Capitulo 3: Cruda Verdad

535 95 142
                                    

Justo cuando Kazuma se armaba de valor para redefinir su destino, el momento se quebró como un cristal frágil.

Apareció, el artífice de su desdicha, deslizándose a su lado con la indiferencia de un transeúnte cualquiera, como si el peso de sus pecados no fuera más que una sombra pasajera.

El rostro de Kazuma pasó de la incredulidad absoluta a una ira ardiente, una mezcla feroz de resentimiento y rabia que le quemaba por dentro, como una hoguera descontrolada.

-¡TIMEEEEEEEEEE!

Griiiiiiiiish!!

Sin titubear, su puño se envolvió en un resplandor carmesí.

Los rayos del programa Control danzaban alrededor de su brazo como serpientes de pura energía, un relámpago que caía directamente del cielo para arrasar con todo a su paso.

Esta era la furia desatada de una tormenta eléctrica, un cataclismo vivo que amenazaba con devorar lo que tocara.

En ese instante, Kazuma no era más que la encarnación de su propio desastre natural, una bomba de hidrógeno humana que no distinguía entre culpables o inocentes.

Los lujosos muros de las mansiones a su alrededor se volvieron insignificantes, meros espectros ante su cólera desbordada.

Ni siquiera se detuvo a pensar en la cercanía de su propia casa; el mundo a su alrededor se volvió un borrón irrelevante.

Solo había un pensamiento que lo consumía:

Si podía acabar con ese ser en ese preciso momento, si podía borrar esa figura odiosa de la faz de la existencia, entonces quizás, no... ¡Podría rehacerlo todo!

CRAASH!

El estallido resonó como ojiva desatada, levantando una nube de polvo espeso que cubrió el entorno como un velo.

Rocas y escombros volaron en todas direcciones, proyectiles erráticos que trazaban líneas caóticas en el aire. Kazuma sintió el impacto retumbar bajo sus pies, seguro de que su ataque había dado de lleno.

-¿Así es como saludas a tu único salvador?

Pero entonces, de la humareda densa emergió una voz calmada, indiferente, como si estuviera saludando a un viejo amigo.

El eco de aquellas palabras reverberó en el vacío, y, como un cuadro al que se le desvanecen los colores, el mundo de Kazuma perdió su color .

Todo a su alrededor se desdibujó en blanco y negro, como una fotografía antigua.

Los escombros que hasta hace un instante flotaban bajo su propio caos se congelaron en el aire, atrapados en una ingravidez surrealista.

El tiempo se había detenido.

-... ¿¡!?

'¿¡Qué!?'

Kazuma intentó moverse, pero sus pies no respondieron como deberían, como si algo invisible los sujetara.

-¡Pensaste que esto era un mal sueño, pero no! ¡Era yo, Time! Y sí, antes de que lo preguntes... ¡esto es una jojoreferencia! ¡Coff, Coff! —soltó, interrumpiéndose con una tos repentina— Ah... casi me ahogo con mi propia saliva.

-¡¡Grh!! ¡S-suelt—! ¡¡SUELTAME!!

'¿¡No es detención temporal!?, gritó para si mismo.

[-¡No, idiota! ¡Se supone que somos inmunes! Si no puede afectarnos directamente, eso quiere decir que todo a nuestro alrededor...]

Anular dio en el punto, no estaban paralizados por la detención temporal, sino por algo más complejo, como si el aire mismo lo mantuviera atrapado.

Kazuma se esforzó por moverse, pero era como nadar en cemento invisible; cada fibra de su ser se resistía, atada no por fuerza, sino por una autoridad que no podía romper.

Konosuba: Reload ProgramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora