11 Mañana

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El sol entró por la ventana de la habitación de Penelope Featherington, sintió un brazo que la rodeaba casi por completo, su cuerpo tibio contra el suyo era algo que siempre querría tener a su lado... pero... este no era todavía el día en que Colin Bridgerton tenía que estar con ella así.

-¡Colin! ¡Despierta!
-Aooooo ¿qué sucede?
-¡Tienes que irte! Ya es de día.

Colin se terminó de despertar de un sobre salto, tomó su ropa y se vistió de prisa, le dio un beso tierno, dulce, pero rápido a Pen y salió por la ventana,  bajo el balcón y Rae lo vio y lo ayudó a salir por el patio trasero de la propiedad.

Colin cruzó la calle, dándole un último vistazo a la ventana donde sabía que Pen lo miraba, entró a la propiedad Bridgerton.

-¡Colin Bridgerton! ¿Se puede saber de dónde vienes?
-¡Madre! Este... yo...
-No digas más, porque será que mis hijos tienen que ser tan pasionales.
-Más enamorados que pasionales, madre.
-¿No se puede esperar más de los hombres Bridgerton?
-No madre, no se puede esperar más que locuras de un hombre Bridgerton totalmente enamorado de una pelirroja.
-¡jajajajajajjaa! Ay, Colin. Gracias por amar tanto a Penelope, no sabes que entusiasmada estoy por tu unión con ella. Pero por favor, trata de ser, mmm, más discreto. Cuando tengas que besarla o acariciarla, no lo hagas en público, no mientras no sean esposos. Por favor.
-¡Madre! Bueno... mmm... trataré, trotaré, digo, me comportaré.
-Estos hijos míos... ¡me van a matar!

Colin pidió que le preparan el baño, pero mientras se recostó en su cama, se sentía tan bien estar tan enamorado. Nada podía empañar tan grande sensación. Se sentía tan cómodo con este sentimiento, que se quedó dormido, era extraño que no sintiera hambre todavía, después del derroche de energía de la noche anterior. Se despertó cuando se le avisó que el baño estaba preparado. Se sumergió y comenzó a imaginarse como sería su matrimonio y las cosas que a partir de ahora realizarían juntos.

Mientras tanto, Penelope también se daba un baño, se sentía flotar, era grandioso estar tan enamorada, pero sobre todo que su amor era totalmente correspondido, Colin y ella habían pasado por tanto.

Rae la ayudó a vestirse y entonces decidió que era tiempo de escribir:

"Querido y gentil lector: tengo tantas cosas que contar, sobre cierta familia que ha sido pisoteada por mi columna, me refiero a los Featherington. Y es que resulta que su hija Penelope, la fea del baile, la flor de la pared (nunca salía de ese sitio) y que en recientes fechas se decidía su futuro si se casaba con Lord Debling, se encuentra en un estado de expectativa, puesto que alguien más ha luchado por su corazón y ha ganado... ¿estas dispuesto amable lector, de saber quién es este noble caballero? Ohhh.... En verdad que lamento mucho por las señoritas casaderas que guardaban un sentimiento de añoranza por tan noble caballero... su nombre es Colin Bridgerton. ¿Qué pudo ver este guapo Bridgerton en una mujer como ella? Es la pregunta del millón y yo trataré de encontrar la respuesta.  Siempre suya... Lady Whisteldown"

Waooo.... ¡Que satisfacción sentía por esta redacción! Pero antes, antes de la fiesta de compromiso, tendría que decirle a Colin que iba a publicarla, se lo debía.

¿Pero, aceptaría que volviera a publicar?

Penelope se preguntaba si realmente Colin la amaba tanto como para protegerla si algún día se sabía que ella la columnista que estaba poniendo de cabeza a todo Mayfair. Sin embargo, era algo que no podía evitar, amaba leer ciertamente, pero escribir, era su pasión, su vida misma, algo que quería compartir con su amado Colin Bridgerton, y por eso, decidió que se tenían que citar.

El baile de compromiso sería esa noche, pero ella tenía que verle antes, así que le envío una carta con Rae, que lo vería en los jardines Featherington para hablar.

Obviamente Colin se encontraba muy dispuesto, desde que la vio y después de voltear a ver a todas partes, la tomó de la cintura y le planteó un beso apasionado a Penelope, que casi la hace desmayarse. Lo alejó despacio.

-¡Colin! He decidido volver a publicar.
-¡Estupendo! No quiero que dejes de hacerlo. Pero, no creo que por eso me hayas hecho venir antes de nuestra fiesta de compromiso. ¿Te pasa algo?
-Colin. Si sigo publicando, y me descubrieran, ¿estarías dispuesto a protegerme?
-No solo te protegería, Penelope. También te ayudaría, es más, deseo ayudarte ahora. Porque estoy seguro que ya tienes lista tu próxima columna.
-¡Ahora te metes en mis pensamientos!
-Nunca he salido de allí, querida.
-Toma.

Colin leyó y quedó fascinado, amaba a esta mujer, no sólo por su belleza o por lo mucho que lo encendía besar sus labios carnosos o tocar su voluptuoso cuerpo, la amaba porque era inteligente, porque tenía espíritu aventurero, igual que él, pero su riesgo no era físico, era más intelectual, Pen, su Pen, había logrado hasta el momento engañar a la Ton y eso, como lo hacía sentirse orgulloso. Aún entre las sombras, ella sabía pelear por lo que deseaba y ahora él deseaba amarla más.

-¿Ya te he dicho que te amo?
-Si Colin. - se sonrojó- me lo dices todo el tiempo.
- Bueno, es que me tienes loco. Y si, tienes que publicar, no debes pedirme permiso, ni como tú prometido, ni como tú esposo, pero te agradezco que quieras compartir antes de llevarlo a la imprenta, eso me hace sentir que realmente me tomas en cuenta.
-Siempre lo haré, Colin.
- Y bien, pues tenemos que tomar un carruaje, debemos ir a la imprenta.

Mientas iban camino a realizar una aportación de chismes a la Ton, yendo a la imprenta. A Colin se le ocurrió que el carruaje era un buen sitio para darle besos a Penelope, pero no sólo eso, le solicitó su permiso para bajar su vestido de la parte de arriba y chupó sus pechos como si no hubiera un mañana, y los dejo con marcas, tan bellas, que con solo vérselas lo encendía más, quería poseerla allí, pero llegaron a la imprenta. Bajando del carruaje estaban cuando...

-¿Penelope? ¿Qué haces?

Y vio a la maldita Cressida Cowper. Se congelaron.

Después del baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora