placer mientras Hermione acariciaba su suave pelaje. Draco, quien había conseguido un pase especial para visitar la torre de Gryffindor, se encontraba observando la escena desde el umbral con una ceja arqueada y los brazos cruzados.

—No puede ser… —murmuró para sí mismo, acercándose lentamente—. ¿Otra vez ese gato?

Hermione levantó la vista y sonrió al ver a Draco, pero no dejó de acariciar a Crookshanks, quien ahora lo miraba con una mezcla de desdén y satisfacción.

—Hola, Draco —dijo Hermione dulcemente—. ¿Qué haces aquí?

Draco se acercó, aún con el ceño fruncido.

—Vine a verte, por supuesto. Aunque parece que estoy compitiendo con… —hizo un gesto hacia el gato—, él.

Hermione se rió suavemente.

—¿Estás celoso de Crookshanks? —preguntó, divertida.

Draco se dejó caer en el sillón junto a ella y fingió una expresión ofendida.

—¡Yo, celoso de un felino peludo? —replicó, con un tono exageradamente indignado—. Claro que no. Es solo que… bueno, parece que recibe más cariño que yo últimamente.

Crookshanks, como si entendiera lo que Draco había dicho, se acurrucó más cerca de Hermione, ronroneando aún más fuerte. Draco lo miró con los ojos entrecerrados, como si estuviera frente a un rival peligroso.

—¿Lo ves? —continuó Draco, señalando al gato—. Está haciéndolo a propósito. Está acaparando todo tu tiempo y afecto.

Hermione soltó una carcajada, acariciando la cabeza de Crookshanks antes de girarse hacia Draco.

—Oh, vamos, Draco. Crookshanks es solo un gato. No tienes de qué preocuparte.

Draco se inclinó más cerca de ella, con una sonrisa juguetona en sus labios.

—No estoy preocupado, Hermione. Solo creo que merezco un poco de atención también… —susurró, acercándose aún más—. Después de todo, no soy tan peludo, pero puedo ser igual de adorable.

Hermione rió, su risa suave y cálida llenó la habitación. Dejó a Crookshanks en el suelo, quien soltó un leve bufido de protesta antes de alejarse hacia un rincón de la sala.

—Bien, señor Malfoy, ¿qué sugieres que haga con este tiempo y atención extra? —preguntó ella, con una sonrisa divertida.

Draco se deslizó un poco más cerca, su rostro muy cerca del de ella.

—Podrías empezar por darme un beso… —murmuró, con una chispa traviesa en los ojos.

Hermione sonrió y, sin pensarlo dos veces, se inclinó para cumplir con su deseo. Sus labios se encontraron en un beso suave y dulce que rápidamente se volvió más profundo.

Pero antes de que el beso pudiera ir más lejos, sintieron algo suave y peludo empujando entre ellos. Crookshanks había decidido que no iba a ceder tan fácilmente.

—¡Crookshanks! —exclamó Hermione entre risas mientras el gato se acomodaba obstinadamente entre ellos, mirando a Draco como si hubiera ganado una gran batalla.

Draco suspiró dramáticamente y se dejó caer contra el respaldo del sillón.

—Está bien, está bien. Tú ganas esta vez, peludo… pero esto no ha terminado —dijo, señalando al gato con el dedo.

Hermione se rió aún más fuerte, envolviendo a Crookshanks en un abrazo rápido antes de inclinarse hacia Draco y darle un beso en la mejilla.

—Tendrás que acostumbrarte, Malfoy. Crookshanks siempre será mi primer amor gatuno.

Draco sonrió, tomando la mano de Hermione.

—Supongo que puedo vivir con eso… mientras siga siendo tu primer amor humano.

Hermione le sonrió de vuelta, sus ojos brillando de alegría.

—Siempre lo serás, Draco.

Crookshanks, satisfecho con su pequeña victoria, se quedó entre ellos, ronroneando felizmente mientras Hermione y Draco se reían juntos, sabiendo que el amor que compartían era más fuerte que cualquier rivalidad felina.

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