**La Despedida**
La fortaleza roja, con sus murallas de piedra rojiza y sus torres imponentes, parecía aún más gélida y distante en la penumbra del atardecer. Los últimos rayos de sol se filtraban a través de las ventanas de la habitación, bañando el espacio en una luz dorada que contrastaba con el ambiente tenso. La cámara privada de la reina Rhaenyra Targaryen era un lugar de opulentos tapices y muebles lujosos, pero en ese momento el esplendor de la estancia parecía eclipsado por la sombra de la preocupación que se cernía sobre el rostro de Daelyra.
La joven Daelyra, apenas en la adolescencia, estaba sentada en el borde de una silla, sus manos entrelazadas en su regazo mientras sus ojos miraban al suelo. Rhaenyra, en pie junto a una mesa adornada con documentos y mapas, hablaba con una intensidad que dejaba claro cuánto peso llevaba en sus hombros.
-Daelyra -dijo Rhaenyra, su tono firme y resuelto-, debes quedarte aquí, en la Fortaleza Roja. Es necesario que vigiles los movimientos de los verdes. Esta es una tarea importante para nuestra familia y para el futuro de nuestro reino.
El rostro de Daelyra se contrajo en una mueca de angustia. Sus ojos, grandes y llenos de lágrimas, se levantaron lentamente hacia su madre. Las palabras de Rhaenyra parecían caer sobre ella como una pesada losa.
-Madre, por favor...-imploró Daelyra con la voz temblorosa-. No quiero quedarme aquí sola. Tengo miedo. No quiero estar separada de ustedes. Quiero ir con mis hermanos a Dragonstone, estar con la familia. No puedo estar aquí sin ustedes.
Rhaenyra suspiró profundamente, sus ojos reflejando la misma preocupación que su hija. Se acercó a Daelyra y, al sentarse junto a ella, tomó sus manos en las suyas. Su mirada, aunque llena de amor, también mostraba una determinación inquebrantable.
-Entiendo tus temores, querida -dijo Rhaenyra con suavidad-. Nadie quiere estar solo en tiempos como estos, y menos aún tú, que eres tan joven y vulnerable. Pero debes entender que esta es una cuestión de seguridad. Los verdes no se detendrán ante nada para socavar nuestra posición. Necesito que estés atenta y que me informes de cualquier cosa que pueda ser importante.
Daelyra sintió una oleada de tristeza y desesperación. Su mundo estaba lleno de incertidumbre y peligro, y la idea de separarse de su familia en estos momentos tan inciertos parecía demasiado difícil de soportar.
-Pero ¿por qué no pueden quedarse mis hermanos también? -preguntó Daelyra, su voz quebrándose en un susurro-. ¿Por qué solo yo tengo que quedarme?
Rhaenyra la miró con tristeza y compasión. Sabía que Daelyra no estaba preparada para asumir tal responsabilidad, pero también comprendía la necesidad de que todos cumplieran un papel en esta guerra de intrigas y poder.
-Porque tú, Daelyra, tienes un papel que desempeñar aquí. Aunque eres joven, tienes una agudeza y una valentía que nos serán útiles. Además, al permanecer en la Fortaleza Roja, podrás aprender y prepararte para un futuro en el que tus decisiones podrían ser cruciales para nuestra casa.
Las lágrimas de Daelyra comenzaron a rodar libremente por sus mejillas. La idea de quedarse sola, en una fortaleza llena de enemigos potenciales y sin el consuelo de su familia, la estaba devastando.
-No sé si puedo hacerlo -murmuró Daelyra-. Me asusta estar aquí sin ustedes. ¿Y si me pasa algo?
Rhaenyra la abrazó con ternura, envolviéndola en un cálido consuelo que contrastaba con la frialdad de la situación.
-Escucha, Daelyra -dijo Rhaenyra suavemente-. No te pasará nada si permaneces alerta y haces lo que te hemos enseñado. Tienes el corazón valiente de una Targaryen, y aunque la distancia nos separe, siempre estaremos contigo en espíritu. Estamos tomando medidas para protegernos y, si todo sale bien, pronto podremos reunirnos en Dragonstone y celebrar la paz, a demás es un sacrificio por la familia y el reino.
Daelyra se aferró al abrazo de su madre, el miedo y la tristeza cediendo ligeramente ante el consuelo que le ofrecía. Sin embargo, la duda aún permanecía en su corazón, y mientras la noche se adentraba en la fortaleza, sentía que su futuro se estiraba ante ella como una senda incierta.
Rhaenyra se separó suavemente, mirando a su hija con una mezcla de amor y determinación.
-Confío en ti, Daelyra -dijo Rhaenyra con firmeza-. Debes ser fuerte, por tu bien y por el de toda nuestra casa. Mantente atenta y recuerda que te queremos mucho. Esta es solo una prueba más en el camino que debemos recorrer.
Con un último beso en la frente y una mirada llena de esperanza, Rhaenyra se levantó y se dirigió hacia la puerta, dejando a Daelyra sola con sus pensamientos en la silenciosa habitación. La joven se quedó sentada allí, sintiendo el peso de la responsabilidad y el dolor de la separación, mientras la fortaleza roja continuaba su vigilia implacable bajo el cielo estrellado.
Las horas avanzaban lentamente, y Daelyra trató de encontrar consuelo en los recuerdos de su familia, en las palabras de su madre y en la esperanza de que, algún día, el futuro les permitiría reunirse de nuevo.
Ella era el sacrificio para que hubiera paz...
Holaaaa chicossss yo de nuevoooo
Este es el primer capítulo de este fic esperó y les guste muchooooo.
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Byeeeee
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•𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎 & 𝐃𝐄𝐁𝐄𝐑• |𝐀𝐞𝐠𝐨𝐧 𝐈𝐈 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 & 𝐇𝐎𝐓𝐃|
Fanfiction°•●𝐋𝐚 𝐣𝐨𝐯𝐞𝐧 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 𝐯𝐢𝐯𝐢ó 𝐬𝐮 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐲 𝐞𝐥 𝐬𝐮𝐟𝐫𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨, 𝐚𝐭𝐫𝐚𝐩𝐚𝐝𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐟𝐫í𝐚𝐬 𝐦𝐚𝐪𝐮𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚. 𝐂𝐨�...