4 La entrega

269 22 1
                                    


Pasaron un buen rato platicando frente a la chimenea, el calor era maravilloso, pero Penelope no podía quitar la mirada de los labios de Colin, quería que la siguiera besando. Absorta se encontraba en ello, cuando Colin le dijo que se la llevaría de picnic. 

-Tengo tanto que mostrarte de este lugar, verás que está increíble, sus árboles, flores, el agua del lago, todo es hermoso, pero no tanto como tú. 

Penelope sintió que el abdomen le cosquillaba cada vez que le daba un cumplido. La tomo de la mano y una canasta que tenía preparada y se la llevó afuera. Tal vez ella hubiera preferido quedarse adentro. Sin embargo, al ver lo maravilloso que era afuera cambió de opinión. 

Cerca de un árbol de sauce, Colin ya tenía preparado una pequeña manta y colocó los bocadillos y el vino que traía en la canasta. Platicaron más tiempo, comieron, rieron. De repente, Colin se acercó a abrazarla. 

-¿Piensas seguir con la columna de Lady Whistledowm?

-No lo sé, Colin. 

-Pero te encanta dar a conocer los chismes de nuestra sociedad. 

-Fue la única forma que encontré de que mi voz fuera escuchada, recuerdas que siempre me encontraba en el rincón, sin que nadie me prestara atención, ya sabes, soy poca cosa. 

-No, no puedes estar más equivocada. ¡Eres preciosa en todos los sentidos! Tan inteligente. Te admiro. Hoy más que nunca me siento orgulloso de lo que has logrado. Ahora todo tiene sentido, Pen. 

-¿Cómo?

-Sí. Escribes tan bien. Siempre estaba ansioso por leer tus cartas, me contabas todo lo que estaba sucediendo, tan descriptiva siempre. 

Penelope iba a continuar la conversación, pero gotas de lluvia comenzaron a caer. Miró a Colin, pero este estaba embelesado en sus pechos; ni siquiera se había dado cuenta. 

-Colin, está comenzado a llover. 

-¿Ah? Es verdad. 

La tomó de la mano y la llevó de nueva cuenta a la cabaña, pero cuando llegaron estaban empapados. 

-Tienes que quitarte la ropa, Pen. Te puedes resfriar. 

-¿En serio?

-Bueno, claro. 

Ni siquiera lo pensó, no sabía de donde había sacado el valor, jamás había estado totalmente desnuda delante de alguien, más que de Rae, su acompañante desde que tenía 15 años. Pero se sentía tan cómoda con Colin, que no le importó. 

-Ayúdame Colin. 

Colin sin pensarlo, le desabrochó el vestido, primero por inercia, pero al rozar su piel, comenzó a sentir calor por todo el cuerpo, y cuando comenzó, ya no pudo parar. Le desató el corset que ella llevaba puesto y la dejó completamente desnuda, solo con las medias puestas y después sin ello. Ella solo se dejaba que él la guiara para terminar de ayudarle a quitarle todo. 

-¡Dios mío, Pen! ¡Realmente eres hermosa!, pero... no puedo detenerme, pero si no quieres, no te obligaré. 

-Colin, si dejé que me desnudaras es porque quiero todo, aunque no sepa bien que es eso, pero lo quiero todo contigo. Por favor, quiero ser tuya Colin. 

Al escuchar esto, él ya no pudo detenerse. De prisa se quitó su ropa, quedando desnudo delante de ella, la tomó de la mano y se la llevó a la cama. Comenzó a besarla en los labios, luego en el cuello, sus labios bajaron poco a poco, hasta llegar a sus pechos que ella instintivamente se cubría con las manos, pero él se las quitó con delicadeza y comenzó a besar su pecho, primero por encima, hasta llegar a su pezón, el cual besó con delicadeza, pero luego succionó y con ello, el calor que sentía Penelope se hizo más fuerte, levantó las caderas y las dejó caer de excitación. 

-¡Colin!

-¿Quieres más?

-Sí, más. 

Entonces, sin dejar de besar su ardiente pecho, Colin fue bajando su mano hasta llegar a su zona, la cual estaba ardiendo, mojada, muy mojada e introdujo dos dedos de forma delicada, luego uno más, Penelope jadeaba y repetía su nombre con pasión, eso lo emocionaba más. 

-Estas lista.

-¿Para qué?

-Para más, para ser mía completamente. No te lo niego, te va a doler, pero sólo será por un momento. ¿Estás de acuerdo?

-¡Confío completamente en tí!

Y no hubieron más palabras, introdujo su miembro, primero de forma delicada y después de una sola, todo por completo. Penelope se sobresaltó, pero en cuanto Colin se volvió a retirar y volvió a penetrarla el dolor había desaparecido. Él comenzó a mover las caderas lentamente. 

-¡Más, más! -repetía. 

Colin se sintió aliviado y comenzó a un ritmo constante a mover sus caderas hacia ella, penetrandola una y otra vez, hasta que sintió que ella estaba incontrolable, como una bestia salvaje a punto de llegar a su orgasmo, entonces el se liberó y pensó en un momento hacer como lo hacía con otras mujeres, salirse antes de llegar, pero en esta ocasión no le importó, quería llenarla de él y lo hizo al ver que ella sintió su primer orgasmo. Y ambos llegaron a la culminación de su primer encuentro de amor. 

¿Qué sucedió después de 10 minutos? 

Colin no podía creerlo, había desatado a una bestia salvaje, Penelope quería que Colin le enseñara más y Colin sin pensarlo, volvió a hacerle el amor una y otra vez, enseñandole cada vez más, sobre conocer su cuerpo y sin límites llegar a la liberación, hasta que la noche les llegó y se quedaron dormidos de tanto amarse. 

Después del baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora