❧ ༒︎ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔.6 ༒︎ ❧

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Miró para sus patas sin entender lo que sucedía. Dio vueltas sobre sí mismo y pudo ver una gran cola peluda. Se acercó al lago. Las aguas le devolvieron el reflejo de un lobo de pelaje castaño y ojos dorados. Era extraño, pero muy lejos de asustarse, se sintió feliz. Le gustaba lo que veía. Se quedó embelesado con su nueva imagen. No era tan grande como el lobo negro, sin embargo, tenía un aspecto hermoso y único. Su lomo era castaño y su vientre de tonos más claros. En su cuello y su mandíbula inferior, el pelaje era blanco, al igual que la punta de su cola.

Con paso lento y firme, el lobo negro se acercó a él y se puso a su lado. Los dos escudriñaban sus reflejos. Los ojos rojos del azabache lo miraban con ternura.

"¿Este soy yo?"

"Sí, pequeño, este eres tú. Tú verdadera naturaleza."

El castaño lo miró con un brillo especial en su mirada. Estaba emocionado. El azabache se acercó y unió sus frentes. Una cálida sensación los envolvió. Se sentía muy bien. Esa sensación llenó el vacío que existía en ambos corazones.

"¿Te gusta, pequeño?"

"¡Esto es maravilloso! ¡No quiero despertar de este sueño!"

"Jajajaja. No es un sueño, mi pequeño omega. Es real. Ahora tienes que volver a conectar con tus instintos más primigenios y recuperar aquello que los humanos te han quitado. No te preocupes, no estarás solo. Yo estaré a tu lado y te enseñaré a ser un verdadero licántropo."

"¿Licántropo? ¿Eso es lo que eres?"

"Jajajaja. Habla en plural, pequeña luna creciente. Somos. Nosotros y nuestra manada."

"¡Pero si eso sólo aparece en los cuentos de fantasía!"

"Todo cuento tiene un origen. Vivimos escondidos en pequeños clanes para sobrevivir. Escapamos de los humanos. Evitamos ser vistos, al menos en nuestra forma de lobo. Por eso sólo vivimos en las leyendas para los hombres."

"¿Por qué?"

"El ser humano es cruel. Es un ser vil y sin empatía. Sólo buscan su propia satisfacción y su vanidad. Son codiciosos y no respetan las leyes de la naturaleza. Matan por placer. Aléjate de ellos, no confíes en los humanos o serás su siguiente presa."

La mirada del alfa se tornó fría. Su voz se volvió grave. Su lenguaje corporal mostraba el rechazo que sentía hacia la raza humana.

"Entiendo. Sin embargo, no todos los humanos son así. Yo me crié entre ellos y también existe la bondad y el respeto."

"Lo sé, pero presta atención a mis palabras. Esos humanos que mencionas son muy pocos. La gran mayoría sólo fingen serlo y pronto se olvidan de sus principios. Son tentados por los placeres mundanos, por el dinero y el lujo. Su sociedad está diseñada para que en su interior sientan odio y envidia. Ten cuidado, pequeña luna creciente. Tú no perteneces a ese mundo. Eres un ser libre."

Wangji recordó todo lo que había vivido con su padre. También lo orgulloso que estaba de haber acabado con las manadas de lobos y la satisfacción que sentía cada vez que mataba un animal para decorar su sala de trofeos. También las conversaciones que escuchaba en la tienda. El azabache tenía razón. Aunque no creía que todos fueran así. Sabía que había personas que se esforzaban por ayudar a los demás, que amaban y respetaban la naturaleza. Sin embargo, también era verdad que esa clase de humanos eran los menos. La tristeza invadió su ser.

"No estés triste, pequeña luna creciente. Aunque esa verdad es dolorosa, un mundo nuevo se ha abierto para ti."

"¿Por qué me llamas pequeña luna creciente?"

"Porque eres un omega del clan luna creciente."

"¿Cómo puedes saberlo?"

"Por tu pelaje. Aunque cada patrón es único, cada clan tiene su propio color. El de Luna Creciente es marrón. Los lobos de Luna Nueva somos negros. Los Luna Llena son blancos, y los Menguante son grises. Estos son los cuatro clanes que conforman nuestra manada. Además, mira bien tu reflejo."

Wangji miró para las cristalinas aguas. Al principio no sabía qué era lo que tenía que ver. Intuyendo la confusión del joven, el lobo azabache le acarició con el hocico la garganta. Entonces lo vio. Una mancha café en forma de luna nueva. Miró para el gran alfa sorprendido. Éste entrelazó sus cuellos y refregó cariñosamente su cabeza contra la del omega, porque sí, estaba claro que era un omega y también su mate. Se quedaron unos instantes sintiéndose, hasta que las preguntas asaltaron la mente del castaño.

"¿Y qué me pasó? ¿Cómo acabé viviendo con los humanos? ¿Quiénes son mis verdaderos padres? ¿Siguen vivos? ¿Podré conocerlos?"

"¡Wow, wow, wow! Calma, pequeño, son muchas preguntas y yo no tengo las respuestas. Sólo una suposición. Supongo que eres unos de los cachorros que perdimos en la luna de sangre."

"¿Luna de sangre? ¿Qué significa eso?"

"La noche donde empezó nuestra desgracia. La gran masacre. Perdimos a muchos de los nuestros. Mis padres, entre ellos."

El alfa lloraba al recordar lo sucedido. Aún siendo un pequeño cachorro de tres años, esa noche seguía vívida en su memoria. Un recuerdo aterrador que jamás olvidaría.

"Yo... Lo lamento mucho... ¿Qué pasó exactamente?"

"Es mejor que lo veas por ti mismo. Que la diosa luna te muestre los sucesos de esa noche. Lo siento, yo te esperaré aquí. No necesito recordar algo que no puedo olvidar."

"Entiendo. No estés triste. Aunque los recuerdos pueden ser dolorosos, son sólo eso, recuerdos."

El omega se acercó al alfa y apoyó la cabeza sobre su hombro. Un ligero y reconfortante ronroneo salió de su garganta. Era la primera vez que ronroneaba. El alfa acercó su cabeza a la del contrario y dejó que lo consolara hasta alejar su pesadilla interior. Vio como un pequeño punto negro empezó a crecer hasta convertirse en una gran agujero.

"La diosa Luna ha respondido a tu petición, pequeño. Tal vez descubras tu verdad. Ve."

El alfa se separó de su mate. Wangji miró en la misma dirección que él y también vio el gran agujero negro. Como si fuera un imán, se sentía atraído por él. Empezó a caminar con paso dudoso. ¿Qué era aquello? ¿Qué iba a suceder después de cruzar? Volteo su vista. El gran alfa estaba acostado, con las patas delanteras cruzadas y su cabeza sobre ellas.

"Una pregunta."

"¿Qué sucede ahora?"

"No me has dicho tu nombre."

El alfa sonrió.

"Zhan, Xiao Zhan, pequeño, pero puedes ponerme el mote cariñoso que más te guste. ¿Alguna duda más?"

"¿Qué es esto?"

"Los humanos lo llaman un agujero de gusano. Es un portal interdimensional que te puede transportar a cualquier lugar y a cualquier tiempo, aunque sólo serás un espectador. Veas lo que veas, no podrás interferir en el curso de los hechos. Eso ya pasó y no se puede cambiar. No temas, la diosa Luna te guiará."

"Está bien, Zhan. Espérame. Regresaré pronto."

Vio como el castaño se alejaba y entraba con decisión en el agujero. Suspiró feliz. Al final había encontrado a su destinado. Una luz intensa se mostró frente al alfa.

"¿Era por esto por lo que me lo enviaste?"

Sintió como el haz de luz sonreía y luego, simplemente, desapareció.

Luna nueva Luna creciente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora