10 Antes de ser tu esposo

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Y Colin rompió su promesa.

Esa misma noche, trepó por la casa Featherington en el balcón que daba a la ventana de la recámara de Penelope, tenía que hablar con ella, saber cómo estaba... mentira... después de hacerla tan suya, él ser tan suyo, no podía estar un momento sin su sonrisa, sin su charla, sin sus besos, sin su cuerpo. Ansiaba estar entre sus brazos, pero ¿cuándo comenzó a necesitarle tanto?

Tocó la ventana tan bajo que casi no se escuchó, pero tal vez Penelope se encontraba igual de desesperada que él, porque ya lo estaba esperando.

-¡Sabía que vendrías!
-¿Cómo? ¿Por qué tan segura?
-¡Porque me perteneces!
-¡Dios! Tienes tanta razón. No lo puedo negar, Pen te necesito, este tiempo tan agitado solo me ha hecho reconocer lo mucho que te amo. Anhelo que el tiempo pase rápido para tenerte en mi lado de la cama para siempre, y ...

Y Penelope jaló el cuello de su camisa acercándolo a su rostro, y lo besó con tanta pasión, que Colin no tuvo tiempo de pensar, solo de actuar y se entregó al momento.
Se quedaron prendados del beso, pero las manos de Colin, siempre inquietas, ya le estaban desatando el corsé que aún Penelope llevaba debajo de la bata.

-¿Por qué no te lo habías retirado?
- Porque estaba esperando que tú lo hicieras, me enciende más. Por favor, Colin, ya no hablemos, hagamos el amor en silencio, mi madre aún está despierta, pero no puedo esperar más.

Era de esperarse, él le pertenecía tanto, que sólo obedeció, le encantaba la idea de que Penelope se le entregara por completo, sin reservas y siempre dispuesta a que él le enseñara el arte del amor, sin juzgar, sin reprimendas, sin celos.

La desnudó y la alejó solo un poco, para admirarla por unos segundos, esta vez ya no había timidez en sus ojos, su cuerpo decía "deseo".

La tomó de los brazos delicadamente y la recostó sobre la cama y le separó las piernas, se agachó sin más y comenzó a succionar su esencia, introdujo su lengua para saborearla y pudo verificar lo dulce de su néctar. Ella solo gemía de placer, él sentía que lo volvía loco, su cuerpo caliente, el centro de su ser tan caliente, tan rosa, tan hinchado y de repente... Penelope no podía más, tomó el cabello de Colin y empujó su cabeza hacia su centro y dijo su nombre en un grito...

-¡Penelope! ¿Estás bien?- dijo Portia, detrás de la puerta.
-Si mamá, fue una pesadilla.
-Voy a pasar.

Colin se metió debajo de la cama, de forma tan veloz que parecía una sombra. Penelope como pudo se enrolló en las sábanas. Portia entró con una vela en la mano.

- Segura que sólo fue una pesadilla. - le dijo a su hija, acercando la vela a su rostro.
- Si mamá! No hay nada de que preocuparse.
- Mmm Está bien! Solo recuerda, que si necesitas algo, puedes llamarme. Pen, se que he sido dura contigo, pero a pesar de todo, yo les amo y en verdad deseo que puedas perdonarme, por haberte querido sacarte de aquí, sabes, le dije a Jack que jamás vuelva, no puedo abandonarlas y seguir a alguien tan ruin, ustedes son lo más importante en mi vida y agradezco que Colin Bridgerton esté tan enamorado de ti y se que te hará muy feliz. Bueno, descansa.

Se fue... Colin salió de debajo de la cama y Penelope seguía enrollada, apretando la sábana y secándose unas lágrimas. No podía creer que esa madre tan distante pudiera sentir realmente amor por ella.

-¿Todo bien?
-Si, es solo que mamá... nunca había sido tan... tan...
-¿Real? ¿Cariñosa?
-Sí
-Bueno, es el efecto Bridgerton
-Jajajajajaja, eres un loco Colin.
-Un loco por ti. Mmmm... ¿seguimos? Por favor...
-Si, pero sin ruidos.
-Fuiste tú quien gritó
-Deja de hablar y ven aquí.

Se quitó la sábana y él pudo verla completamente desnuda, de nuevo, pero se sorprendía, era como si fuera la primera vez que la vio así. Se metió en la cama, pero en lugar de comenzar él la acción, ella lo puso contra el colchón y se subió, montándolo, dirigió su miembro hacia el centro de su ser y comenzó a cabalgarlo, primero lento, tanto, que él sentía que todas las fibras de su ser se desvanecían, lo estaba volviendo loco, tomaba sus caderas con fuerza y le encantaba ver sus grandes pechos rebotar en cámara lenta, se acercaba a sus pezones, los lamia y luego se echaba para atrás en excitación total.

-¡Me hechizaste Penelope!
-¿Lo quieres más rápido?
-Te voy a llenar.
-Hazlo, te lo ordeno.

Sintió un escalofrío con esas palabras, se sintió de su propiedad, jamás habría alguien más para él, ella no sólo tenía su corazón y sus pensamientos, no, le pertenecía por completo, su cuerpo, su ser... y más allá de su ser...

Penelope lo tenía allí, en esa posición tan cómoda para él y la veía como una diosa cabalgando, con esos rizos rojos sueltos, sus labios carnosos mordiendo, gimiendo; sus pechos tan deliciosos, rebotando, con ritmo, tan bellos, tan exuberantes... comenzó a manejarlo más rápido, con ritmo, pero de prisa.

-¡Pen! Ahhhhh... te voy a hacer un hijo...
-¡Siiii! Hazlo Colin! Ahora!!! Ahhhh!!!

Y llegaron juntos, sus cuerpos no sólo estaban unidos, sino que eran capaces de llenarse mutuamente. Ella se recostó y el se giró para abrazarla y sin más, desnudos, se quedaron dormidos, con la sonrisa en los labios, juntos, nada, nada los va a separar nunca.

¿Ni siquiera el sol que se asomaba por la ventana? ....

Después del baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora