25 de Abril, mañana
Eventualmente, el frío aumentaba, pasando de un clima normal a uno de invierno a uno de un invierno intenso. El frío llegó a un nivel extremo hasta el punto que era necesario usar abrigos largos. Incluso para dormir, al menos aún había luz, pero como un día, Prometeo trajo la luz al hombre, la luz fue retirada, ese fue el 24 de abril, junto a esto el agua, sin civilización, las centrales de luz y agua ya no eran operadas y distribuidas a las viviendas.
La comida empezó a escasear, el grupo de los 3 cada día con más hambre, incluso llegando a discutir una solución al asunto de la comida, el ambiente se volvió más estricto y para evitar lo que sería abandonar a los demás no podían salir, lo que para Santiago significaría que el cuerpo de la habitación 237 se quedaría ahí sin poder ser disfrutado, esto le llevo a comer menos, terminando con un cuerpo algo desnutrido y más delgado de lo normal, levantando la camisa de este se podría ver una piel pálida de un tono gris y ahí, las costillas, se veía como una momia, no había tomado una ducha desde que comió al cadáver, ahora él era quien apestaba a un cadáver, sentía que él pronto sería el hombre que él comió, Cobson o Isabela serían los que consumirían su cuerpo, la pregunta para era, serían igual de degenerados como para follarse al cadáver y divertirse con el cuerpo desmembrado, como él hizo hace unos días?
La mañana se sentía asquerosa, el frío daba igual, el adoleacente tenía una sensación de asco de si mismo, de todo en general, despertarse era algo silencioso, esto le ayudaba a escuchar lo que podría conocerse como un zumbido, el sonido de un tren o un pedazo de metal que golpeaba contra el viento a lo lejos, solo esto, eso o algún sonido más. A veces deseaba poder acostarse otra vez y morir ahí, a veces trataba, pero un arrepentimiento venía a él, enterraba la cabeza en la almohada y escuchaba risas, podía sentir como se burlaban de él, era un fastidio y a la vez un dolor inmenso en el corazón.
En esos momentos sentía como unas manos sin piel tocaran su hombro para burlarse de este de alguna forma, estas manos sin piel luego acariciarían el cabello castaño de este para luego asesinarlo de la forma más brutal que podría imaginarse, que estas desprenderían su columna de su cuerpo mientras este seguía vivo, que estas cosas le llevarían a un lugar alejado para poder desmembrar e inventar nuevas formas de tortura, nada era real, pero él sentía eso, claramente sentía esas manos de solo carne, como estas sonaban, como se sentían. En estos momentos, solo enterraba la cabeza más profundo en la almohada, hasta esperar que termine esto.
El día empezó de verdad cuando se levantó de la cama, finalmente, con algo de tos, estaba enfermo, se sentó en la silla, al lado de este, la adolescente de cabello castaño claro, con una mirada sería como siempre, también algo más delgada, Jacobson, por otro lado, sirviendo la comida o más bien lo que quedaba, se le notaba con una actitud más salvaje y violenta.
Los 3 comiendo, discutieron una solución final, descartando todo lo demás desde el día que se acabó la comida, había una sola alternativa que quedaba en pie, una que aún no era comentada, pero sabían que estaba ahí.
—Y si comemos carne humana?— Dijo Santiago, no con una mirada nerviosa como los demás, lo dijo como un experto, como si estuviera presentando un documento a la solución final de ese gran problema del hambre.
—Y DE DONDE, COJONES CONSEGUIREMOS UN CUERPO, YA NO ES EL PRIMER DÍA, AHORA YA NO PODEMOS SALIR, NO TENEMOS FORMA DE DEFENDERNOS, QUE PENSABAS, HEH? ¿ACASO NO HAS PENSADO QUE LA GENTE QUE SIGUE VIVA SEGURO TIENEN ARMAS O ESTÁN EN GRUPOS MÁS GRANDES, NO?— Grito Jacobson, una mirada desesperada tratando de pensar en como harían. —Mira, lo más cercano es si uno de nosotros muere, en ese caso el primero en morir sería del que comeríamos el cuerpo, vale?— Dijo, pensando en la solución que tenía.
Santiago pensó, si mencionaba al cuerpo del apartamento 237, seguro terminarían quedándose ahí, tirando las películas para hacer más espacio, quizás podrían descubrir que él asesino al hombre y tendrían miedo de él, terminando desterrado y condenado a sobrevivir. Pero al final decidió arriesgarse, de igual forma el cuerpo era uno solo, si podía convencer a los demás, podrían tener múltiples cuerpos, múltiples personas que cazar y sobrevivir por bastante tiempo, contuvo la respiración, miro a los ojos de Isabela y Jacobson, se sentía nervioso pero finalmente hablo. —Hay un hombre muerto en el 237, probablemente fue asesinado por alguien que escapo, está desmembrado, lo encontré mientr-.— Dijo para ser interrumpido por Isabela.
—¿Por qué no nos avisaste?— Ella dijo.
—En esos momentos, vosotros no deseabais eso...— Dijo Santiago.
—Vale... pero ahora avísanos...— Dijo Isabela otra vez, no estaba molesta, pero podría interpretarse de esa forma.
Después de esa discusión, la solución era clara, los 3 fueron hasta el apartamento 237, en la cocina encontraron una pierna tirada y dentro de la nevera estaba el resto del cuerpo, Santiago se sentía nervioso, el crimen que cometió podría ser descubierto, Isabela sostuvo la cabeza del cadáver en sus brazos, observándola, Jacobson de frente sostuvo una pierna y empezó a olerla. La escena parecía muy extraña, el de cabello castaño esperaba ser juzgado, en cambio, los otros parecían muy contentos, más bien satisfechos, sería el hambre, o sería la idea de ese placer sin límites, pero disfrutaban de la idea, con los cuchillos de la cocina, cortaron pedazos del cadáver, ni les importaba si estaba crudo o no, o el hecho de que llevaba unos días por ahí, a pesar que estaba en la nevera y que está recién fallo ayer con el fin de la luz.
Al terminar con lo que querían de la pierna, tomaron el cuerpo y cortaron los brazos, con los brazos desprendidos del cuerpo, Santiago empezó a comer, sin siquiera cortar un pedazo de la carne, como cuando uno come una milanesa, de frente mordiendo el brazo y con los dientes desgarrando la carne, esta era cortada como mantequilla con los dientes, luego le siguió Isabela, mientras Jacobson le abría el estómago al cadáver para revelar las vísceras. Venas, arterias y nervios eran visibles.
Luego, tomaron la cabeza, y con una cuchara sacaron los ojos, parecía como servir una bola de helado, de igual forma la reacción era la misma, morder. Con un deseo retorcido, mientras Isabela comía un ojo y Jacobson terminaba de abrir los intestinos, Santiago coloco la cabeza al frente y con la raqueta de tenis con la que asesino al hombre, empezó a partirle el cráneo a la cabeza, con unos 5 golpes, logrando abrirle el cráneo, varios crujidos y escombros de la parte superior del cráneo, revelando el cerebro, unos pequeños escombros del craneo que cubrían un poco de este. Finalmente, tomo un pedazo del cerebro y empezó a morderlo.
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🩸 𝓘𝓷 𝓽𝓮𝓷𝓮𝓫𝓻𝓲𝓼: 𝓬𝓪𝓻𝓷𝓮 𝔂 𝓷𝓲𝓮𝓿𝓮
HorrorAlgo que desencadena un gusto reprimido. Primer intento de historia que hago, por lo que no os esperéis una pieza de arte.