Capitulo 7: ¡La Ciudad De Estos Locos Chunibyos!

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-¡Urrgh! ¡M-mis cachetes! ¡Duele! –se quejó Aqua, tratando inútilmente de liberarse.

Megumin y Darkness estiraban sus mejillas desde ambos lados, sincronizadas en su castigo, ignorando sus lamentos.

-¿De verdad tenías que hacer algo justo cuando estábamos a punto de salir? ¡Solo tenías que comportarte un día! –recriminó Megumin, tensando aún más el tirón.

-¡Ibaaah a hacerrr unnaa fieestaaah en mi nombreeeeh! –intentó defenderse Aqua, aunque con las mejillas estiradas, apenas podía vocalizar bien.

-¡Tu cumpleaños es en agosto, diosa de pacotilla! –respondió Megumin, irritada.

-¿Madrugar para esto? Demonios... –murmuró Darkness, resignada, aunque no aflojaba el castigo.

Desde que se anunció el viaje a la Ciudad Carmesí, el grupo intentó prepararse lo mejor posible, pero Kazuma no contaba con las tonterías de esta versión de Aqua.

'Esto no tiene fin...' pensó Kazuma, frustrado.

Observando la escena, decidió que quedarse de brazos cruzados solo los retrasaría más. Resignado, se dirigió hacia el anciano que manejaba la taquilla.

-¿Cuánto le deben? –Preguntó Kazuma, buscando en su billetera.

El anciano lo miró con una sonrisa que pasó de amable a sorprendentemente entusiasta en cuestión de segundos.

-Oh, nada grave, es una módica cantidad.–dijo, en un tono sin importancia–. Serían 5 mil Eris por los daños, y sumando la multa por el uso indebido del telepuerto... estamos hablando de unos 35 mil Eris en total.

Kazuma asintió, sin darle mucha importancia.

'Bueno, no es para tanto. El yo de aquí seguramente se unía a las travesuras de sus inútiles...' pensó, dispuesto a entregar lo que tenía.

[-¿Y por qué ellas están mirando con shock? Bueno, solo Darkness tiene curiosidad. –Dijo Anular, dando un breve vistazo hacia las chicas.]

Con un gesto despreocupado, Kazuma puso algunos billetes y unas cuantas monedas.

-... Jojojo. –El anciano las observó por un momento, arqueando una ceja antes de reír suavemente.

-¿Qué pasa, viste un payaso acaso? – Inquirió Kazuma con severidad.

El anciano, tranquilizó su risa. Como sí el chiste le hubiese arreglado el día, acto siguiente miró a Kazuma y explicó.

-Joven, esto no cubrirá ni la décima parte de la multa –dijo con suavidad, devolviéndole las monedas y los billetes.

Ante la respuesta del viejo, Kazuma no pudo evitar parpadear sumamente confundido.

-¿Eh? Son 35 mil, ¿no?

-Claro, 35 mil Eris... Y lo que usted me ha dado no alcanza ni para empezar –respondió el anciano, señalando las monedas y billetes que Kazuma había entregado.

Kazuma frunció el ceño, y antes de que pudiera responder, Aqua se acercó con aire despreocupado.

-Kazuma, Kazuma –lo llamó Aqua, con una sonrisa satisfecha, zafándose de las ataduras de Megumin y Darkness–. ¿Sabes cuánto diste?

-¿Qué pasa ahora? –respondió Kazuma, claramente irritado, mientras Aqua miraba el dinero.

Ella suspiró, como si fuera lo más obvio del mundo.

-No sé sí te has dado cuenta, pero Kazuma-san está dando solo 35 Eris.

Kazuma arqueó una ceja, sin entender.

Konosuba: Reload ProgramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora