Capítulo 6: Revelaciones

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Penélope palideció.

Su boca estaba seca y sentía que las manos le temblaban terriblemente; incluso el aire parecía estar faltando en ese momento. La sola idea de que Cressida se llevará el crédito de su trabajo, la había dejado muda, lo necesario para resguardar el enojo que estaba comenzando a sentir; Cressida Cowper, la misma mujer que la humillaba en cada baile y oportunidad que tenía, la misma que había arruinado el único vestido que no era del amarillo chillante que su madre le imponía; era esa misma Cressida la que ahora se estaba robando los años de trabajo de ella, la sola idea le revolvía el estómago, le hervía las venas y la hacía sentir pequeña.

—Pen, ¿Te sientes bien? Estás pálida —Colin se acercó más a ella tomando su brazo cuando vio que el equilibrio de Penélope se estaba poniendo en juego.

Sin embargo, poco atendió al llamado de Colin; no porque no quisiera hacerlo, sino más bien porque aún estaba tratando de encontrar la realidad entre todo lo que estaba pasando, necesitaba una idea sensata que le permitiera pensar con claridad.

En ese tormentoso silencio, Sam Debling se acercó a ella con preocupación — ¿Se encuentra bien?

Pero Penélope no paraba de mirar a Cressida pavonearse de lo que acababa de decir, su sonrisa era deslumbrante cuando observaba a los demás murmurando acerca de ella. Miró a Eloise, quien la estaba buscando con la mirada, al conectarse pudo sentir el terror que le había provocado la revelación anterior; por otra parte, Sam volvió a llamar su atención en búsqueda de una respuesta.

— ¿Se encuentra bien, ocupa irse?

—No —su voz salió dura y ronca, estaba intentando que el odio y las lágrimas mezcladas no hicieran mella en su tono al hablar— no puede ser ella.

— ¿De qué hablas, a qué te refieres? —preguntó Colin esta vez; mirando como ella tenía la vista fija en Cressida Cowper.

Ella miró a Colin lentamente, sus ojos estaban cristalinos y sentía que se apagaba su voz, sin embargo, tomó valor suficiente para hablar —Cressida no es Lady Whistledown.

—Bueno, ella ha dicho que lo es —intervino Sam, tratando de entender a su prometida.

—Pero no lo es —dijo esta vez con más fuerza en su voz— Cressida no es Lady Whistledown, porque es imposible que ella lo sea. Cressida Cowper no tiene las cualidades suficientes para ser Lady Whistledown, yo amo el Whistledown y verdaderamente, me partiría el corazón que alguien creyera que ella lo es.
A Penélope no le importó que alguien la escuchara, su voz resonó entre las murmuraciones a tal grado que la misma Cressida pudo escuchar el comentario de Penélope; pues esta valentía nacida del enojo producido por Cressida le había otorgado las fuerzas necesarias para no tener miedo a la reacción de ella.

—Disculpen, pero necesito retirarme —pronunció Penélope cuando la mirada de todos se había desviado de ella.

—Espera Pen, no puedes irte sola —se apresuró a decir Colin, quien aún sostenía el brazo de ella.

—Descuide Sr. Bridgerton, yo puedo llevarla hasta su casa —respondió Sam ante la preocupación de Colin.

Colin no pudo evitar mirarlo con odio, la simple idea de Penélope viajando a solas con el Lord, le producía no solo celos, sino además terror de que algo pudiera ocurrir entre ellos. Entonces se dio cuenta una vez más de como la visión que tenía de Penélope había cambiado, su amiga de la que recientemente se había percatado de sus sentimientos por ella; era una mujer deseable, prueba de esto, era el caballero que resguardaba la etiqueta de prometido.

Penélope observó esa mirada furiosa, con familiaridad, juraría que era muy parecida a la que ella tenía instantes antes, cuando Cressida se adjudicó la identidad de Lady Whistledown, lo cual le pareció muy extraño; las actitudes de Colin últimamente le parecían eso, extrañas. Como si él buscara constantemente en hacerla dudar sobre su compromiso, o como si tuviera un odio por Sam Debling aunque él no conociera al Lord realmente.

Romacing Lady DeblingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora