09: Anteinfierno

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28 de Abril, mañana

Al despertarse, podía sentir su cabeza siendo cocida; finalmente, los efectos de estar enfermo podían sentirse como debía ser. Aún acostado en el mismo lugar, sentía que ahora podría morirse ahí, finalmente, todo acabaría. Pero múltiples veces se le fue demostrado que era imposible encontrar la tranquilidad de la muerte o soledad; sin embargo, esta distracción le ofrecería algo a cambio, quizá algo no tan grande como esa paz de morir en la nieve, pero permitirle cumplir unas fantasías más.

Isabela se apareció al frente de él. Buscándolo como habían acordado ante la muerte de Jacobson.


—Estaba buscándote, vi a tu padre y madre por ahí, no pude encontrarte en tu casa.— Dijo mientras lo cargó un poco para apoyarlo contra ella misma. El peso de Santiago ya parecía al de un cadáver, un día más y seguro moría.

—Mi madre está muerta.— Respondió el otro.

—Estás enfermo, no te preocupes.— Dijo Isabela mientras caminaban hacia el nuevo lugar donde se quedarían por un tiempo. —Mira, es una casa algo grande, incluso tiene un poco de heráldica.—

—Mi madre murió, qué viste...?— Respondió Santiago, la voz parecía demasiado cansada, casi sin ganas de preguntar, pero esa cosa le dio algo de curiosidad.

—Joder, qué sabes qué odio explicar— Dijo Isabela bastante fastidiada mientras se detuvo por un rato, observando alrededor en ese vasto campo de nieve y niebla. —Solo era eso... tu madre o una mujer con tu padre.— 

—Qué te dije que ella está muerta.— Respondió el otro.

—Qué más da? Si aún nos tienes.— Dijo Isabela.

—Sabes que os odio...— Respondió Santiago.

—Me odias?— Preguntó Isabela.

—No, pero odio a los demás.— Respondió Santiago con algo de culpa, enterrando la cabeza en el hombro de Isabela. —Lo lamento.—

—Mira, está bien, igual odio a algunos.— Dijo tratando de calmarle.


El viaje hacia ese lugar fue algo corto, al menos en esa perspectiva. 


28 de Abril, mediodía

El lugar, de un color rojo, de 3 plantas, con una torre de 4 y un sótano, adornada por bordes claros y tejado negro, se veía como un edificio algo cultural, con alguna importancia en el pasado. Al estar al frente, Santiago se sentía ligeramente mejor, lo suficiente para poder subir las escaleras de la entrada. Isabela luego entró y cerró las puertas. Santiago miró alrededor, el lugar estaba en un mal estado, la estructura estaba como debía, pero el interior estaba hecho un desastre. Los muebles estaban en un mal estado, las pinturas estaban mal colgadas y seguro faltaban algunas, quizás fueron quemadas para hacer una fogata o, en el caso más absurdo, porque si, porque podía hacerse y nada más.


Mirando un poco más, Santiago pudo ver a otros de sus compañeros, 4 más.


Felipe Ciardi: hermano gemelo de Isabela, al igual que Isabela, es de origen Suizo Italiano.

 🩸 𝓘𝓷 𝓽𝓮𝓷𝓮𝓫𝓻𝓲𝓼: 𝓬𝓪𝓻𝓷𝓮 𝔂 𝓷𝓲𝓮𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora