Capítulo 21: [El Imperio]

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Capítulo 21: [El Imperio]

—No parezcas tan aterrada —susurró Alberu con cuidado. Frey se giró rígida en su lugar. Se encontraban en un baile de inauguración, rodeada por las figuras más destacadas del continente. 

Los nobles de Mogoru la miraban y susurraban entre ellos.

Comentarios como "la bastarda" o "la hija ilegítima" no le preocupaban demasiado, pues en Roan decían cosas peores. 

Sin embargo, no podía evitar sentirse expuesta. Se escondió detrás de la sombra de Alberu. O lo intentó. Con ese pesado y voluminoso vestido lila, era hermoso pero incómodo. Cada vez que caminaba hacia la mesa de bocadillos, le faltaba el aliento.

Mientras se llenaba la boca de fruta, pasteles y queso, observaba una escena en especifico como si asistiera a una obra de teatro. 

Alberu estaba rodeado de personas importantes, como la Reina de la Jungla, Tonka, que parecía una cucaracha en medio de saltamontes, gritando a todo pulmón que Cale Henituse era su amigo.

Pobre Cale.

Frey se rió disimuladamente al ver a un joven tratando de hablar con Alberu, pero siendo interrumpido por los otros dos cada vez que lo intentaba. Ese debía ser el hermano de la genial Rosalyn.

Se limpió apresuradamente los labios con una servilleta cuando comenzaron a anunciar la llegada de Adin.

Ahora era la hermana de su prometida. Tenía que lucir decente...

Le sorprendió ver entrar a ambos. El príncipe Adin sonreía con finura, era todo lo que se podía esperar de un príncipe imperial. Pero Frey sabía que era un bastardo de lo peor. De su brazo le acompañaba una hermosa joven, supuso que era la afamada Rael.

Rael se parecía al Duque, especialmente en el cabello plateado, pero mientras los ojos del Duque eran de un azul cristalino, los iris de Rael eran rojos. Su rostro no mostraba emociones, eran el epítome de la realeza.

Ambos se acercaron a Frey, quien se movía disimuladamente hacia el príncipe Alberu. No quería enfrentarse a ellos sola.

—Príncipe imperial —saludó Alberu con una sonrisa educada, luego se giró hacia Rael. Frey pensó por un momento que sus ojos parecían aún más fríos. —... Princesa imperial.

Rael, sin cambiar la expresión en blanco de su rostro, tomó sus faldas en una elegante reverencia.

—Príncipe Alberu.

Frey trató de no rascarse la nuca de la tensión que le provocaba el ambiente. Hasta que los ojos marrones con tintes dorados de Adin la evaluaron.

—Su alteza —Saludó, imitando la reverencia que Agnes se había esforzado en enseñarle.

—No tienes que ser tan formal. ¿Eres Lady Frey? —la saludó con una amabilidad empalagosa. —Seremos familia en el futuro. No tienes que ser tan formal, ¿verdad?

Adin se giró hacia la serena Rael, que asintió ligeramente.

—¿Me concede esta pieza, mi querida hermana? —Adin le tendió el brazo, con el otro tras la espalda, sin perder esa asquerosa amabilidad falsa.

Tragando disimuladamente, Frey evitó mirar a su príncipe Alberu. Tomó la mano de Adin y lo siguió a la pista de baile. Recordó el arduo trabajo que tuvo con Alberu todo el camino hacia el imperio, bailando hasta agotarse para no avergonzar al reino de Roan.

A Frey le gustaba el baile, así que se divirtió un poco, pero Adin la tenía tensa.

—Nos honraría si la dama se quedara en el imperio hasta la boda.

Frey mantuvo una expresión educada. Los lugares donde Adin la tocaba le resultaban incómodos, no podía evitar recordar todo lo malo que había hecho en la novela.

—Tendría que consultarlo con el Duque. Ahora que nos hemos encontrado, no quiere tenerme lejos de su vista —mintió Frey, inventando una excusa sobre el camino.

—Mmm, es una lástima —la pieza musical terminó para alivio de la joven, pero Adin no la soltó hasta llevarla con un incómodo Alberu que sonreía junto a la estatua de hielo, que era Rael.

—Vaya, ahora que los veo juntos. Príncipe Alberu, usted y Lady Frey lucen como una pareja ideal. ¿No sería maravilloso? Si usted desposara a la joven, el Imperio y el reino de Roan tendrían lazos muy estrechos.

Alberu negó en su mente ante la expresión horrorizada de Frey. En cambio, estiró sus labios en una sonrisa astuta.

—Lady Frey es un alma libre, no creo que el palacio sea su lugar.

Pero al mismo tiempo, la persona que no había dicho nada, Rael, habló.

—Mi abuela siempre decía que ninguna dama de nuestra familia le serviría té a un Crossman, incluso como esposa. —Una elegante mueca se posó en su rostro.

Frey apretó sus manos tras la espalda ante el comentario, sorprendida por el ceño de Alberu que trataba de no fruncir. 

¿Y eso? Algo le decía que esos dos no se agradaban.

(...)

—¡Santo cielo! —susurró Frey al ver cómo la plataforma donde se encontraba el Papa de la Iglesia del Dios Sol salió volando por los aires.

Se acomodó el sombrero sobre la cabeza sin saber muy bien qué hacer. ¿Tenía que gritar? ¿Correr? Había perdido la coherencia por varios minutos. La gente frente a ella había sido masacrada por la explosión. Si no fuera por el escudo de un mago, Frey también habría sido papilla.

¿Esto significaba ser noble? pensó al mirar unas sillas más a la izquierda, donde se encontraba Alberu. Todos en ese lugar estaban a salvo por los pelos. No podía decir lo mismo de la gente común muerta o herida. 

Qué horror.

Fue entonces cuando Deniz la instó a levantarse para llevarla a un lugar seguro, mientras escuchaba a las personas entrar en una gran histeria colectiva.

—Deniz, ve a ayudar a las personas.

—Mi deber es protegerla, mi Lady.

Frey negó con la cabeza, caminando apresurada.

—Iré con el príncipe Alberu. La guardia real nos protegerá. ¡Tú ayuda a los ciudadanos! ¡Vamos!

Debatiendo unos minutos, Deniz asintió secamente y se dio la vuelta.

Bien. Era la oportunidad.

Disimuladamente Frey camino entre la conmoción, perdiéndose entre ellos. Tasha la cubriría. 

Tenia algo que hacer. 

(...)

—Joven maestro, es un placer saludarlo —susurró Frey con los ojos bien abiertos en el dispositivo de comunicación. Después del mensaje histérico que le dejó Alberu a Cale sobre conocer a todo tipo de personas, como la Reina de la Jungla y Tonka. Ambos hombres se comunicaban a diario. Tanto que se sentían asqueados de verse tanto. 

Todo lo contrario a Frey, que parecía brillar, con una energía que sacudía al príncipe y dejaba atontado a Cale.

Cale pensó que las personas enérgicas eran cansadoras.

Pero los niños, en especial Raon, On y Hong, disfrutaban de llamarla a diario por las noches. Por lo que Frey veía a Cale dos veces al día. Una para los negocios y otra para hablar, hablar hasta que los cuatro del otro lado quedaran dormidos, arrullados por las historias que narraba Frey.

Cale tenía que admitir que su voz era una buena máquina de ruidos. 

...
Creo que el domingo será el día de actualización. Espero  🤪

You are not trash [Cale Henituse] Trash of the count's familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora