Capítulo 11: La verdadera Whistledown

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"Por más chismosa que sea, yo siempre digo la verdad y no puedo tolerar una mentira"

-Lady Whistledown

El insomnio se hizo presente, arrasando su cabeza con repetidas imágenes de lo que acaba de ver; recordaba el rostro pálido de Penélope, aterrada por haber sido descubierta, y sus palabras de defensa le cantaban una y otra vez a sus oídos. Aún no comprendía la magnitud de lo que acababa de descubrir; la reina estaba detrás de ella y su furia sería implacable, más que el enojo de él sin duda, pues Penélope había hecho más que simplemente hablar de él o su familia, ofendió a la reina y muy seguramente había dañado su orgullo con respecto a su tradición de cada temporada matrimonial.

Y en verdad le preocupaba Pen, más allá de su enojo por el engaño, no podía igualar a la preocupación que tenía sobre ella, sobre su futuro. Siempre le había preocupado, siempre había estado pendiente de ella incluso cuando pensaba que no tenía sentimientos por ella; era Penélope quién siempre habitaba con licencia permanente en su cabeza, solo que ahora tomaba un significado distinto, más serio y poderoso que antes, como una fuerza magnética que lo atraía a ella, hacía desesperante la distancia y enorme la preocupación, borraba sentimientos de ira y traición tan fácilmente; sin embargo, no podía borrar el rechazo.

Y eso lo consumía de pies a cabeza, lo devastaba imaginar que Penélope no tenía sentimientos por él, mientras que Colin ardía de amor por ella, sufría condenándose a un amor que ya no pudo ser. ¿Si tan solo hubiera sido más rápido esa noche? Y luego de esa pregunta venía otra cargada con más dolor, ¿y si ella no estaba interesada en él?

Esa última interrogante siendo la más dolorosa, pues ahora tenía la plena consciencia de lo que era el amor verdadero; no era una atracción pasional o una sensación de pertenencia, era un conjunto de experiencias, de sentimientos que crecían con la fuerza del fuego, era complementarse y llenarse de vida en cada oportunidad. Era Pen, era su amor.

Al amanecer decidió ponerse de pie, había pasado en vela toda la noche con sus pensamientos atormentando en la oscuridad. Con el cuerpo adolorido procedió a tomarse un baño mientras meditaba en la idea que justo la noche anterior se había colado en su cabeza con rapidez; así, mientras observaba el agua mojarle el cuerpo, pensaba en viajar nuevamente. Poner distancia entre él y Penélope, quizás así podría encontrar paz y su propósito.

Necesitaba encontrarle un propósito a su vida de inmediato, ese algo más, ese sueño que le despejara la mente y que lo hiciera un hombre completo. Pensó en Penélope, en su escritura y lo exitosa que era, ella también había encontrado su propósito, uno muy grande y en él, había encontrado la libertad que alguna vez buscó. Mientras que él aún se hallaba en limbo; si bien la misma Penélope había elogiado sus aptitudes con respecto a la escritura, Colin Bridgerton no se sentía merecedor de tales halagos.

Pero quizá, solo quizá tendría aún esa pequeña espinita guardada en su corazón, y sería maravilloso explorarla por primera vez.

Termino su baño y después de vestirse se condujo al comedor donde seguramente su familia estaría desayunando. Al llegar notó la peculiar ausencia de cada uno de los miembros de su familia, hasta que segundos después su madre entró, llevándose la gran sorpresa de ver a su hijo listo para desayunar en familia. —Colin, ¡Que alegría tenerte para el desayuno! —sonrió animosa, como toda madre se encontraba consternada por el ánimo tan decaído y sombrío de su hijo, por lo que encontrarse a su hijo con una apariencia más presentable, le significó un gran alivio.

—Buenos días, madre —sonrió débilmente, pero enteramente complacido por la reacción de Violet. Sabía muy bien cuan preocupada esta su madre— hoy quise desayunar con ustedes, pero al parecer —hizo un ademan alzando su mano por la habitación— no hay nadie aquí.

Romacing Lady DeblingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora