Koishiteru 13

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CAPÍTULO 13






Habían pasado 2 meses desde que Sesshomaru y Kagome se vieron por última vez en la cabaña donde la menor vive con su madre y hermano.

Midoriko e Inuyasha de nuevo habían ido a visitar a su padre y a diferencia de la última vez, de nuevo se quedó en la aldea y aunque no pudo ir al palacio, estaba feliz porque hacía poco había logrado ver a Touga.

Ahora Kagome que se encontraba terminando el quehacer de la cabaña caminó hasta una cortina que dividía donde dormían con el resto de la cabaña, tomó una cesta llena de ropa y sonrió, era día de lavar la ropa.

-Kirara, acompáñame al río- Con ánimo, la sacerdotisa llamó a su amiga que estaba acostada en la ventana.

La pequeña gata de dos colas bajó de su lugar de descanso y subió al hombro de su compañera de travesuras.




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Caminaron por varios minutos hasta que divisaron el río.

Kagome recogió las mangas del hermoso kimono azul que hace 2 meses Sesshomaru le había dado, tomó de nuevo la cesta para acercarse a la orilla del río y comenzar a lavar la ropa.

Comenzó con la ropa de su pequeño hermano, la restregaba y enjuagaba, la miraba y sonreía.

-La ropa de Inuyasha es simplemente hermosa! Es tan pequeña, padre de verdad que se preocupa mucho por que su hijo esté cómodo y vista como lo que es, un príncipe. Mira que lindo hakama, Kirara- Sonreía la joven y la gata respondía de igual manera.

-Kirara, cuantos años tienes?- Preguntó la joven de mirada azul sin dejar de hacer su tarea.

La pequeña gata maulló y Kagome sonrió, por alguna razón la sacerdotisa podía entender a su amiga, quizás era el vínculo que había entre ellas.

-Así que 250 años? Nunca has pensado en tener una familia?- La gata volvió a maullar.

-Jajaja ya sé que mamá, Inuyasha y yo somos tu familia pero me refiero a tener un compañero y cachorros. Eres una hermosa gata de fuego y muy poderosa, no dudo que algún macho de tu raza quiera tenerte como compañera- Kirara volvió a maullar.

-De acuerdo, ya entendí. No está en tus planes, jajaja. Te adoro, Kirara, eres mi mejor amiga- Sonrió y siguió lavando la ropa.

-Sabes? Yo si sueño con tener una familia algún día, tener un esposo o compañero y no importa si es humano, youkai o hanyou pero debe amarme y tratarme como lo más valioso para él, que tenga miedo de perderme, que aunque yo pueda protegerme por mi cuenta él también me proteja y que siempre demuestre cuanto me ama-

Esa era la ilusión de la miko de la aldea del Oeste, casarse algún día y tener hijos.

-Quiero ser amada así como lo es mi madre por el Lord del Oeste, él se desvive por hacerla feliz a ella y a Inuyasha-

La gata maulló y restregó su cabeza en la pierna humana.

-Jajaja ya sé que el Lord también me trata muy bien y me cuida pero no es lo mismo, sabes? El príncipe Sesshomaru es su hijo de sangre, Daiyoukai pura sangre e Inuyasha es hanyou pero también es su hijo de sangre y yo soy humana, hija de la mujer que tomó por compañera y aunque hizo el ritual de sangre conmigo...-

Guardó silencio y dejó la ropa que restregaba, tomó su arco y su carcaj lleno de flechas y se puso de pie.

-Sé que estás ahí, sal ahora mismo y muéstrate, no creas que no sabía que nos seguías- Tensó una flecha en el arco dispuesta a disparar.

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