5 ¿Donde estás Pen?

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Regresaron a Aubrey Hall a la mañana siguiente, fue tan temprano que aún no se había despertado Eloise.
Cuando ella bajó al comedor los encontró tomados de la mano.
-¿Dónde estaban? Me dormí y ustedes no había llegado.
-Te dejé una nota. -respondió Colin pacífico.
-No explicaba mucho esa nota. Solo que secuestrarías a mi mejor amiga por unas horas, porque deseabas arreglar las cosas. Pero jamás me imaginé que tus intenciones eran otras. -lo dijo señalando a Pen, puesto que no dejaba de mirar como Colin le sostenía la mano.
-Bueno Eloise, no hay mucho que añadir, solo que amo profundamente a Pen y la estoy cortejando; aunque dentro de poco nos casaremos, eso no está en duda.
-¿En serio Colin? -preguntó Pen un poco confundida.
-No lo debes dudar amor. No después de...
-Iuuuuuu. No me digas que ustedes...
-¡Nos hemos amado! Es lo único que importa.

Terminaron de desayunar, todos reían, se rompió el hielo rápidamente. Eloise estaba contenta, no lo podía negar, sabía que Pen pronto sería su hermana, una nueva Bridgerton; aunque de repente sintió un poco de nostalgia, porque ahora tendría su hogar, sus hijos, a Colin, su vida y además a Lady Whistledow. ¿Qué? ¿Seguiría siendo la misma dama de los chismes de la sociedad? ¿Continuaría escribiendo su columna?

Terminaron de desayunar y Eloise tomo de la mano a Pen.
-Debemos hablar.
Se fueron a la recámara de Eloise y cerró la puerta, pero no sin antes asegurarse que no hubiera gente en el pasillo para poder hablar con soltura.
-Pen, estoy un poco preocupada por ti. ¿Qué va a pasar con tu columna?
-¡oh! no había pensado en eso. He estado tan ocupada con estos sentimientos y amor por Colin, que olvide por completo todo lo demás. Ni siquiera pensé en mi madre, y todo lo que está sucediendo en casa.
-¿Acaso hay más?
Pen asintió.
-Pero tienes que contarme todo.
De repente tocaron con fuerza la puerta. Era la mucama.
-Señorita Eloise. Acaba de llegar la señora Portia Featherington.
-Mi madre.
-Tengo que ir por Colin.
Ambas salieron de prisa. Penelope a ver a su madre, Eloise a buscar a Colin.
Durante el trayecto de su recámara al estudio Eloise se sentía mal, como si presintiera que no iba a ser tan fácil que su mejor amiga y su amado hermano pudieran estar juntos.
No se equivocaba, porque en cuanto Colin y Eloise se presentaron en el salón donde se suponía que debería estar Portia con Penelope, no había nadie.
Colin entró en pánico y llamó rápidamente a la servidumbre, solo para obtener como respuesta que la señora Portia se había llevado de forma violenta a Penelope, la había subido a un carruaje y le había gritado que ya se encontraba comprometida con un tal Lord Debling y que en cuanto se casara se iría de Mayfair, era eso o irse a vivir a América con el primo Jack.
Colin entró en cólera, solo subió a su recámara por sus botas, una gabardina gruesa y un arma que tenía escondida en un cajón, solo verificó que estuviera cargada. Eloise que iba atrás de él solicitó acompañarle, pero él no respondía, sus ojos brillaban como dos tizas encendidas en llamas y sus puños apretados. Solo quería poder alcanzar el carruaje, estaba dispuesto a todo, porque después de haber descubierto el amor de Penelope no lo dejaría escapar.
Por fin subió al carruaje, Eloise iba con él, pero ni siquiera se había dado cuenta de que su hermana trataba de hablarle, no respondía. Hasta que llegaron a Mayfair y se toparon con la puerta de entrada de la propiedad Featherington.
Bajó casi corriendo del carruaje, tocó fuerte la puerta de entrada. Salió Varley.
-Dígame señor Bridgerton.
-Quiero ver a Penelope.
-La señorita Penelope no se encuentra, salió con su madre, no volverá.
A Colin le retumbaron en el cerebro sus palabras.
-Dime la verdad. ¡Peeeeeen!- gritó.
-Ya le dije que no está y no va a volver.
Eloise estaba atrás de Colin.
-Hermano. Recuerda lo que dijeron nuestros empleados. Su madre se la ha de haber llevado a América. Porque estoy segura que no aceptó casarse con Lord Debling.
-¡No puede ser! Necesitamos llegar al muelle. Tengo que llegar a tiempo antes de que el próximo barco desembarque.
Colin corrió de nuevo al carruaje, pero él sabía que no llegaría a tiempo. Detuvo al cochero a medio camino en cuanto vio que un jinete venía montado en un hermoso caballo negro.
Le pidió que se lo rentara, el hombre vio quien era y lo reconoció como un honorable caballero Bridgerton y se lo dio sin chistar.
Colin monto y a jalope reció comenzó a manejar al animal.
-Pen. ¿Dondé estás amor mío? No puedo permitir que te alejen de mi. No ahora, ni nunca.
Las lágrimas comenzaron a caer en su rostro, su corazón se encontraba afligido. Hasta que llegó al muelle y pudo divisar que el barco había partido.
Se bajó del caballo, preguntó a las personas que se encontraban allí, si había visto a Portia o a Pen. Nadie supo responderle.
Se encontraba confundido, enojado, triste, amargado. No iba a poder soportar no saber a donde se la habían llevado.

Después del baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora