...Y en el pedestal se leen estas palabras: "Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!"— (2/3)
31 de Agosto, noche
Mientras Santiago dormía, y sobre la piedra en bruto, Baphomet, descansando y observando en una prisión de la cual no podía escapar, solo observaba una vida que quedaba atrás. Isabela observaba la luna, solo un par de minutos, lentamente, asomándose desde lo lejos pudo ver un rostro humano e inhumano, el hongo o una primera creación, una aberrante creación. Dos cráneos, uno encima de otro, reemplazando una mandíbula destrozada, olía familiar, se veía familiar, algo en esos rasgos, como si hubiese dibujado el ingrediente que formo este resultado en el pasado. La entidad se acercó a estar en frente de ella, podía sentir esa respiración contra su cara, su mirada podía traspasar su cuerpo y llegar hasta su alma, solo para trasmitirle un mensaje.
—No deseo morir...— Dijo Isabela.
1 de Septiembre, mediodía
Dejando al cuerpo con cabeza de cabra junto a la hermana de los Ciardi, Santiago siguió a Isabela, caminaron de vuelta a lo que quedaba de la ciudad, en el vasto escenario de muerte y soledad solo quedaban de ellos dos.
—No debemos volver, pero tenemos qué.— Reflexiona Isabela viendo un cuerpo entre la nieve, cada vez más baja.
—Podemos simplemente quedarnos acá, morir juntos, eso o quizás ser empalados por ellos.— Dice Santiago.
—No, no quiero que mi cuerpo me gane, prefería que me mates antes que eso.— Responde Isabela, entrando junto a Santiago a un edificio.
—No lo haría, no digas eso.— Dice Santiago.
Isabela se quedó acostada contra la pared, tras unas largas horas de caminata tenía algo de hambre, al inicio pensó en pedirle a Santiago que se corte un poco del muslo, pero sabía que él no aceptaría. Quizás pudo matarlo y comerse sus ojos y cara moldeándolo a lo que ella buscaba obtener, pero no quería por alguna razón. Por lo tanto, Isabela salió y arranco una mano de un cuerpo cercano al lugar, trajo la mano y la ofreció a Santiago, dispuesta a compartirla, pero este se negó.
—Vamos hombre.— Dijo mientras le ofrecía la mano, similar a como uno le ofrece algo a un perro. Pero el ego de Santiago le impedía.
—Sabes que puede estar podrida o infectada, no?— Dijo Santiago.
—Joder, pero literal comiste cosas peores.— Se decepcionó un poco la Ciardi, al minuto otra vez el ambiente parecía vacío. —Tienes algo que contar?—
—No... mi vida es aburrida, solo podría hablarte de mi padre, no tengo nada más de que hablar. Sería mejor que hables algo.—
—Ehh... a ver... como sabes, tengo 2 hermanos, Felipe y Fernando, ambos con nombres que inician igual, originalmente Fernando tendría otro nombre, del cual prefiero no acordarme, por ser uno medio estúpido, en cuanto a Felipe... si me acuerdo era de Phillipus, que del griego significa algo como amante de los caballos.—
—Después de lo de Lucas esto suena más raro.— Dice Santiago.
—No es por eso, idiota. Vale... ehh... le gusta tocar el piano, antes Fernando tocaba, pero lo dejo... yo... solo un par de veces.— Dice Isabela. —No sé de qué más hablar o si te interesa lo que podría comentar...—
—Quizás háblame de ti, pero... eso que dices, sí tengo interés.— Dice Santiago.
—No tengo mucho de que hablar de mí... tengo una idea. Cuál es tu pintor favorito?— Pregunta la Ciardi.
—Diría que el Greco...— Dice Santiago.
—En mi caso es Tiziano, sobre Fernando no sé, con Felipe igual que mi, ambos podríamos decir que nos gustaba Tiziano, el pintor italiano, pero, desde hace unos años mostraba más interés y admiración a una obra de un artista. —Comenta Isabela. El nombre era el Bosco, si me acuerdo bien, antes del inicio de la nieve, Felipe estaba desesperado por mostrarme algo llamado El jardín de las delicias en su PC, además a él no le gustaba mostrarme la PC, era como si ocultaba algo, pero al final quería mostrarme, pero vino Jacobson, me invito y el resto no es necesario de contar. Hablando de eso, que hacías cuando todo empezó?—
—Durmiendo, vino Jacobson y me trajo un brazo cocido, creo que de algún presentador de noticias...— Dijo Santiago.
—Fue más divertido en el momento, si me acuerdo a uno le cocinaron la cabeza en vivo, se le vieron los ojos derretirse, jajahkahaja— Isabela dijo y observo a Santiago.
—Jakadnjajaabjsk, altos degenerados que somos.— Dice Santiago.
1 de Septiembre, tarde
Santiago se sentía con hambre, quizás podría ser el final que estaba planeado desde el inicio del fin, de igual manera ese día llegaría. Estaba demasiado débil y los ojos le pesaban, pero cuidadosamente podía sentir un pedazo de carne fresca ser introducida en su boca, luego un poco más y finalmente un tercer pedazo de carne. Isabela le acaricia la cara mientras él débilmente traga algo de la carne.
—Vamos... solo eso.— Dijo Isabela.
—De donde?— Pregunto Santiago.
—Mi muslo. Solo fue un poco, no te preocupes.— Responde Isabela.
Santiago quería llorar un poco, él quería a alguien que le tratase bien, incluso si fuese de una forma rara, incluso si fuese falsa.
—Quiero hacerte feliz, Santiago...— Dijo Isabela.
Algo que debo aclararos, el nombre de "El jardín de las delicias (Tenebris)" es por que probablemente, si es que tengo un poco de inspiración para hacer una última cosa más, esta se llame El jardín de las delicias. El (tenebris) al final servia para diferenciar.
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🩸 𝓘𝓷 𝓽𝓮𝓷𝓮𝓫𝓻𝓲𝓼: 𝓬𝓪𝓻𝓷𝓮 𝔂 𝓷𝓲𝓮𝓿𝓮
KorkuAlgo que desencadena un gusto reprimido. Primer intento de historia que hago, por lo que no os esperéis una pieza de arte.