Koishiteru 1

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CAPÍTULO 1






-MUERE, SESSHOMARU!- El grito desgarrador de una bella joven de cabello azabache y mirada azul casi sin vida se dejó escuchar en el bosque.

La joven mencionada era una miko extremadamente poderosa, guardiana de la codiciada Shikon no Tama.

Una joven hermosa y muy vivaz, que ama ayudar a los aldeanos con sus poderes espirituales, hija de la misma creadora de la Shikon no Tama; Midoriko. La anterior sacerdotisa que protegía la región del Oeste de los monstruos y youkais que causaban problemas a los humanos y respetaba la vida de los que solamente querían vivir en paz.

Después de la muerte de Midoriko, no hace mucho tiempo, su hija; la joven sacerdotisa que seguía siendo entrenada por su madre fue la encargada de proteger el tesoro que dejó la mujer y por el cual se sacrificó para acabar con una guerra sin sentido donde estaban muriendo, humanos, hanyous y youkais inocentes por igual.

Kagome tenía 15 años cuando tuvo que asumir el rol de su madre, joven pero con un poder descomunal tanto o superior al de la misma Midoriko.

Hoy con 18 años estaba tratando de darle muerte a un poderoso ser, su corazón sangra de dolor, ella sufre por una traición.

Su amor ha cometido la peor de las traiciones.

La joven sacerdotisa dejó ir su flecha sagrada en dirección del joven Daiyoukai de cabellos plateados y mirada dorada.

El Inu al escuchar su nombre llevó la mirada en dirección de la voz.

Sabía que era la voz de su amada pero algo lo dejó consternado, a sus fosas nasales llegó el olor de su sagrada y preciosa sangre.

Cuando su mirada se enfocó en la pequeña miko sus ojos quisieron salir de sus cuencas.

Su amor, su compañera de vida. Ella tenía en su espalda y hombro una horrible herida que supuraba veneno, un veneno muy similar al que él mismo poseía.

-Ka... Kagome- Sesshomaru no entendía qué estaba pasando, no sabía porqué su mujer lo había atacado con una flecha sagrada con intención de matarlo.

Había logrado esquivar la flecha por poco, cargando con él al pequeño cachorro híbrido de apariencia de no más de 5 años humanos que le acompañaba.

La azabache cayó al suelo mientras trataba de sostenerse con su arco.

Su bello rostro manchado de su propia sangre era cubierto por sus lágrimas, lágrimas de dolor por la herida fatal que tenía y lágrimas de dolor por haber sido traicionada por su compañero.

-KAGOME!- El platinado reaccionó y corrió con el niño mestizo para acercarse a ella.

-Qué... qué sucedió? Quién se atrevió a hacerte esto?!- Gruñó molesto.

El ambarino puso al cachorro en el suelo y trató de tomar en brazos a su mujer pero ella se lo impidió con el poco poder que tenía.

-Mal... maldito...- Comenzó a toser sangre. -Te... te atreves a... decir eso cuando... fuiste tú quien lo hizo?- Soltó la mujer con dolor y decepción.

-Qué? Yo?- Incrédulo era poco decir.

Sesshomaru no daba crédito a las palabras de su amada Miko.

-Dime, Sesshomaru...- Volvió a toser sangre. -Dime porque nos has hecho... esto?- Ella exigía una explicación.

Él no entendía la situación.

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