Capítulo XI: Carta número 20

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Querida:

Para ser franco no tengo ni la más mínima idea de cómo comenzar, y la verdad es que es irónico, y absurdo a la vez. Si recuerdas la primera vez que te escribí tampoco sabía que decir. Creo que la costumbre de escribirte hizo que perdiera "ese toque" o quizás el hecho de estar tan habituado hace que ya no tenga algo que decir, y si lo pensamos así no deja de ser triste. Sin embargo y a pesar de que mi cabeza diga que ya no hay que algo que decir, mi corazón grita lo contrario.

Considero que es prudente empezar diciendo que espero que al recibir esta carta te encuentres bien. Ha pasado algún tiempo desde la última vez que te escribí y genuinamente anhelo que te estés mejor.

Nunca me cansaré de hacerte ver lo valiente que eres, admiro lo que has llegado a lograr, y porque creo en ti, se que eres mucho más fuerte de lo que crees y ya has enfrentado y superado obstáculos en el pasado, lo que demuestra tu valentía y determinación. No permitas que las dificultades actuales te hagan olvidar lo maravillosa que eres y todo lo que has logrado a lo largo de tu vida.

Recuerda que los tiempos difíciles son solo temporales y que siempre hay una luz al final del camino. Mantén la cabeza erguida y confía en que esta etapa complicada también llegará a su fin. Estoy aquí para apoyarte durante este proceso y para celebrar contigo cada pequeño avance que logres.

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