𝐂𝐮𝐥𝐩𝐚 𝐌𝐢𝐚 [𝑵𝒂𝒕𝒔𝒖𝒐 𝑻𝒐𝒅𝒐𝒓𝒐𝒌𝒊 𝒙 𝑶𝒄]

ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟜

Natsuo estaba nervioso. Aunque siempre había sido una persona tranquila, el peso de lo que estaba a punto de hacer lo tenía inquieto. Parado frente a la puerta de la casa de Giuliana, respiró hondo. Sabía que no sería fácil. Los padres de Giuliana jamás habían ocultado su desdén por él, pero creía que al pedir su mano con respeto y sinceridad, podría ganar al menos algo de su aprobación.

Tocó la puerta, su corazón latiendo rápidamente en su pecho. Cuando se abrió, fue el padre de Giuliana quien apareció al otro lado, con una expresión fría e impasible.

─¿Qué haces aquí? ─preguntó sin disimular su molestia.

─Buenos días, señor Rossi ─comenzó Natsuo con la voz firme, tratando de mantener la compostura─. He venido a hablar con usted y con su esposa. Quiero pedir formalmente la mano de Giuliana.

El silencio que siguió fue sofocante. El padre de Giuliana lo miró con una mezcla de desprecio y rabia, sus ojos brillando con furia contenida.

─¿Qué dijiste? ─repitió lentamente, como si no hubiese escuchado bien.

Natsuo tragó saliva, sabiendo que se avecinaba una tormenta. ─Señor, estoy aquí porque amo a su hija. Quiero casarme con ella y cuidarla. Sé que las cosas entre nosotros no han sido fáciles, pero...

Antes de que pudiera terminar, el padre de Giuliana lo interrumpió bruscamente.

─¡Fuera de mi casa! ─gritó, dando un paso adelante, empujando a Natsuo hacia la puerta─. ¡Tú no tienes ningún derecho a estar aquí, ni mucho menos a hablar de matrimonio! ¡Eres un maldito imbécil que no vale nada! ¡No quiero verte cerca de mi hija nunca más!

Natsuo intentó mantener la calma, pero el rechazo abierto lo golpeó con fuerza. Sin embargo, antes de que pudiera responder, la voz de Giuliana se escuchó desde el pasillo.

─¡Papá, basta! ─gritó, corriendo hacia ellos desde el interior de la casa.

Cuando llegó a la puerta, se posicionó al lado de Natsuo, agarrando su mano con fuerza. Su mirada estaba llena de determinación, pero también de miedo.

─Papá, mamá... tengo algo que decirles.

Su madre, que había estado escuchando desde la sala, se acercó también, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Los ojos de Giuliana brillaban con lágrimas contenidas mientras se armaba de valor para soltar la noticia que cambiaría todo.

─Estoy embarazada.

El silencio que cayó sobre la casa fue ensordecedor. Ambos padres miraron a Giuliana como si no hubieran escuchado bien. Luego, como una explosión, su madre dio un paso adelante y, sin previo aviso, la abofeteó con fuerza. El sonido resonó por toda la casa.

─¡Eres una vergüenza! ─gritó su madre, con los ojos llenos de ira y decepción─. ¡Cómo pudiste hacernos esto!

Giuliana llevó una mano a su mejilla, que ahora ardía por el golpe, pero se mantuvo firme. Su mundo se estaba desmoronando a su alrededor, pero sabía que no podía flaquear. Natsuo, a su lado, estaba petrificado, queriendo intervenir pero sabiendo que cualquier movimiento solo empeoraría las cosas.