11: Baphomet

5 2 0
                                    

31 de agosto, madrugada

En la puerta 11 de esta "Sodoma", se encontraba el eslavo contemplando la cabeza de cabra que tenía entre sus manos. La cabeza con una expresión grotesca y putrefacta. Entre un intercambio de miradas sin alma, el pensamiento se hizo realidad.  Vio a la cabeza de cabra con algo de orgullo, limpiándose el resto del líquido en los brazos. Se quitó la camisa y bajó afuera. En lo que fueron 33 segundos de un pensamiento para luego subir los 6 escalones que conducían a la entrada a la planta baja.

La entrada adornada de dos pilares conducía al interior con un suelo ajedrezado que ya era familiar. El interior, con paredes adornadas y candelabros, reflejaban la vejez del lugar y un deseo del propietario de dejar el lugar como tal por alguna razón. En el piano del lugar se encontraba el hermano principal de los Ciardi, tocando una canción.

—Que coño tocas?— Dice el eslavo.
—Musica Ricercata, de Ligeti— Voltea Ciardi, mientras toca una parte medio repetitiva.
—Debería saber?— Dice Lucas
—Quizá, 6, 11, 33, Boaz y Jachin, el suelo con patrones de ajedrez, un lugar con cierta conexión especial, no crees?— Dice Felipe.
—Si, a nadie le importa.— Dice el eslavo.
—Entiendo que no te interese, después de todo eres un puto necrófilo, y del peor tipo joder, con una puta cabra?—  Dice Ciardi.
—Seh...— Responde Lucas.
—Grande— Responde Felipe.

Volviendo a la habitación 11, observó la cabeza de cabra, cortó un poco de la carne putrefacta y se dirigió a la novena habitación, la habitación de Isabela y Santiago. La hermana de los Ciardi no se encontraba por el momento, probablemente fue al baño, a buscar algo de tomar o alguna razón extra, condiciones perfectas para lo que quería intentar. Despertó levemente a Santiago y le bajó el pantalón y la ropa interior. Se retiró su propia ropa y levemente introdujo la polla en el que estaba medio despierto, Santiago no podía reaccionar, medio como una parálisis y como una sensación de debilidad.

—Quiero oírte.— Dijo el eslavo.

Mientras abusaba de Santiago saco el pedazo de carne putrefacta de la cabra y la introdujo en la boca de Santiago, esto causándole el vómito, de líquidos amarillentos, con un tono gris, en parte debido a la oscuridad y lo que pudo haber sido una muerte por asfixia. La sensación fue familiar, pero no agradable, estaba ahí. En algún lugar de un pasado lejano en el tiempo, pero cercano en la distancia. Entre sonidos de horror medio adormecidos, Santiago solo pudo tratar de empujarlo sin éxito y llorar, al final solo suplicando con respiros algo de piedad, mientras algo de sangre le recorría la pierna. El acto continuó por 6 minutos.

31 de agosto, mañana

Lo primero en notarse fue la ausencia de comida, el hambre. Antes, llenada de carne animal e incluso más atrás, con carne humana, volvía a ser una cosa recurrente. Ahora, notándose la ausencia de Matías y su segura muerte, más que los otros dos que fueron junto a él hayan vuelto vivos e intactos, generaba sospechas entre el resto, en especial con Lucas, al ser la única vez que no pudo ir de cacería en la cual ocurre este hecho.  Santiago se despertó con el vómito debajo de él, arruinando su ropa, vio a Isabela con una mirada confusa ante el vómito y las lágrimas.

—Ehm? Pasó algo?— Dijo la hermana de los Ciardi.
—...— No hay respuesta.
—Mira, no comimos nada, qué paso?— Dice Isabela.
—Nada... solo una pesadilla.—
—Deja de decir ese pedazo de mierda, dime.— Dice la Ciardi.
—Solo déjame en este lugar... vale?—  —Idiota.— Responde ella antes de irse abajo, el resto esperándole reunidos en la entrada de la casa. 
—Trae a Santiago, vais conmigo.— Dijo Lucas, trayendo una mochila con un bulto de un gran tamaño.
—Está enfermo...— Respondió la Ciardi.
—Traelo, ramera.— Respondió el eslavo.

 🩸 𝓘𝓷 𝓽𝓮𝓷𝓮𝓫𝓻𝓲𝓼: 𝓬𝓪𝓻𝓷𝓮 𝔂 𝓷𝓲𝓮𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora