°•La Llegada a Oldtown•°
La carroza dorada, con su capa de terciopelo verde y el emblema de los Hightower, avanzaba majestuosamente por las callejuelas de Oldtown, la capital del saber y el comercio en el sur de Poniente. La ciudad, famosa por su Torre de la Alegría y sus laberintos de callejones serpenteantes, se extendía bajo un cielo claro de otoño. Los adoquines, limpios y ordenados, reflejaban el esplendor de una época en la que los Hightower estaban en la cúspide de su influencia.
Alicent Hightower, la esposa del rey Viserys I y madre de Aegon y Daeron, miraba por la ventana de la carroza con una mezcla de anticipación y ansiedad. Había pasado mucho tiempo desde que había regresado a su hogar, y aunque sabía que los Hightower eran conocidos por su cortesía y hospitalidad, no podía evitar sentir un nudo en el estómago ante la reunión familiar que se avecinaba.
A su lado, Aegon II, el príncipe herido y ambicioso, mantenía un semblante serio, sus ojos fijos en el paisaje mientras la carroza avanzaba. A pesar de su actitud reservada, no podía ocultar su curiosidad por el motivo del viaje. Aegon sabía que la presencia de su sobrina, Daelyra Targaryen, en la ciudad despertaría emociones y tensiones inesperadas. Daelyra, la hija menor de la princesa Rhaenyra y la hijastra de Alicent, tenía una belleza que era difícil de ignorar.
Daeron, el hermano menor de Aegon, estaba sentado junto a su hermana con una actitud más relajada. Sus ojos, sin embargo, también revelaban un interés por la joven Targaryen que llegaría a Oldtown con ellos. Daeron había oído mucho sobre Daelyra y, aunque no la conocía personalmente, su fascinación por su historia y su belleza no era un secreto.
La carroza se detuvo frente a la entrada principal de la residencia de los Hightower, un edificio imponente con muros de piedra blanca y jardines exuberantes que se extendían hacia el horizonte. Los sirvientes y el personal de la casa estaban alineados para recibir a los visitantes, y el hermano mayor de Alicent, Gwayne Hightower, aguardaba en la entrada con una sonrisa cálida y digna.
"¡Alicent! ¡Qué placer verte de nuevo!" exclamó Gwayne, abrazando a su hermana con afecto genuino. "Y a mis sobrinos, Aegon y Daeron. ¡Qué alegría tenerlos aquí!"
Alicent sonrió, aliviada al ver la calidez en el recibimiento. "Gwayne, gracias por recibirnos. Nos alegra estar aquí."
Gwayne se volvió hacia Daelyra, que había salido de la carroza con una gracia que parecía hacer que el aire a su alrededor se volviera más ligero. "Y esta debe ser la joven Daelyra," dijo Gwayne, inclinándose ligeramente. "Es un honor conocerte."
Daelyra, con su cabello oscuro cayendo en suaves ondas y sus ojos como estrellas brillando con un fulgor juvenil, inclinó la cabeza en un gesto de respeto. "Mi señor," respondió con voz suave y melódica.
Gwayne quedó momentáneamente cautivado por la belleza y la elegancia de Daelyra, su mirada fija en ella mientras la conducía hacia el interior de la casa. Aegon, observando desde la distancia, sintió una punzada de celos que no podía comprender completamente. Aunque no era en sí mismo el tipo que se dejaba llevar por los sentimientos de rivalidad, algo en la forma en que Gwayne miraba a Daelyra lo incomodaba.
El grupo fue guiado al salón principal, un espacio amplio adornado con tapices y muebles de lujo. Mientras se acomodaban, el hermano menor de Gwayne, Daeron, se unió al grupo con una sonrisa encantadora. Sus ojos, de un verde intenso, brillaban con una mezcla de curiosidad y admiración al fijarse en Daelyra.
"Sobrina, Daelyra," dijo Daeron con una sonrisa cortés. "He oído hablar mucho de ti. Es un placer conocerte finalmente."
"Tio Daeron," respondió Daelyra, inclinando la cabeza en señal de respeto. "El placer es mío."
La conversación entre Daeron y Daelyra fluyó con facilidad. Ella mostró una aguda inteligencia y una presencia encantadora que atrajo aún más su interés. Mientras hablaban, Daeron no podía evitar admirar la gracia con la que ella manejaba la conversación, y en sus ojos brillaba una fascinación que estaba lejos de pasar desapercibida para su tio Gwayne.
Gwayne se acercó a ellos, intentando mantener una compostura digna, pero el brillo en sus ojos revelaba su creciente admiración por Daelyra. Se hizo evidente que su interés no era meramente cortesano, sino algo más profundo. Aunque trataba de disimularlo, sus gestos y miradas traicionaban una atracción sincera.
"Bienvenida a Oldtown, Daelyra," dijo Daeron, inclinándose ligeramente. "He oído hablar mucho de ti y estoy ansioso por conocerte."
Daelyra le sonrió, sintiendo la calidez en el saludo de Daeron. "Gracias, tio. Estoy feliz de estar aquí."
Mientras se desarrollaba la conversación, la atención de Gwayne y Daeron permanecía en Daelyra, y Aegon notaba cómo la atención de su tío y su hermano se centraba en su sobrina de manera inquietante. La sensación de celos que lo había invadido se intensificaba a medida que observaba a Gwayne y Daeron interactuar con ella.
La cena se sirvió con elegancia, y el banquete transcurrió con conversaciones animadas sobre los eventos recientes y los asuntos familiares. Sin embargo, Aegon no pudo evitar sentir que el ambiente estaba cargado con una tensión que no podía descifrar completamente. Cada elogio hacia Daelyra, cada gesto de admiración por su presencia, parecía contribuir a su creciente inquietud.
Gwayne, intentando ser el anfitrión perfecto, no ocultaba su interés por Daelyra. Hablaba con ella con un entusiasmo que, aunque cortés, revelaba una fascinación que no se limitaba a la mera cortesía. Daeron también estaba absorto en la conversación, haciendo preguntas y mostrando un interés genuino en su vida y sus experiencias.
Cuando la noche se acercaba a su fin y los invitados se retiraron a sus habitaciones, Aegon se encontró solo en una de las galerías del palacio, mirando por una ventana abierta hacia el jardín iluminado por la luz de la luna. La imagen de Daelyra, con su mirada serena y su sonrisa suave, parecía estar grabada en su mente, y la sensación de celos que había experimentado se había convertido en una inquietante mezcla de confusión y resentimiento.
Mientras Aegon meditaba sobre sus sentimientos, Daelyra también se encontraba en su habitación, sentada junto a una ventana similar, mirando el mismo jardín pero desde una perspectiva diferente. Aunque no había expresado sus pensamientos en voz alta, no podía evitar sentir que la noche había revelado más de lo que había anticipado. Las miradas de Gwayne y Daeron, la tensión palpable en el aire, eran indicios de que su presencia en Oldtown había desencadenado una serie de emociones y reacciones que aún no entendía completamente.
El destino de los personajes, y cómo sus relaciones evolucionarían a partir de esa noche, permanecía incierto, pero una cosa estaba clara: el viaje a Oldtown había plantado las semillas de una nueva y compleja trama de sentimientos y rivalidades que se desplegarían con el tiempo.
◇--Autor note--◇
HOLAAAAAAAAAA que talllll
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Lean mi nuevo ficcc porfaaaa
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•𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎 & 𝐃𝐄𝐁𝐄𝐑• |𝐀𝐞𝐠𝐨𝐧 𝐈𝐈 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 & 𝐇𝐎𝐓𝐃|
Fanfiction°•●𝐋𝐚 𝐣𝐨𝐯𝐞𝐧 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 𝐯𝐢𝐯𝐢ó 𝐬𝐮 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐲 𝐞𝐥 𝐬𝐮𝐟𝐫𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨, 𝐚𝐭𝐫𝐚𝐩𝐚𝐝𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐟𝐫í𝐚𝐬 𝐦𝐚𝐪𝐮𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚. 𝐂𝐨�...