🅃🄷🄴 🄻🄸🄵🄴 🄳🄾🄴🅂🄽'🅃 🄶🄸🅅🄴 🄿🅁🄴🅂🄴🄽🅃🅂 - Rosas y Champaña -

Capítulo 7

Se rió levemente, toda la mañana Sasha la había llevado de compras, ropas blancas, grises claro, la vestía de esos colores, como un ángel, una santa y después la llevó a otra mansión, allí pudo ver a su hijo, un niño de dos meses, se rió abrazando a Sasha y dándole gracias

- Muchas gracias Sasha -

Se limpió las lágrimas que caían por sus mejillas

- ¿Podemos acercanos? -

Miró a su esposo quien negó

- ¿¡Por qué!? -

Lo miró molesta

- Querías verlo, le viste, no puedes acercarte y no debes, así que no trates de hacerlo -

La sujetó del hombro y se la llevó al auto, para llevarla de nuevo a la mansión

Durante los siguientes días, Vasilisa se quedó en su habitación, no salía si era obligada por Sasha, tenía hemorragias nasales, escupía sangre, pero no hacía nada y Sasha menos, sabiendo que eso era un capricho suyo para ver al niño. Cuando había un evento, Sasha la obligaba a ir y a comportarse como si nunca hubiera tenido un hijo, cosa que ella hacía, pero no pudo cumplir está vez

- Se llevó a mi hijo a otra mansión con la idea de que no creará vínculos con él -

Ella se quejaba mientras Suyeon la escuchaba bebiendo un vaso de vino, ambas habían sido escoltados a una sala privada para no oír los temas de la Mafia de sus esposos

- Tú esposo es muy rudo y agresivo, ¿Para qué se casó si no quería que vieras al niño? -

Suyeon dejó su vaso en la mesa para cruzarse de brazos e inclinar su cabeza a un lado

- ¿Qué sucede? -

Se confundió

- Sasha esconde al niño de ti, y te lleva diciendo que tu hemofilia y tus emociones son el problema para el niño... -

Pensó

- Eh...Sí, eso dijo... -

Sujetó su copa con un poco de fuerza, por los nervios

- Tal vez Sasha este planeando algo para alejar al niño de ti sin que te des cuenta -

Se sentó apropiadamente

- Ya pensé en eso, pero dejando el tema de mi hijo con Sasha, recuerdo que la última vez que te vi, estabas embarazada, ¿Y el niño? -

Sonrió emocionada

- Se llama Fyodor, y tiene ya nueve meses de vivo -

Explicó, haciendo que Vasiliss se emocioné

- Mi hijo tiene ahora cuatro meses de nacido -

Sonrió más calmada

- ¿Y cómo se llama? -

Agarró su copa de nuevo

- Aleksandr -

Miró a su amiga.

Ambas siguieron hablando de trivialidades, hasta que alguien tocó la puerta avisando que ya debían irse

Sasha entró a la mansión primero, siendo seguido por Vasilisa, ella solo quería ir a su habitación y dormir, ese evento hubiera sido aburrido si Suyeon no hubiera aparecido como su salvadora

- Veo que estuviste con tu amiga -

Se volteó a verla, Vasilisa alzó la mirada para verlo

- Sí...Estuve con Suyeon, ¿Hay algo malo en eso? -

Frunció el ceño levemente

- Nada, simplemente quiero asegurar con quién te juntas y de qué hablas con esas personas -

Sonrió quitándose el abrigo

- ¿Me puedo retirar ya? -

Sasha asintió y Vasilisa se fue a su habitación y no volvió a salir de allí, Sasha se fue a su oficina y ahí se quedó durante toda la tarde.

En la noche, Vasilisa entró a la oficina de Sasha y se sentó en uno de los sofá, Sasha la miró serio y un poco molesto

- ¿Qué haces aquí? -

Cuestionó

- No tengo donde dormir, mi habitación está llena de sangre -

Alzó un poco la cabeza

- Es tuya. -

Frunció con molestia

- Creo que tengo anemia -

Pensó en alto, sentándose en el sofá

- No me cambies de tema -

Dejó los papeles en su mano

- Te digo la verdad -

Sasha suspiró molesto, antes de levantarse y sentarse en el sofá frente a su esposa

- Ve a una habitación de invitados -

Vasilisa lo miró con un poco de molestia e incredulidad

- Haría eso si no me importará mi comodidad -

Frunció el ceño

- ¿Ya hablaste con las criadas? -

Se recostó en el sofá

- Lo hice antes de venir aquí -

Sasha rodó los ojos, ella venía con intenciones de no dejarlo trabajar, eso ya lo sabía, porque si no, no hubiera salido de su habitación cuando ella misma llevaba encerrándose allí dentro para que él la llevara a ver al niño.

- Duerme en la habitación matrimonial -

Vasilisa asintió un poco molesta y se fue de la oficina, Sasha se levantó y miró a su escritorio, ese boceto no debería salirle mal