Clarisse nunca pensó ser amable con ningún campista ,pero cuando vio la tristeza en los ojos del nuevo ,la hizo sentir conmovida y decidió no molestarlo , cuando ella se acercó para darle algo apoyo por lo de su madre no esperaba que el le diera una...
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Percy Jackson y Clarisse La Rue eran dos semidioses con personalidades completamente opuestas. Percy era valiente, ingenioso y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, mientras que Clarisse era ruda, agresiva y poco sociable. A pesar de sus diferencias, ambos compartían un lazo especial debido a sus aventuras juntos en el campamento mestizo.
Un día, durante una misión en la que tenían que rescatar a unos rehenes de las garras de un grupo de monstruos, Clarisse resultó gravemente herida. Percy la tomó entre sus brazos y la llevó hasta un lugar seguro, donde trató de reanimarla. Al ver que no recuperaba el aliento, Percy decidió darle respiración boca a boca.
Clarisse abrió los ojos de golpe al sentir los labios de Percy sobre los suyos. Al principio se mostró sorprendida, pero pronto se dejó llevar por la pasión del momento. Los dos se besaron con intensidad y deseo, ignorando por completo la presencia de Annabeth Chase, la mejor amiga de Percy.
Annabeth observaba la escena con una mezcla de celos y tristeza. Siempre había sentido algo más que amistad por Percy, pero nunca se había atrevido a confesarlo. Verlo besarse con Clarisse la llenaba de una profunda tristeza, pero al mismo tiempo despertaba una chispa de enojo en su interior. Sin embargo, decidió no intervenir y se limitó a observar en silencio.
Los besos entre Percy y Clarisse se volvieron cada vez más apasionados, hasta el punto en que Percy la tomó en brazos y la colocó en su regazo para poder besarse con mayor comodidad. Los dos se enredaron en un torbellino de emociones y sensaciones, sin prestar atención a nada más que no fuera el uno al otro.
Annabeth sintió que su corazón se rompía en mil pedazos al presenciar aquella escena. A pesar de que siempre había estado ahí para Percy, él nunca la vio de la misma manera en que la veía a Clarisse. Se sentía traicionada y dolida, pero sabía que no podía obligar a Percy a sentir algo por ella.
Finalmente, Percy y Clarisse se separaron, sin aliento y con los corazones latiendo a mil por hora. Se miraron a los ojos, con una mezcla de sorpresa y deseo reflejada en sus rostros. Se dieron cuenta de la importancia del momento y de lo que acababan de compartir, pero decidieron no pensar en las consecuencias por ahora.
Annabeth se levantó en silencio y se alejó del lugar, sintiendo un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. Sabía que debía respetar la decisión de Percy y que no podía obligarlo a amarla, pero eso no evitaba que el dolor la consumiera por dentro. Decidió alejarse por un tiempo y dejar que las cosas se aclararan entre ellos.
Percy y Clarisse se quedaron unos instantes en silencio, procesando lo que acababa de suceder. Se miraron a los ojos y supieron que algo había cambiado entre ellos, algo que no podían ignorar. Sin decir una palabra, se abrazaron con fuerza y se prometieron explorar ese nuevo sentimiento que había nacido entre ellos.
La noche caía sobre el campamento mestizo, pero para Percy y Clarisse, el mundo entero se desvaneció a su alrededor. Se perdieron en un beso lleno de pasión y deseo, sin importarles lo que el futuro les deparara. Juntos, se adentraron en un mundo de fantasía y aventura que solo ellos dos conocían, dispuestos a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
