Capítulo 7: Querido y gentil lector

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Querido y gentil lector:

Se dice que no hay descanso para la maldad. De ser cierto, esta autora debe ser una virtuosa, porque he estado disfrutando de un necesario respiro de observar a todos ustedes. No se preocupen he vuelto Y regresaré exactamente en una semana con un número completo. Puede que ahora conozcan mi nombre, pero no duden de que yo los conozco mejor.

Atentamente Lady Whistledown.

O desde ahora, Cressida Cowper.

Era el primer baile que organizaron los duques de Kent; para gran orgullo de la anfitriona, la decoración era exquisita, al igual que la música. Había una decoración particular en el centro de la pista en forma de huevo.

Las Featherington llegaron juntas acompañadas de sus respectivos maridos; no eran las primeras en llegar a la fiesta, varías personas se acomodaban alrededor de la pista mientras observaban el baile. La reina descansaba en un palco, a lado de sus lacayos mientras observaba el baile. Cuando la danza terminó y la cuadrilla cambiaba hojas para tocar otra melodía que invitara a los asistentes a bailar; Sam Debling apareció a su lado, con esa sutil y amable sonrisa saludó a Penélope.

—Buenas noches —dijo Penélope, sintiendo verdadera pena delante suya. Las palabras de su madre cayeron en el sitio correcto, ya que su hija se sintió culpable por ignorar al Lord así.

—Buenas noches, señorita Penélope —correspondió a su saludo— me alegra ver que se encuentra mucho mejor.

—Le agradezco su preocupación, mi madre me ha dicho que ha estado buscándome en casa —notó como su madre y el resto de Featherington se apartaban poco a poco de ellos y continuó— en todo caso, discúlpeme a mí por haberme negado a su visita —insistió con pena.

—No tiene de qué preocuparse, entiendo que haya decidido descansar tranquilamente —respondió él.

Pero Penélope eligió sincerarse con Sam —si le soy honesta, la declaración de Cressida me descolocó un poco la noche de nuestro compromiso.

—Lo noté —contestó— y puedo entender perfectamente el porqué; si recuerdo bien, ha dicho que Lady Whistledown se ha referido a usted de una manera no tan agradable, por lo que es más que entendible su reacción de esa noche.

Penélope agachó la cabeza ante el recuerdo de todas y cada una de las veces en las que Cressida la humillo —Bueno, no se ha limitado solo a la palabra escrita —mencionó levantando su vista al Lord.

—Me sorprende la osadía que tiene para ofenderla a usted, la de ella o la de cualquier persona —a Pen le pareció extraño el comentario, y no vaciló en preguntar a que se refería Sam con ello— usted es una mujer maravillosa, solo hace falta escucharla hablar un poco para darse cuenta.

Ella sonrió.

En ocasiones como esta, en las que Sam se refería a ella con tanta galantería, o mostraba pequeños gestos románticos, dudaba si realmente estaba destinada a un matrimonio sin amor; o quizás solo tendría esa agradable compañía y cortejo escasamente, lo cual era casi igual a vivir sin amor, con un esposo a la distancia, viviendo de pequeñas muestras de afecto. Lo miró con esa idea colándose en sus pensamientos, cuando alguien conocido se hizo presente a la lejanía del salón, y se dio cuenta de que ninguna palabra romántica o galante de Sam, se podría comparar a lo que Colin le provocaba con su presencia. Lo amaba tanto y desde hacía tanto tiempo, que solo verlo le hormigueaba el pecho y le arrebataba el aliento.

Ensimismada en Colin, no pudo escuchar la invitación de Sam a la pista de baile, el caballero le repitió por segunda vez la pregunta y en esta ocasión solo pudo escuchar el final de su pregunta.

Romacing Lady DeblingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora